-La primera parte de la forma es la más importante- dijo el Maestro. -Por eso le dedicamos tanto tiempo a su aprendizaje. Es la base sobre la que se contruye el edificio del taichi chuan. Es muy importante que salga bien, aprenderla bien. Si no después, en el resto de la forma van a tener serios problemas y van a demorar más por no haber construido una buena base.

-Piensen en esto: nuestra forma tiene 99 movimientos y realizarla completa demanda alrededor de 20 minutos. En ese tiempo la mayoría de las técnicas se ejecutan una sola vez. ¿Cómo puede uno incorporar bien una técnica si la ejecuta una o tal vez dos veces? Es imposible.
La primera parte de la forma, hecha bien despacio, lleva 5 minutos. Es mejor hacer cuatro veces la primera parte que una sola vez la forma completa. Además, si uno aprende en profundidad la primera parte y llega a comprenderla, luego, el resto de la forma se aprende rápido.

-En ese proceso aprendemos coordinación, fuerza, flexibilidad, equilibrio, fluidez y, lo más importante, aprendemos a conectar todo el cuerpo como una unidad bajo el liderazgo de la mente. Esto último suele ser lo más difícil de aprender. Mucha gente ve el movimiento que hay que hacer, lo entiende, pero es incapaz de realizarlo con su propio cuerpo. Pareciera que la mente no es capaz de hacer llegar sus órdenes al torso, la cadera, las piernas y los brazos.

-Hoy cualquiera pueda levantar el teléfono y conectarse con otra persona que vive en la otra punta del planeta; en un instante su voz recorre miles de kilómetros hasta llegar a destino. Sin embargo, muchos no pueden hacer que la «voz» de su mente llegue a sus piernas para que realicen un movimiento correctamente. ¿Cómo es esto posible si la distancia entre el cerebro y las piernas es tan corta?

-Hay que aprovechar que la primera parte de la forma tiene pocas técnicas para desarrollar ahí esa conexión indispensable entre la mente y el cuerpo, porque allí donde va la mente también va la energía. No sirve de nada tener mucha energía si no hay una mente capaz de orientarla con eficacia.

-Por otro lado ¿si no somos capaces de hacer que nuestro propio cuerpo nos responda, cómo vamos a pretender que las demás personas lo hagan? Muchas veces hablamos sobre la necesidad de trabajar con la espalda derecha y, si tenemos que bajar, hacerlo flexionando las rodillas. Sin embargo todavía hay alumnos que en lugar de eso, bajan doblando la cintura, agachándose. ¿Cuántas veces lo dijimos? Un montón. La mente comprende la consigna pero es incapaz de hacer que el cuerpo la ejecute. ¿Si no puedo enseñarle a mi cuerpo cómo voy a poder enseñarle a los demás?

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 24 de julio de 2010