Un arma secreta

Jun 11th, 2011 | By | Category: Charlas con el Maestro

-Lo que ustedes aprenden aquí es un arma secreta -dijo el Maestro. -El arma secreta es el arma o recurso que tenemos, pero que los demás no saben que tenemos. Ese arma secreta está en los detalles pequeños, que es de donde surge la buena técnica. Lo que ustedes aprenden aquí les brinda recursos en cualquier circunstancia de la vida. La práctica les permite tener un cuerpo más fuerte, flexible y coordinado. El entrenamiento en pareja les permite desarrollar sensibilidad para anticiparse a las situaciones cambiantes y reaccionar ante ellas de manera eficaz. La concentración les permite ser dueños de ustedes mismos. Todo esto les da seguridad y paz interior para enfrentar los asuntos de la vida de la mejor manera. Si practican todos los días con disciplina, paciencia y concentración, todo lo demás les resultará más fácil.

-El otro día tuve una paciente que me decía que no tenía paciencia, que ella quería todo rápido y fácil, que la vida era para disfrutar. Yo le pregunté si ella creía que era la única hija de Dios. Me contestó que no, que todos somos hijos de Dios. Entonces, yo le dije que el resto de la humanidad tiene que trabajar duro para conseguir las cosas que necesita ¿por qué ella iba a esperar que todo le resulte fácil y rápido? ¿Acaso Dios tiene una predilección especial por ella?

-Esperar que las cosas resulten fáciles y rápidas no es una buena estrategia ante la vida. No podemos quedarnos parados acá y esperar que el alimento, la vivienda o el trabajo vengan hacia nosotros. Tenemos que trabajar para conseguir lo que necesitamos. ¿Eso significa que no se puede disfrutar nada en la vida? Claro que no. Pero primero hay que trabajar con disciplina, paciencia y concentración. Ese trabajo nos va a ir dando frutos de los que vamos a disfrutar. Y no sólo vamos a disfrutar de los frutos cosechados también llegaremos a disfrutar de la siembra. Cuando se practica con concentración y amor, se disfruta todo el proceso. Pero es importante saber que en este mundo no hay ganancia si antes no hubo inversión. No se puede disfrutar de algo si antes no se trabajó para conseguirlo.

-Por eso yo practicaba «como tonto». Si mi maestro me decía que haga mil pasos en el círculo de pakua chang, yo no discutía ni me quejaba ni preguntaba para qué; me ponía a caminar. De esa manera pude adquirir una muy buena base de pakua chang. Además, estaba practicando respeto y devoción al maestro, humildad y desinterés por obtener resultados inmediatos. Todo eso ayuda a fortalecer el espíritu y alcanzar niveles más altos en la práctica.

-A veces me encuentro con gente que me dice «a mí me interesa sólo el aspecto terapéutico del taichi; no el aspecto marcial». Yo les contesto que no se puede a prender bien sólo una parte; hay que aprenderlo completo, en todos sus aspectos, porque es imposible separar uno del otro. Por ejemplo, si entrenamos el aspecto marcial, aprendemos a lidiar con agresiones externas. En la vida cotidiana nos enfrentamos continuamente ante agresiones externas, desde microbios, palabras ofensivas hasta personas que nos empujan en el colectivo. Aquí aprendemos a lidiar con esas situaciones, no desde la postura del que va a buscar pelea, sino desarrollando la sensibilidad necesaria para advertir la agresión antes de que llegue y detenerla o desviarla para que no nos haga daño. Todo esto nos ayuda a mantenernos equilibrados y a volver sanos a casa, es decir que el aspecto marcial termina fortaleciendo la salud.

-Otro ejemplo: en el entrenamiento marcial aprendemos a levantar la rodilla para fortalecer el equilibrio, dar un rodillazo o esquivar una barrida o una patada baja. Muchas veces, caminando por la calle, la gente sufre caídas al tropezarse con una baldosa o el cordón de la vereda. Esas caídas, que generan lesiones en la piel, las articulaciones y los huesos, pueden evitarse si uno está entrenado para levantar las rodillas a tiempo y tiene un buen equilibrio dinámico. Todos estos atributos se cultivan en la práctica marcial.

-La práctica marcial, además, nos da fé y seguridad en nosotros mismos. No andamos por el mundo buscando pelea para medirnos con los demás. El sentido del entrenamiento marcial es parecido al de un ejército. El país tiene su ejército, que se entrena para ser fuerte y eficaz. Pero ese ejército no está en guerra todos los días, ni anda provocando a los países vecinos. Entrena para poder defender al país en caso de necesidad. Nosotros entrenamos todos los días con el mismo propósito. Eso nos da seguridad en nosotros mismos y eso es muy importante para conservar la salud mental y física. Si tenemos fé en nosotros, estaremos «llenos» y no habrá lugar para la depresión, que es un estado mental que debilita el sistema inmume del organismo.
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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 11 de junio de 2011

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