Una buena siembra

Mar 9th, 2013 | By | Category: Charlas con el Maestro

Este sábado el Maestro volvió a la plaza después de su viaje a Taiwan.

-¿Qué tal está su papá, Maestro? – preguntó María.

-Muy bien. Tiene 96 años y ahora está más sano que antes –dijo el Maestro-.Esto se debe a que su mente es muy sencilla. Todos los días se pone a copiar sutras y recita el mantra “nan mo a mi tuo foo”. Además, hace tallado de madera y diferentes manualidades con papel reciclado. Ahora que estamos en el año de la serpiente, encontró una rama caída de un árbol que tenía una forma ondulante y talló una serpiente y quedó bárbara.

-El hábito de reciclar su papá lo aprendió de la Fundación Tzu Chi? – preguntó Gustavo.

-No, mi papá recicla desde que era joven y yo aprendí de él –dijo el Maestro-.En nuestra práctica tratamos de fortalecer la concentración y esto nos permite penetrar más a fondo en el conocimiento del mundo que nos rodea, tanto el mundo natural como el social. Mientras estaba en Taiwan estuve con un amigo con 40 de experiencia en antigüedades. Me mostraba una pieza muy antigua y decía que era de bronce. Yo la miré y advertí que era bronce mezclado con oro. Se lo dije pero mi amigo no me creyó. Días más tarde me llamó para contarme que aquella pieza sí tenía oro. ¿Por qué él, a pesar de sus 40 años de experiencia no sabía eso y yo con apenas una mirada me di cuenta inmediatamente? Por nuestra práctica, por la concentración en los detalles pequeños, por la sensibilidad. Esta práctica nos permite comprender infinidad de asuntos y resolver infinidad de situaciones.

-Algunos me preguntan cuánto tiempo llevaría aprender taichi chuan y yo les respondo que toda la vida. ¿Cómo logramos afinar la concentración con el taichi chuan? Disciplinando la mente para que esté presente en cada instante del movimiento, en cada parte del cuerpo. Esta concentración si es profunda hace que todo nuestro ser funcione como una unidad. No hay separación entre cuerpo, mente y espíritu; todas las partes son una sola cosa.

-Cuando actuamos de manera concentrada estamos refinando nuestra semilla; la semilla que brotará en la siguiente vida. Tenemos que aprovechar en esta vida la afinidad que hay entre nosotros para profundizar nuestra práctica, porque no sabemos cuánto tiempo vamos a poder estar juntos o cuando vamos a volver a tener una buena afinidad como esta.

-Miren lo que pasó con el presidente de Venezuela. Ganó las elecciones y seguramente deseaba gobernar por muchos años más, pero las cosas resultaron de otra manera. La vida es impredecible y no sabemos hoy lo que nos va a pasar mañana.

-Pero a pesar de lo variable e impredecible que es la vida, hay que actuar, pensar y hablar bien. Si uno realiza una buena práctica, su situación va a mejorar, en esta vida o en la siguiente. Todos queremos estar mejor; todos deseamos algo más, eso es normal. Pero si ese deseo es exagerado se puede caer en la codicia. Si queremos mejorar, tenemos que plantearnos objetivos que estén de acuerdo con nuestras fuerzas reales. Tenemos que conocer nuestras capacidades e ir avanzando poco a poco, sobre terreno firme. Si sólo pensamos en el objetivo y no prestamos atención al momento presente nunca vamos a avanzar. ¿Cuánto falta? ¿Ya llegamos? Este tipo de pensamientos son los que traban el progreso de la gente e impiden concentrarse en lo que se está haciendo aquí y ahora. En Taiwan a los alumnos en la escuela primaria se les enseña: lo importante es hacer una buena siembra; sin pensar en cuándo va a llegar la cosecha.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 9 de marzo de 2013. Se prohibe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.

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