El camino del medio

Jun 15th, 2013 | By | Category: Charlas con el Maestro

-Quisiera hablar sobre cuestiones de etiqueta –dijo el Maestro-. Por ejemplo, si la clase ya comenzó y un alumno llega tarde y me saluda, debe hacerlo dentro de mi campo visual. Si entra y se ubica a un costado o detrás de mío, yo no me doy cuenta de que me está saludando.

-Otro asunto relacionado con la etiqueta es la cortesía. La cortesía es muy importante en el vínculo entre las personas, pero debe administrarse de manera justa y equilibrada. Preguntarle a alguien “¿Cómo estás?” está muy bien; transmite la idea de que uno está atento al bienestar del otro. Pero preguntar a cada rato “¿Cómo estás?” sería una exageración.

-Sucede que a veces no se sabe de qué tema hablar con el otro. Para eso es bueno conocer qué cosas le gustan o interesan al otro. De ahí pueden salir buenos temas de conversación. ¿Por qué hablo de esto? Porque veo que a mucha gente le cuesta encontrar el equilibrio justo en el tema de la cortesía.

-La otra vez, en la sala de espera de mi consultorio, un señor se hizo pis encima. Le pregunté por qué no pidió ir al baño y me respondió que le daba vergüenza usar el baño de otra persona. No entiendo su forma de pensar ¿creería este señor que pedir usar el baño es un falta de respeto hacia el dueño de casa?

-Otra situación: un paciente acaba de llegar al consultorio, le abro la puerta y le digo “adelante” y él entra diciendo “permiso”. ¿Qué necesidad hay de pedir permiso si acabo de permitirle la entrada? Eso es un exceso de cortesía.

-Si una persona hipertensa está en la calle y sufre un pico de presión lo mejor es que se ponga a gritar pidiendo ayuda. En una situación así hay que olvidarse de las normas de cortesía porque hay una vida en juego.

-En el taichi chuan ocurre lo mismo; hay que aplicar la técnica de manera precisa, sin excesos y sin carencias.

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-Con los alumnos más antiguos yo soy más exigente y menos indulgente que con los nuevos. Si no ¿de qué sirvió estudiar tanto tiempo conmigo si no aprenden bien? Mi maestro también era muy estricto. Si no hacíamos las cosas bien nos daba un golpe en la cabeza para que pongamos más atención. De esa manera practicábamos bien concentrados.

-Ahora creo que no se hace, pero cuando yo era chico, en la escuela de Taiwan, el maestro tenía una vara, un palito. Recorría el aula y si veía a alguien con una mala postura, le pegaba para que se siente derecho. De esa manera los chicos aprendimos a no andar encorvados. En la actualidad la tendencia es a prohibir los castigos corporales en las escuelas, pero no sé si eso ayudó a que la gente se eduque y desarrolle mejor.

-Hay un país –ahora no me acuerdo cuál- en el que las leyes ponen muchas trabas al divorcio. Si una pareja quería divorciarse, se presentaban ante un juez y éste los enviaba a una isla desierta por una semana con una frazada como único equipaje. Al principio, marido y mujer están peleados y no quieren ni hablarse, pero cuando llega la noche y baja la temperatura, se dan cuenta de que necesitan estar juntos para no morir de frío. De esa manera descubren cuánto se necesitan mutuamente y recuperan el sentimiento que alguna vez los unió.

-Volviendo a lo que decía al comienzo: es importante hacer todo en su justa medida, sin exceso y sin carencia. ¿Y cómo sabe uno cuál es el punto justo? A través de la práctica. Practicando con concentración se descubre cuál es la medida justa de todas las cosas. Al hacer las cosas en su justa medida se obtiene el 100 % del beneficio.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 15 de junio de 2013.  Se prohibe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.

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