Dijo Gustavo Pereira:

-Hay algo del Maestro que siempre me impactó. Siempre me dice: “Gustavo, hay que aprender de la Naturaleza para poder estar bien”. Ayer anoche leí la charla en que el Maestro habla sobre aprender de la Naturaleza y hubo una palabra que para mí es la más importante: la sintonía. Sintonizar con la Naturaleza significa estar en orden, en un buen camino. Y la Naturaleza es la que nos dice a nosotros cuál es el buen camino.

-Un árbol o una planta, para estar bien, tiene que madurar. Y el Maestro nos dice que debemos madurar para entender la esencia. La esencia está en lo más profundo y eso es algo que a mí siempre me llegó. Por eso me dediqué a las plantas, a los bonsái. Me doy cuenta que la Naturaleza nos da vida y nosotros la estamos destruyendo por el mal camino que estamos llevando. Pero si nosotros tomamos conciencia y tratamos de madurar y ser más correctos, podemos llegar a la frase que el Maestro siempre repite: disciplina, paciencia y concentración. Así, vamos a desarrollar más conocimiento y vamos a tener más paciencia para dedicarnos al movimiento.

-Otra cosa importante es el equilibrio. El universo y nuestro cuerpo son redondos y el taichi chuan también. De esta manera están en equilibrio. Nosotros también tratamos de encontrar el equilibrio en todos los movimientos y sentirnos cómodos. Por suerte el Maestro nos corrige y nos ayuda a hacer bien los movimientos y eso hace que nos sintamos como practicantes.
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Dijo Daniel Fresno:

-En la primera charla del Maestro registrada en la página de Internet de la Escuela aparecen los tres atributos que hacen falta para avanzar en la práctica espiritual: disciplina, paciencia y concentración. Hoy quisiera hablar sobre la concentración.

-La concentración es lo contrario a la dispersión. La concentración es la capacidad mental de enfocar la atención en un punto. La concentración en este caso nos permite resolver nuestros asuntos con más eficiencia y aprovechando mejor nuestro tiempo.

– Durante la práctica del taichi chuan, pakua chang o hsing i chuan la concentración nos permite unir mente y cuerpo para que actúen juntos y solidarios. Por suerte, los detalles pequeños de nuestro estilo nos exige una alta concentración. ¿Qué pasa si no practicamos concentrados? Perdemos el equilibrio, nos olvidamos la sucesión de las técnicas, los movimientos salen mal.

-La concentración también nos permite ser concientes de lo que estamos pensando. Nos permite darnos cuenta de cuál es el contenido de nuestra mente en cada momento. Esto es muy importante porque nuestro pensamiento se convertirá en palabras y luego se convertirá en acciones. Cuando no somos concientes de lo que estamos pensando, nuestra mente no está vacía; está funcionando siguiendo hábitos mentales inconcientes, que terminan convirtiéndose en acciones inconcientes.

-Estar atentos al contenido de nuestra mente nos permite identificar las ideas y su origen. Por ejemplo, esto que estoy pensando ahora ¿de dónde salió, cómo y cuándo llegó a mi mente? ¿es una idea mía o la aprendí de otra persona? ¿qué puede pasar si sigo actuando de acuerdo a estas ideas? La mayoría de la gente no es conciente de las ideas que la mueven a actuar y a tomar decisiones.

-En otro sentido, la concentración es también la búsqueda de la unidad entre pensamiento, palabra y acción. Quien logra la armonía entre su mente, su palabra y su práctica es una persona íntegra. Eso es lo primero que me llamó la atención del Maestro: es una persona íntegra. No hay división entre lo que dice y lo que hace. Hay una perfecta sintonía entre sus ideas, sus palabras y sus actos.

-Creo que buena parte del sufrimiento de la gente y de la sociedad tiene su origen en esta falta de armonía entre pensamiento, palabra y acción. Esta disociación está tan arraigada que ya no nos damos cuenta de que existe. El gran Jorge Luis Borges tiene una frase que refleja esta separación: “Somos los libros que hemos leído”. Yo creo que no somos los libros que leímos, no somos las ideas que tenemos en la mente; somos lo que hacemos con esas ideas. Esa es una de las enseñanzas más valiosas de nuestro Maestro.
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Dijo María Caruso:

– Creo que los temas de todas las charlas que nos da el Maestro están íntimamente relacionados, con la disciplina, la paciencia, la concentración al practicar, la acción y el no dejarse estar, etc.

-Personalmente la práctica del taichi me ha llevado a cultivar la paciencia (no sé si lo he logrado del todo), al principio no llegaba a comprender y pensaba que tenía que hacer los movimientos y enseguida aprender otros nuevos. Hoy con el paso del tiempo y después de disciplina y esfuerzo he comprendido que tenemos que entrar en acción para lograr resultados, que con la teoría sola no basta.

-Si nos dedicamos con disciplina y esfuerzo a practicar taichi o chi kong (en mi caso), logramos finalmente la concentración deseada y es entonces cuando comprendemos un poco qué pasa con la energía que movemos. -Esto mismo, sin darnos cuenta, es llevado a las vivencias cotidianas, al trabajo, a la vida con la familia y los amigos y en general, a todo lo que nos rodea, pues vamos produciendo sin darnos cuenta cambios importantes.

-He aprendido que al igual que con aquellos ejercicios o formas que parecían imposibles de hacer y con dedicación, práctica y paciencia fueron saliendo, en la vida nos pasa lo mismo y finalmente aprendemos pues cuando logramos concentrarnos nuestra mente encuentra el camino y todo cambia para mejor aunque en algunos momentos tengamos que soportar adversidades, la interacción con los demás y las dificultades en nuestra vida nos permiten crecer, aprender y hacernos más fuertes en el aquí y ahora , pues nos fortalecemos espiritualmente cuando experimentamos y finalmente logramos comprender algo que no conocíamos, que es la sensibilidad y la fuerza de la que somos capaces en todos los aspectos de la vida.

-Espero haber sintetizado en estos pocos minutos que con disciplina para la práctica, paciencia y esfuerzo, podemos alcanzar nuestros mayores logros en cualquier situación que la vida nos ponga a prueba y ser cada día mejores.
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Dijo Angélica Retamar:

-Yo no traje nada escrito pero quisiera hablar sobre lo que descubrí en estos años practicando taichi chuan con el Maestro. El siempre nos habla de la disciplina, de disciplinar el cuerpo, la mente y el espíritu.

Disciplinamos el cuerpo siguiendo los pequeños detalles, no solo en el taichi sino también en la vida cotidiana. Eso hace que mejoremos como personas.

-La mente es más difícil de equilibrar. Para disciplinar la mente hay que practicar mucho, meditar. La mente es traicionera. Ayuda mucho el ser compasivos, tratar de ayudar a los demás y a la Naturaleza misma.

-El Maestro dice que la soberbia es uno de los enemigos o demonios internos más difíciles. Cuando tratamos de ser compasivos y ayudamos a los demás podemos limpiar esa soberbia de la mente y cambiar. Esto es lo que aprendí acá en la Escuela gracias al Maestro y de la mano de todos mis compañeros. Yo nunca fui disciplinada, pero acá fui aprendiendo lo que era la disciplina y de la mano de mis hermanos de práctica me siento bien y en el camino correcto.
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Dijo Daniel Dos Santos:

-Cuando practicamos en la clase, el Maestro hace los ejercicios con nosotros para que lo copiemos y aprendamos el movimiento. En ese momento, a su lado, sentimos que las cosas nos salen mejor y que nos equivocamos menos. Pero cuando trabajamos solos en casa nos sale todo con poca coordinación y más errores.

-Por eso es tan importante prestar atención cuando el Maestro nos enseña algo o nos corrige. Pero cuando practicamos solos tenemos que esforzarnos por sacar el movimiento por nuestra cuenta. Esto ayuda a entrenar nuestra memoria y nos obliga a probar y a hacer muchos intentos. Esto puede parecer una práctica inútil, pero no. Es muy importante porque desarrolla y potencia nuestra concentración, voluntad y disciplina. Nos obliga a esforzarnos por recordar la enseñanza para luego tratar de pulirla por nuestra cuenta cuando practicamos solos en casa.

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Resumen de las palabras de discípulos y alumnos del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 21 de junio de 2014.  Se prohíbe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.