El llamado del alma

Un papel originalmente blanco, usado para escribir o dibujar, sumado a innumerables anotaciones se convierte en un garabato, y deja de ser un papel limpio o legible.

Lo mismo sucede con nuestra mente. La mente de un niño es tan pura, tan transparente, apta para aprender con facilidad y recordar muchas cosas, pero con el transcurso del tiempo la complejidad aumenta. ¿Qué debemos hacer? Lavar el cerebro diariamente, ordenar los pensamientos. ¿Y cómo se logra esto? El método más efectivo sería la meditación. No obstante, es difícil entrar directamente en la concentración máxima al meditar, por lo tanto primero controlamos la mente mediante movimientos y de a poco uno se va concentrando. Al hablar de movimientos me refiero a la práctica del Tai-Chi y del Chi- Kung. El tiempo requerido para lograr la concentración depende de cada uno, pero la principal condición es la paciencia y la constancia.

El siguiente paso es darle importancia a la cortesía (o ritos de reverencia, en chino, Li Chie), respetar al prójimo, ampliar el corazón, es la mejor forma de cortesía para las relaciones sociales. Esto debe salir naturalmente del corazón, no sólo en apariencia, porque se vería antinatural. Quizás al principio nos resulte incómodo, pero luego de “simular” un tiempo, se va incorporando esa costumbre, como el ejemplo que les doy siempre, un nuevo movimiento debe practicarse 300 veces. Al acostumbrarse a este nuevo movimiento, uno va fijando la forma. Si logran esto, indudablemente adquirirán mucha confianza en sí mismos, vivirán la vida sin preocupaciones.

Tal vez alguno se pregunta: ¿todos debemos practicar lo anteriormente dicho? Depende de lo que uno pretende de sí mismo en cuanto a la cualidad moral de la vida. La vida de los que afirman el respeto y la cortesía será más disciplinada y ordenada. Porque la disciplina es funcionar siguiendo las leyes naturales y no desviarse. Mientras que el orden impide la desesperación y el disturbio. Si actuamos cumpliendo las normas, las cosas se realizarían con éxito y naturalmente sentiremos paz y libertad en el corazón, levantaremos nuestro ánimo y viviremos en plenitud. De lo contrario, estaremos nerviosos todo el tiempo, llenos de preocupaciones y angustias, incluso tener miedo de cualquier cosa, provocando una situación terrorífica.

Los que no comprenden el sentido de la vida, siempre se preguntan “ por qué”, por qué mientras hay tanta gente afortunada a mí me rodea la mala suerte, por qué estoy enredado en situaciones no deseadas. Pero no se pregunta cuánto se esmeró, cuánto esfuerzo hizo; si reúne las condiciones para lograr lo que se propone. Mucha gente sólo ve el éxito del otro, pero no intenta comprender el proceso de lucha. También hay gente que se burla de otro cuando ve fracasos u obstáculos en el proceso de lucha, pensando que uno es más inteligente, ya que al no intentar no fracasará. Si todos pensamos igual, ¿cómo mejorarían las cosas en este mundo? No habría posibilidades de desarrollo. Uno no debería subestimarse, el esfuerzo trae aparejado un buen porvenir. Todos tenemos distintas capacidades ocultas, y como les dije en ocasiones anteriores, sólo tenemos que explorarlas, intentando diversos tipos de actividades o de situaciones para conocer sus propias habilidades. Al probar más cosas ganamos experiencia, lo cual enriquece nuestras vidas, y es uno de los requisitos para alcanzar el éxito.

Partiendo de la práctica del Tai-Chi, haciendo cada movimiento concentradamente, meditando y razonando cada movimiento, ejercitándolo para luego entenderlo, podrá reflejar los puntos esenciales de cada movimiento en todas las cosas, aplicando la misma teoría en diferentes contextos, esa es la verdadera forma de aprender Tai-Chi.
¿Por qué les exijo más práctica y doy frecuentemente explicaciones? Porque deseo que todos desarrollen la paciencia, que practiquen usando el corazón y así podrán acortar el tiempo de aprendizaje. Mucha gente cree que terminada la forma y memorizado cada uno de los movimientos ya aprendió todo sobre Tai-Chi, en realidad hay que entender la parte teórica y adoptarla en su totalidad para comprender verdaderamente el Tai-Chi.

Un buen estilo de Tai-Chi es suficiente para profundizarse en él toda la vida, se puede explayar ampliamente sin hartarse, es el alimento del alma, el rocío dulce de la inteligencia innata. Los invito a invertir un poco de su tiempo para saborear ese gusto que es eternamente maravilloso.

Chao Piao Sheng
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Palabras del maestro Chao a sus discípulos y alumnos durante la cena de fin de año del 17 de diciembre de 2005