Pakua chang

O de como a muchos de nosotros nos sorprendería encontrar en nuestro Buenos Aires querido a inmigrantes que caminan impasibles un círculo de ocho pasos.
Esta caminata oriental, llamada pakua por sus inventores chinos, al ser parte de la «familia interna» de las artes marciales chinas, comparte con el conocido taichi chuan la teoria opuesta al kung fu «externo» de Shaolín. Externo en este caso significa que es muscular, fuerte, ágil, pero, por lo tanto, agotador para el corazón, las articulaciones y las vértebras, lo que se notara más a medida que la persona envejezca.
Más modestas en su velocidad, pero prácticas para acompañarnos toda la vida, estas artes internas comienzan al revés. Cuidando esas mismas partes frágiles del cuerpo, sensibilizan la energía interna del practicante, para permitirle, con los años, el uso visible de esa fuerza interior.
(…) lba a comenzar 1986, y por enésima vez me acerqué a un gimnasio, interesado en un aviso sobre otro arte interno, tan poco difundido entre nosotros, el xingyi. El maestro era chino; en efecto, estaba alli enseñando ambas cosas, aunque del pakua yo tenía una idea imprecisa, adernás del taichi, que por entonces no me interesaba. Aclaremos que es cornún en otros países ver profesores que se han ocupado de estudiar toda la familia interna.
El joven y discreto sifu (maestro), el señor Chao, tenía un interesante curriculum. Su propio maestro, como después averigüé, fue el famoso Wang Shu Jin, discípulo de Chang Chao Dong. Este le enseñó el pakua estilo ng-mei, y luego Wang aprendió otra variante, compatible pero distinta, del ermitano Xiao Hai Po (…) Además, pasó un año aprendiendo la meditacion de pie de Wang Xiang Chai.
(…)
El pakua del que hablamos puede resumirse como «caminar», más que movimientos de manos. A un principiante, como yo, le atraen más los «cambios» de manos y dirección.
Aunque resulte aburrido para nuestro carácter, esa es la tradición del divulgador del arte, Dong Hai Chuan. Según la leyenda, después de dejar su extenuante estilo extemo, caminó durante siete anos alrededor de un árbol. Eso sí que sería aburrido, pero él no se rindió. Cuando volvió al mundo, lo encontramos en la mansión de uno de los tantos príncipes manchúes de la capital, como un sirviente anónimo. Un dia, apurado por servir una bandeja cargada de manjares, cortó camino saltando una ligustrina de un par de metros de alto. El sorprendido principe Su, que no contaba con que las viandas llegaran a la fiesta ni con el talento de su criado, le pidió una demostración de sus habilidades. Esa es otra historia y el principio de la divulgación del pakua en ambientes laicos. Un largo camino hasta nuestro Buenos Aires querido. ¿Pero, para que tanta caminata? Para fortalecer las piernas, base del cuerpo, como en cualquier arte marcial.

Tal vez porque el tronco, orientado hacia el centro del círculo activa los órganos. Tal vez, para despertar la energía interna «chi», que aquí tanto mencionarnos, creyendo que es cuestión de pensar mucho, que ya vendrá.

En fin, al buen maestro le parece que los occidentales preguntamos mucho. Aquí relacionamos el pakua con diagramas taoístas y ancianos ermitaños chinos meditando, sentados en una montaña entre los bambúes
Un verdadero practicante de ese arte marcial se verá enfrentado a cuestiones mas reales, el círculo tan misterioso lo imitará él con sus brazos y codos, rodillas y cintura, cuello y tronco «curvados» en un círculo, sus manos en forma de «palma de hoja de loto» mientras camina y camina. Carnine «más abajo, más abajo». Al principio las piernas duelen un poco, y yo no podía evitar el preguntarme «quién me habrá metido en esto». Nada, «más abajo, más abajo». Ya no duele, empieza a llegar algún resultado. Era más fácil de lo que parecía, consolémonos y sigamos a paso vivo, soldado. Pero, pensaba yo, ya hice la conscripción, señor Chao. Caminar «mas abajo», hacemos el «primer cambio», caminar, «segundo cambio», este es el secreto de todo el asunto
Cambio: de pronto giramos, y sólo con unos movimientos relampagueantes hemos cambiado la dirección de nuestra caminata. Descubrimos como cada movimiento puede fundirse en otro, en una mezcia tan imprevista como sencilla, círculo dentro de círculo. Yo he visto a Chao esquivando a un alumno como un fantasma, arriba y abajo, acercándosele como un Nicolino Locche, de cuya reputación de intocable nunca había oído hablar
¿Pero, todo eso, sirve para defenderse en la calle? Para prepararse para eso usted se enfrentara con ¡más circulos!! Como en taichi chuan, se practica tui shou,que es: un círculo. Empujando las manos en círculo, equilibrando hasta que uno se desequilibre y quede indefenso y sorprendido. Usted empezará solo y con una mano, luego en pareja, luego con ambas manos y en varies ángulos. Después, aún sin movimiento circular, todo el cuerpo siente los movimientos y la respiración del oponente. Círculo dentro de círculo.
En fin, misterioso como es, el arte del pakua chang no es imposible de aprender pero, mejor no trate de explicárselo a otra persona. Sólo se lo siente practicando uno mismo. ¿Y, entonces, para qué escribo este artículo? ¿Y, usted, para qué lo lee? Porque ambos estamos interesados.
¿Y para qué sirve?, nos preguntarán. lgual que un trabajo que hacemos año tras año resulta fácil, pues hemos logrado cierto «kung fu» (habilidad) para eso, esta disciplina oriental también se hace «Ãºtil» con la repetición.
Mientras tanto, la caminata continúa, impasible.

Hugo Sosa

(Fragmento de una nota de Hugo Sosa publicada en la revista Yoga Integral nº 43, año 1994)