Para contarles qué me dejo el viaje a San Pedro necesito hacer una introducción…
Desde que terminé el secundario sentí mucho la falta de la espiritualidad que experimenté allí mientras participaba en la pastoral de la escuela y las misiones laicas… Durante un tiempo busqué eso que me faltaba y lo encontré por momentos en la iglesia. Mientras tuve cierta edad y experiencias eso me servía y me llenaba, pero con el tiempo y la falta de apertura del catolicismo eso ya no me sirvió; y el trajín de la vida me llevó a salir por completo del espíritu y volverme “robot”. Trabajar, estudiar, pagar cuentas, comer y dormir…y relacionarme con los demás como podía… Aunque siempre buscando otras opciones que permitieran purificar mi espíritu y cambiar mi vida.
No sé en que momento aparecieron en mi mente las palabras tai chi. Pero un día entre en Internet y las escribí. Así encontré al maestro Chao y decidí ir a ver…
El primer día me sentí como en otra dimensión. Pude sentir la paz que generaban todos los que estaban allí con el maestro y decidí volver. De esto hace un año.
Debo confesar (sobre todo al maestro) que aún no he hecho el “click” de practicar todos los días y sé que eso tiene que ver con que mi mente y mi corazón aun siguen conectados a ese trajín de la vida que les mencione antes. Y así estoy caminando medio tambaleante por este nuevo camino que elegí seguir.
¿Qué me dejo el viaje? Me confirmó a mi misma que ese camino nuevo es el que quiero caminar cada día con paso más firme. Sin apuro, sin obligación, sin dogmatismos…aunque sí con disciplina, paciencia y concentración.
Me siento honrada de pertenecer a este grupo de tai chi y de recibir las enseñanzas del maestro Chao. Espero que con el tiempo pueda y sepa devolver lo que hoy recibo.

Romina Fenouil