Sentir el sabor del taichi chuan

Ago 15th, 2015 | By | Category: Charlas con el Maestro

Hoy salió el sol, después de varios días de lluvia y cielos cubiertos. Al comienzo de la clase, cuando nos disponíamos a saludar al árbol, Rosamaría propuso que saludemos también al sol, que se dejaba ver después de mucho tiempo.

-Hoy Rosamaría propuso que saludemos al sol -dijo el Maestro-.Los que practican yoga saludan al sol. Todos los días cuando medito, yo saludo y agradezco al sol, a la luna, a la Tierra y a todos los demás planetas del sistema solar. También agradezco a mis padres y a todos mis maestros y también a los maestros de mis maestros. Agradezco a  todos ellos porque me ayudaron a ser quien soy hoy. El individuo no puede tener éxito aislado del resto de la comunidad y de todos aquellos que estuvieron antes. Necesitamos de la ayuda de todos los que nos rodean. Algunos piensan que el mundo es para ellos solos. Esa codicia hace mucho daño a todos.

-La comunidad es muy importante. Todos están relacionados y se ayudan mutuamente. Todos los días todos debemos agradecer a la Naturaleza, a nuestros padres, a nuestros maestros y a todos los seres vivos. Para lograr el éxito necesitamos de la colaboración de todos.

-En el mundo cada persona tiene su profesión. No todos se dedican a lo mismo. Imaginen qué pasaría si todos se dedicaran, por ejemplo, a la gastronomía. Sería imposible. ¿A quién le venderían la comida que preparan? Por eso, cada persona es diferente y tiene su misión, su preparación, su conocimiento específico.

-Durante el tan lien, cuando hacemos un movimiento, la mirada debe acompañar el movimiento desde el comienzo hasta el final, sin desviarse ni distraerse. La semana pasada les dije a los alumnos que practican la primera parte que la hagan bien despacio, de manera que les insuma unos cinco minutos. Ellos lo hicieron y sintieron algo bien diferente.

-Yo estaba moviéndome muy lentamente y la mirada seguía a las manos –dijo Sofía – y mi sensación era que la mente estaba en el movimiento y todo lo demás había desaparecido. Al terminar, lo miré a mi compañero y a él le había pasado lo mismo.

-Fue como dice Sofía –dijo Javier-. Después tardamos unos segundos en salir de esa sensación y volver a registrar el resto del mundo.

-De esta manera uno puede empezar a disfrutar la práctica del taichi chuan –dijo el Maestro-. Así, practicando bien lento, se puede descubrir la paz y la calidad de los movimientos. Si en cambio, uno practica rápido, nunca va a aprender la paciencia, nunca va a descubrir la esencia del arte.

-Es como cuando comemos. Cada bocado hay que masticarlo muy lentamente y muchas veces. De esta manera se descubre el sabor de la comida. Al practicar bien lento, descubrimos el sabor del taichi chuan.

-Hay gente que cuando se va de vacaciones pasea mucho y no le queda tiempo para practicar. Luego, al regresar, descubre que olvidó lo que había aprendido durante las clases. Esto ocurre porque las buenas costumbres, por ejemplo practicar taichi, se olvidan fácilmente. En cambio, las malas costumbres, quedan grabadas rápidamente. Por eso es importante tener paciencia y practicar todos los días sin abandonar. Venir a clase todas las semanas es muy distinto que venir una vez cada tanto. Asistir a clase es muy distinto que leer lo que digo en Internet. Leer o hablar sobre algo no es lo mismo que hacer algo. Hay mucha gente que habla, pero no es capaz de llevar a la práctica lo que habla.

-Hay que ser constante y avanzar con paciencia y concentración. Esta es la única forma de mejorar en la vida. Ojalá que todos puedan descubrir en su práctica ese sabor del que hablaban Sofía y Javier.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 15 de agosto de 2015. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.

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