Quisiera pedirles a todos los que fueron a San Pedro que escriban un texto contando lo que vivieron allí, lo que hicieron, sus impresiones, sus sentimientos, etc. Es una manera de dejar testimonio de lo vivido, como cuando uno escribe en su diario personal. Así, dentro de unos meses o años, si releen lo que escribieron podrán darse cuenta de qué cambió en ustedes desde aquel momento. Cuando estábamos en San Pedro, por las noches antes de acostarme, yo escribía en un cuaderno todo lo que había pasado durante el día.

En taichi chuan aprendemos que lo duro puede ser vencido con lo blando. Que el choque de fuerza contra fuerza no es conveniente. En la práctica tratamos de absorber, desviar y redirigir la agresión, haciendo que la fuerza del oponente caiga en el vacío o se vuelva en su contra.

Eso que hacemos con el cuerpo, también podemos hacerlo con la mente. A veces, al recibir una palabra dura o agresiva, respondemos con la misma dureza. Otras veces, dejamos que la agresión “entre” y nos haga daño. Ninguna de estas dos reacciones es saludable. Lo mejor es, como en el taichi chuan, hacer que esa agresión caiga en el vacío.

Hace poco vino a mi consultorio un hombre muy preocupado y estresado. Decía que en su trabajo recibía muy mala energía de la gente. Y yo me pregunto ¿con qué cara vamos al encuentro de la gente? ¿con una sonrisa o con un gesto de dureza y seño fruncido? Porque en el trato con los demás solemos recibir lo mismo que damos. Es como un espejo. Si damos dureza es probable que recibamos dureza.

Nos damos cuenta de la mala energía que recibimos del otro, pero no siempre somos concientes de la energía que damos.
Por eso, es importante tener una actitud mental positiva y constructiva desde que nos levantamos. Al ir al baño por la mañana mirémonos al espejo y digámonos “buen día” con una sonrisa sincera. Les propongo que lo hagan todos los días y van a ver la diferencia.
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Resumen de las palabras del maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 16 de mayo