El monje y las sobras de la comida
Sep 21st, 2009 | By Editor | Category: Charlas con el MaestroEste sábado, en la zona donde nos juntamos a practicar habÃa una enorme deposición de perro y, como no tenÃamos ningún elemento para recogerla, quedó ahÃ, generando a su alrededor un espacio que nadie querÃa ocupar.
El Maestro dijo:
– Ustedes vieron que hay ciertas cosas que yo repito siempre. Algunos dirán «esto que dice el maestro no es nuevo, ya lo dijo otras veces». ¿Por qué repito las cosas? Porque veo que todavÃa no se aprendieron bien. Es como en el taichi chuan; repetimos las técnicas varias veces hasta que se aprenden bien. Las buenas palabras hace falta repetirlas varias veces porque se olvidan fácilmente. Las palabras malas, en cambio, basta con decirlas una sola vez y son recordadas por siempre.
Señalando el «regalo» del perro, agregó
– ¿Se fijaron? Esa caca de perro ocupa el lugar de un alumno. A veces la gente piensa «lo único que cuenta son las grandes buenas obras. Las pequeñas buenas obras no ayudan en nada». Con esa misma lógica también se piensa «hacer una pequeña mala acción no es muy importante. Lo que realmente importa son las grandes malas acciones». Esta manera de pensar no es correcta. La persona que no recogió la caca de su perro debe haber justificado su conducta con un pensamiento asÃ: «dejar la suciedad de mi mascota en un lugar público es una pequeña falta que no hace demasiado daño; lo realmente grave son las grandes faltas». Ese razonamiento no tiene en cuenta que todo lo grande está formado por un montón de pequeñas cosas. Por eso son tan importantes los pequeños detalles.
– Les voy a contar una historia: HabÃa una familia que solÃa desperdiciar la comida. Al terminar de comer, los miembros de esta familia dejaban comida en los platos que, al ser lavados, se iba por el drenaje. No muy lejos de esa familia vivÃa un monje. Frente a su casa corria el agua de drenaje y él recogÃa todos los dÃas las sobras de comida, las lavaba, ponÃa a secar y luego guardaba en una bolsa.
El tiempo pasó y hubo una gran sequÃa. El alimento empezó a escasear. Entonces el monje fue a visitar a la familia y les entregó la bolsa dicendo «Este alimento es de ustedes. Son las sobras que tiraron todos los dÃas durante los ùltimos meses». Los dueños de casa estaban asombrados al ver lo grande que era la bolsa. No podÃan creer que ellos habÃan desperdiciado tanta comida.
– Una vez un amigo me invitó a cenar y yo comà hasta dejar mi plato limpio. Mi anfitriòn dijo «parece que tenÃas mucho hambre, Chao». Yo le expliqué que lo mio no era hambre, sino respeto por la comida que él me ofreció. Hay que pensar en todo el tiempo y el esfuerzo que hay detrás de los alimentos que llegan a nuestra mesa. En el trabajo de sembrar, cuidar y cosechar el fruto de la tierra. Que lleva como minimo cien dÃas.
– Al igual que el alimento, tampoco hay que desperdiciar las buenas acciones. Si nuestro perro ensucia la calle, lo limpiamos. Si el espacio para estacionar es muy justo, tratamos de ubicar nuestro auto para que quede espacio para otro más. De esa manera estamos ahorrando buenas acciones. Mucha gente piensa sólo en ahorrar dólares, euros u oro. Pero todo eso es efÃmero
– ¿Entonces, no hay que ahorrar dinero ? – preguntó un alumno.
– SÃ. Hay que ahorrar, pero con inteligencia. Es importante controlar el consumismo, no derrochar y saber ahorrar. Pero también hay que saber que la riqueza material no es para siempre. Al terminar esta vida no vamos a poder llevarnos el dinero ahorrado. En cambio, sà vamos a llevarnos todos los buenos méritos que hayamos cosechado. Por eso es importante actuar correctamente, con respeto y amor hacia el prójimo. Muchos dicen «si yo doy a los demás, termino perdiendo». Desde el punto de vista de las frÃas matemáticas esto puede ser cierto, pero en la vida real es diferente: todo lo que uno da, luego vuelve. El que da respeto, recibe respeto y el que da amor, recibe amor.
– Por eso hay que saber dar, pero sin esperar recompensa. A veces la recompensa viene en esta vida y a veces viene en la siguiente, pero siempre viene.
A los hacedores de este blog les comunico mi enorme agradecimiento por el admirable y generoso trabajo que realizan al transcribir los pensamientos del maestro.
Poder leer los pensamientos del maestro Chao todas las semanas es para mi un gran placer y una continua confirmación de lo grande del espiritu de este hombre.
Muchas gracias por su tiempo y generocidad.
Un cordial saludo
Eduardo