Ser buena persona
Dic 16th, 2009 | By Editor | Category: Charlas con el Maestro– ¿Para qué meditamos? – preguntó el Maestro. – Antiguamente el agua no salÃa de la canilla. Se traÃa del rÃo en baldes. Antes de tomarla habÃa que dejar el balde quieto por un buen rato para que la suciedad sedimente. Nuestra mente es como ese balde. En la vida cotidiana la mente se ensucia mucho y todo está revuelto, por eso es necesario limpiarla todos los dÃas. Imaginen qué pasarÃa si no limpiamos la casa durante un mes. ¿Cuánta suciedad se juntarÃa? ¿SerÃa lindo o saludable vivir ahÃ?. Nuestra mente es nuestra casa y la meditación ayuda a limpiarla.
– Ahora yo pregunto ¿sólo se medita cuando se está sentado meditando? No, también se puede meditar en otros momentos. Cuando trabajamos también podemos meditar manteniendo la mente quieta, afinando la concentración y recitando un mantra. La concentración es importante en todo momento. Cuando uno habla también tiene que estar concentrado en lo que dice. Al actuar con concentración somos más eficaces y obtenemos más resultados en menos tiempo.
– Hace muchos años, en el árbol que hay donde practicamos taichi chuan, puse un cartel de madera con el mantra «Nan mo a mi tuo foo» para que a los alumnos pudieran leerlo y repetirlo fácilmente. Tiempo más tarde el cartel desapareció sin dejar rastros. Un dÃa un alumno me contó que habÃa encontrado el cartel pegado en otro árbol en otra parte de la ciudad.
Fui a ver y allà estaba mi cartel, colgado del tronco de un arbol en Av. Cramer al 1800. Allà lo dejé y decidà empezar a recitar otro mantra, el que actualmente repetimos.
Hacia 1995 empecé a recitar un sutra muy largo y complejo. Al principio me llevaba una hora completarlo. Eran tiempos difÃciles y recitar ese sutra me ayudó muchÃsimo. De aquel texto extraje el mantra que hoy recitamos al empezar cada clase.
– Buda vivió en este mundo y fue tan humano como cualquiera de nosotros y llegó a ser el Iluminado. La gran enseñanza que nos deja es que cualquier persona puede llegar a ser Buda.
En este mundo hay dos grandes polos: el bien y el mal. Tenemos un cuerpo que nos puede llevar por el camino del mal. Pero a su vez gracias a nuestro cuerpo es que podemos practicar e ir subiendo de nivel.
– Muchas veces hacemos daño a otro sin darnos cuenta; a veces matamos sin saberlo. Por eso es importante que todos los dÃas nos demos un tiempo para pedir perdón a los que hayamos herido queriéndolo o no.
A veces me encuentro con gente que dice «no sé por qué me pasa lo que me pasa, si yo soy una buena persona». No entiendo a los que dicen que son «buenas personas». Imaginemos que hay una linea que separa el bien del mal. El abstenernos de hacer cosas malas no nos ubica del lado del bien. A lo sumo nos encontraremos en la linea divisoria; en la frontera entre el bien y el mal. Para ser una buena persona hace falta más. Hay que hacer el bien de manera activa, constante y con inteligencia. Son pocas las personas que realmente hacen el bien.
– La meditación es buena para limpiar la mente, pero no es suficiente: hay que actuar. Poner en acción la misericordia y el amor al prójimo.
Si uno quiere hacer el bien pero no practica la meditación, su accionar será poco efectivo. Porque al no meditar esa persona no será conciente de lo que está haciendo. Al meditar uno se va conociendo a sà mismo. Es como si nos pusiéramos frente a un espejo. Al principio el espejo estará sucio y veremos una imagen distorsionada, pero a medida que avancemos en nuestra meditación, el espejo se irá limpiando gradualmente permitiendo que nos veamos a nosotros mismos.
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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la jornada del 8 de diciembre de 2009