Feliz año nuevo

Ene 3rd, 2010 | By | Category: Charlas con el Maestro
Este sábado hizo mucho calor y después de los ejercicios básicos un alumno preguntó:
– Maestro ¿Por qué durante la práctica algunos transpiramos mucho y otros casi nada?

– Es que cada cuerpo es diferente – dijo el Maestro. – Hay gente que es más caliente; otros en cambio son más fríos y tienen los poros más cerrados y transpiran menos.

– Una vez usted me dijo que el que tiene más años de práctica transpira menos – intervino otro alumno.

– Cierto. Cuando uno tiene más experiencia hace los movimientos de manera más relajada. El que recién empieza suele usar fuerza excesiva y eso genera más calor y más transpiración. Cuando se tiene más años de práctica el movimiento sale sin esfuerzo y sin malgastar la energía; de manera natural. Esa naturalidad sólo se logra practicando continuamente y con total concentración.

– ¿Y cómo fue este año que terminó? – cambió de tema el Maestro.

– Hubo cosas buenas y cosas malas – respondió una alumna.

– Con las cosas buenas hay que seguir adelante. Las cosas malas hay que tratar de corregirlas. Es cierto que muchas de las cosas que nos ocurren no podemos controlarlas porque no dependen de nosotros. Sin embargo, si actuamos con concentración podemos prevenirlas y amortiguar sus consecuencias negativas. Por eso es importante cultivar la concentración a través de la práctica.
Empecemos este nuevo año con fuerza y con concentración para seguir cultivando lo bueno y corregir aquello que no salió bien.

– Actuar con concentración nos permite poner la atención en lo que decimos, lo que pensamos y lo que actuamos. Durante la jornada del 8 de diciembre les pedí que se tapen los oídos mientras recitábamos el mantra. ¿Recuerdan esa sensación? Todo lo que decíamos se escuchaba mucho más fuerte dentro de nuestra cabeza. Cuando insultamos o retamos a otro, nuestras palabras resuenan en su cabeza con la misma fuerza. Por eso es mejor no usar palabras duras o insultantes con los demás.

Las palabras amables y dulces se olvidan fácilmente, pero las palabras agresivas quedan grabadas por mucho tiempo, a veces para siempre, en la memoria de la gente. Generan odio y resentimiento y la convivencia se hace muy difícil. ¿Queremos eso para este nuevo año?

– Además, la concentración nos protege, pues la mala energía aprovecha para entrar cuando falla la concentración.
Hay una historia al respecto. Hubo un primer ministro, brazo derecho del Emperador, que era un hombre de gran nivel espiritual. En sus 9 vidas anteriores había sido monje y alcanzado altos niveles de práctica. Un día su concentración falló durante un instante y como consecuencia de esto se golpeó la rodilla contra una silla. La mala energía entró y su rodilla se hinchó adoptando la forma de una cabeza humana. El rostro de esa cabeza era el de un antiguo enemigo que había tenido en vidas pasadas.
Esta historia nos muestra que la mala energía está siempre al acecho y aprovecha las fallas más pequeñas en la concentración para entrar dentro de uno.

– Usted habló sobre no usar palabras duras con los demás, pero ¿cómo se hace cuando uno recibe palabras duras de los demás? – preguntó un alumno.

– Lo mejor es no enfrentar esas palabras. Hay que pensar así: «yo no alcancé un nivel suficientemente alto y por eso recibo estas palabras tan duras de esta persona. Si mi nivel fuera más alto generaría otro tipo de reacción, más positiva,  en la gente que me rodea. Debo seguir practicando».
Si recibimos palabras duras tomemoslas como una oportunidad de limpiar nuestro karma.

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