Empezaron las vacaciones de invierno y las bajas temperaturas fueron noticia en los diarios y en las conversaciones de todos. Después de los ejercicios el Maestro dijo:

-Pensé que con tanto frío iba a venir poca gente a la plaza, pero veo que vinieron muchos alumnos y eso me alegra.-y mostrando un dedo pulgar hacia arriba, agregó – ¡Muy bien por ustedes!

-Cuando hace tanto frío es tentador quedarse como la tortuga adentro del caparazón, pero eso no es bueno; hay que moverse. Si uno quiere vivir, tiene que entrar en movimiento.
Por un lado, es necesario descansar cuando el cuerpo está cansado después de una jornada de trabajo. También es bueno descansar para relajarse si el cuerpo está muy tensionado. Pero muchas veces la gente se queda en la cama porque no se siente bien y eso no la ayuda. En muchos casos lo que el cuerpo necesita es movimiento para que la sangre y la energía circulen y el oxígeno llegue en cantidad abundante a todas células. De esta manera uno se siente revitalizado.

-Es cierto, Maestro -dijo Luis. -Yo estoy un poco resfriado y estuve a punto de no venir porque me sentía flojo. Pero me acordé de otras veces en que tuve la misma sensación de debilidad antes de empezar la clase y luego de la clase me sentí mucho mejor.

-Claro – siguió el Maestro. -Por el frío, a veces la gente no se baña o se baña con menos frecuencia. Hay que tener en cuenta que al fregarse con la esponja durante el baño estimulamos  la circulación de sangre y energía a nivel superficial y eso es bueno. Además, limpiamos los poros de piel, eliminando toxinas y permitiendo que respire mejor. Fijense cómo las plantas se ven renovadas luego de recibir el baño de una lluvia.

-Tenemos un cuerpo que fue hecho para el movimiento y que al moverse, se renueva y fortalece. Hay tres principios muy simples pero muy profundos para tener en cuenta.

* Si uno quiere vivir, tiene que moverse.
* Si uno tiene hambre, tiene que comer.
* Si uno quiere comida, tiene que trabajar.

– Nadie escapa a estos tres principios. Todos tenemos que movernos, comer y trabajar. A menos que uno tenga una seria discapacidad, le falte un brazo o una pierna.

-Mi hermana y yo conocemos a un señor de Escobar que nació sin manos ni antebrazos. -dijo Romina. -Tiene los brazos hasta los codos nada más y a pesar de eso toda su vida trabajó como jardinero. Sin manos es capaz de manejar la máquina de cortar pasto y las tijeras a la perfección. Para nosotras es un verdadero ejemplo de autosuperación.

-Es muy importante creer en uno mismo y en su propio poder. No hay que decir «no, yo no puedo» y quedarse debajo de las sábanas. Esas son excusas.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 17 de julio de 2010