Nunca se llega al techo

Jun 25th, 2011 | By | Category: Charlas con el Maestro

Como todos los sábados, nos encontramos antes del comienzo de la clase para practicar tui shou. Cuando llegó el Maestro a la plaza aprovechamos para preguntarle cómo salir de un estrangulamiento tipo «guillotina». El Maestro nos explicó cómo y luego agregó:

-Cuando recién llegué a la Argentina tuve un alumno que hacía shaolín con otro profesor. Me dijo que la llave de cuello era una técnica imposible de zafar. Yo le pedí que me la haga. Me rodeó el cuello y cerró el estrangulamiento con los dos brazos. Yo le pregunté si ya estaba y cuando él me dijo que sí, hice un rápido movimiento de torsión hacia abajo y atrás y luego hacia adelante y arriba y lo tiré al piso. Se levantó y me dijo que no entendía cómo había hecho; que lo vuelva a hacer pero despacio. Yo le dije que no; que ya le di bastante ventaja dejándole cerrar el estrangulamiento y haciéndome inclinar hacia adelante. Que la única manera de salir de ahí es con un movimiento rápido y enérgico.

-¿Cuándo empezó a enseñar en nuestro país, Maestro? -pregunté.

-Cuando llegué en 1985 yo iba todos los días a practicar al Parque Centenario. Ahí me encontré con un compatriota que tenía un gimnasio donde enseñaba shaolin. Me propuso que vaya a enseñar taichi chuan, pakua chang y hsing-i chuan, pero en esa época yo no tenía planeado enseñar; sólo quería practicar para mí mismo. Pero mi compatriota insistió; tres veces me llamó para que vaya con él. Entonces accedí y empecé a enseñar en su gimnasio. Después de un tiempo no quise enseñar más ahí y decidí hacerlo por mi cuenta. Los alumnos que tenía me preguntaban dónde iba a estar enseñando pero yo no quise darles mi dirección. Me parecía poco ético sacarle los alumnos a mi compatriota. Los alumnos interesados en continuar conmigo se las ingeniaron para averiguar mi domicilio, que estaba en la calle Lambaré. Era una propiedad que antes había sido una fábrica y tenía un espacio muy grande al fondo donde se podía practicar muy bien.

-Hacia fines de los ´80, Carlos Gavirati me dio el consejo de vender esa casa y poner la plata en el banco, que daba un buen interés. Seguí su consejo y busqué un departamento para alquilar. Carlos se ofreció como garante y me acompañó el día que hicimos la reserva. Yo tenía un montón de billetes de baja denominación y Carlos se ofreció a pagar la reserva de su bolsillo con billetes grandes, para que luego arreglar entre nosotros. El señor de la inmobiliaria se sorprendió de la buena voluntad de Carlos y dijo: «este señor además de salir de garante, le presta dinero para pagar la reserva. Parece que fuera su papá» – dijo el Maestro entre risas.

-El sábado pasado les mostré cómo se hace la forma rápida. Se hace a más velocidad pero cuidando bien todos los detalles. Eso es importante, porque la tendencia natural al subir la velocidad es pasar por alto los detalles. El desafío es hacer la forma rápido pero sin saltearse los detalles. En los detalles pequeños está el secreto de la técnica y del arte.

-Muchos grandes maestros, después de muchos años de práctica, cuando ya son muy famosos, suelen olvidarse de los detalles pequeños y hacen una técnica pobre y deslucida. Yo cuando decidí enseñar me dije a mí mismo que, sin importar en qué momento de mi vida me encuentre como maestro, jamás iba a descuidar los detalles pequeños. Y sigo pensando así.

-Es como esos sabios que se sientan a meditar con la espalda bien derecha. Si actitud corporal es bien diferente a la del que se sienta desparramándose sobre la silla como si fuera una bolsa de papas. El sabio cuida todos los detalles de una postura correcta, desde la cabeza hasta los pies. El que se desparrama sobre la silla puede creer que está más cómodo o relajado, pero yo me pregunto ¿dónde está la comodidad en sentarse de esa manera, con el cuerpo todo torcido? El sabio que se sienta derecho puede estar horas en esa posición. El otro, en cambio, seguramente pronto empezará a sentir dolores articulares y musculares debido a la mala posición.

-En el curso de Potenciar la mente una alumna preguntó cómo se da cuenta uno de cuál es su misión en la vida. Yo le dije que cada uno tiene que hacer su búsqueda personal. La misión está relacionada con aquella actividad que a uno le resulta fácil y placentera. Hay quienes descubren pronto su misión, pero a otros les resulta muy difícil. Esos tendrán que insistir y profundizar la búsqueda; probar más y no desistir hasta encontrar lo suyo.

-No hay que esperar que las soluciones vengan a uno. No hay que mendigar ayuda. Hay que salir a buscar; hay que ayudarse a uno mismo. Hasta los animales salen en busca de lo que necesitan para vivir. Los humanos, que tenemos un nivel más alto que los animales, también tenemos que trabajar para ganarnos la vida.

-Usted hablaba de niveles ¿Cuántos niveles hay en los seres humanos? – preguntó un alumno.

-Muchos niveles. Lo importante es saber que, no importa el nivel en el que uno esté, siempre hay niveles más altos para alcanzar. Nunca se llega al techo. El problema de mucha gente soberbia es creer que ya alcanzaron el nivel más alto. Esa es una forma de pensar equivocada. Siempre hay algo más por aprender.
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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 25 de junio de 2011

One comment
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  1. Sabias palabras; las de un verdadero Maestro. Desde Misiones le envio mis respetos y quedo interesado en mantener algún contacto con uds.
    Jose Gonzalez

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