Esencia y apariencia

Jul 5th, 2011 | By | Category: Charlas con el Maestro

Hace poco me encontré en la calle con Nicanor, un compañero de práctica que dejó de venir a clase hace varios años. Me contó que se alejó de la Escuela porque no tenía paciencia para seguir el ritmo del Maestro y que empezó a tomar clases con un profesor que le «enseñó» un montón de formas, algunas incluso inventadas por él.
El profesor dejó de dar clases y finalmente se fue del país, dejando a Nicanor con una cierta sensación de vacío.
Charlando sobre su decisión de abandonar nuestra Escuela, decía: «me fui porque quería aprender más rápido y el Maestro iba muy despacio para mi gusto. Si me hubiera quedado, no sé hoy cómo estaría… Tal vez habría avanzado más ¿no?».
A lo largo de encuentro noté que Nicanor no estaba del todo conforme con lo que había logrado en su práctica y que tampoco estaba muy seguro de haber invertido bien el tiempo en los últimos años.

Durante la última clase particular, le conté sobre esto al Maestro y me dijo:

– A la mayoría de la gente le cuesta aceptar el valor de las cosas simples. Muchas veces dije que la clave del buen entrenamiento está encerrado en tres palabras: disciplina, paciencia y concentración. La disciplina es necesaria para obligarse a uno mismo a practicar, todos los días a la misma hora, aunque haga frío o calor. Los frutos de la práctica disciplinada no maduran inmediatamente, por eso también es necesaria la paciencia. Pero si uno entrena todos los días sin enfocar la mente en la práctica, estará desperdiciando el esfuerzo. Por eso, es necesaria también la concentración.

-Es muy simple, sólo tres palabras, pero que encierran en su interior todo un universo. La gente valora las cosas espectaculares, complicadas o que cuestan mucho dinero.

-Hace tiempo tuve una paciente que vino a verme porque no podía quedar embarazada. En una cirugía le habían quitado un ovario y, al revisarla, descubrí que tenía obstruída la otra trompa de Falopio. La traté en base a este diagnóstico durante un par de sesiones y a los pocos meses quedó embarazada.

-Después de dar a luz, conoció a otra mujer que también tenía problemas para concebir. Le contó del tratamiento que yo le hice y la otra le contestó que no confiaba en la acupuntura y que estaba haciendo un complejo tratamiento de fertilización asistida por el que había pagado miles de pesos. En ese entonces, yo cobraba $ 40.- cada sesión.

-Es así. La mayoría de la gente valora lo que está muy lejos o es muy caro o es muy llamativo, sin fijarse en la esencia. En una escuela sucede lo mismo. La mayoría de la gente no se da cuenta de dónde está la esencia y se queda en la apariencia.
En el arte marcial, muchos sólo ven los movimientos externos y las formas. Para ellos, aprender muchas formas es aprender más. Sin embargo, la esencia pasa por otro lado. A veces se aprende más escuchando al maestro que haciendo movimientos. La palabra justa en el momento justo puede transmitir mucha energía. En un mundo como este, si entre decenas de alumnos hay uno o dos que llegan a entender, el maestro se puede considerar afortunado.

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