El camino del verdadero aprendizaje_1
Sep 24th, 2011 | By Editor | Category: Charlas con el Maestro-Quiero contarles cómo fue mi comienzo en las artes marciales -dijo el Maestro. -Antes de conocer a mi Maestro, yo practiqué karate-do por más de dos años. Durante tres meses fui a una escuela de karate a mirar las clases. Al cabo de los tres meses le pregunté al profesor cuáles eran las caracterÃsticas principales de su escuela y escuché con mucha atención. Luego fui a otra escuela y también, luego de mirar las clases durante tres meses, le hice la misma consulta al profesor. Fui a una tercer dojo de karate y con lo que vi un mes me bastó para decidirme por esa escuela.
-Empecé a participar de las clases y también practicaba en mi casa. Después de un tiempo el profesor me dijo que si querÃa podÃa dar exámen para subir de nivel, pero a mà no me interesaba dar exámen. A mà no me molestaba seguir con el cinturón blanco. El profesor me hacÃa pelear con cinturones azules y, cuando las peleas ya eran parejas, me hizo pelear con los cinturones negros.
-Al terminar la clase a mà me gustaba golpear la bolsa, pero un dÃa en lugar de hacer eso, me puse a charlar con el profesor. Ese dÃa le escuché decir algo que me quedó grabado; que las técnicas más poderosas eran las que involucraban movimientos circulares.
-Al volver a casa pensé mucho en lo que habÃa escuchado y le pedà a un amigo que me ayude a encontrar un arte marcial circular. Después de unos dÃas mi amigo me contó que habÃa una plaza cercana en la que se practicaba pakua chang, un arte con muchas técnicas circulares. Era la escuela del Maestro Wang Shu Chin. Fui a ver una clase y me interesó. Le pregunté a un alumno cómo habÃa que hacer para entrar a la escuela. Me respondió que no cualquiera podÃa entrar; que el Maestro Wang sólo aceptaba gente que fuera presentada por algún alumno antiguo. También me dijo que él no podÃa presentarme, pero que habÃa un alumno antiguo que sà podÃa hacerlo. El problema es que ese alumno iba a la plaza cada seis meses. Asà que seguà yendo todos los dÃas a la plaza a ver las clases y a esperar la aparición de ese alumno antiguo. Dejé de ir a las clases de karate pero seguÃa practicando en mi casa.
-Pasaron los seis meses y el que iba a presentarme no aparecÃa. Me armé de paciencia y seguà esperando otros seis meses, pero no hubo novedades. Entonces, le pregunté a mi único conocido en la escuela qué podÃa hacer. Me dijo que él podrÃa presentarme, pero no ese dÃa; habÃa que elegir un dÃa en el que el Maestro Wang estuviera de muy buen humor. Ya habÃa pasado un año y tres meses; era un domingo y al llegar a la plaza vi con entusiasmo que el Maestro tenÃa muy buen semblante.
-Le dije al alumno si me podÃa presentar en ese momento aprovechando que el Maestro estaba de buen humor y accedió. Se acercó al Maestro Wang y le dijo que habÃa un muchacho que querÃa ingresar a la escuela. El Maestro pidió que me acerque y me preguntó mi nombre, de qué trabajaba mi padre y mi madre, dónde vivÃa, si tenÃa hermanos, si estudiaba o trabajaba. Antes de aceptar a un alumno, el Maestro Wang se fijaba en la persona y en sus antecedentes familiares. Por ejemplo, si alguien fumaba o tomaba alcohol, él no le enseñaba.
-Les cuento cómo fue mi búsqueda de una escuela para que no «se tiren a la pileta». Antes de elegir hay que buscar bien, ver de qué se trata, evaluar si eso es lo que uno realmente está buscando y si uno está en condiciones de hacer eso que pretende hacer. Si se toma una decisión a la ligera se corre el riesgo de perder mucho tiempo y dinero.
-El Maestro me aceptó como alumno y designó a un alumno antiguo para que me enseñe lo más básico. El Maestro Wang practicaba todos los dÃas en la plaza de tres a siete de la mañana. Pero como yo vivÃa cerca de la plaza, iba más temprano y lo tenÃa para mà solo. El me decÃa lo que tenÃa que hacer y yo me ponÃa a practicar. Cada tanto venÃa, me corregÃa y volvÃa a irse para que yo siga practicando solo. Muchas veces el Maestro me decÃa «ahora vuelvo» y se iba. Yo seguÃa practicando por mi cuenta. Una vez que el Maestro se habÃa ido, una persona que pasaba me dijo: «no dejes de practicar, porque tu maestro te está mirando. El se esconde y espÃa a sus alumnos a ver cómo se comportan cuando están solos». Escuchar eso fue un gran estÃmulo para mà y me motivó a practicar con más compromiso.
-Yo no soy tan exigente como mi Maestro para admitir alumnos, pero sà trato de enseñar con la misma seriedad. Ustedes me conocen y saben que hay momentos en los que yo practico a su lado y hay otros momentos en los que me voy para que sigan solos. Si yo estuviera todo el tiempo al lado de ustedes no estarÃa haciendo bien mi trabajo. Hay un momento en que el maestro tiene que estar al lado del alumno para que este mire y pueda copiar, pero después es necesaria la práctica en solitario. En ese momento es cuando el alumno va cultivando la disciplina, la paciencia y la concentración, se va apropiando de la técnica y va haciendo sus descubrimientos y van surgiendo las preguntas.
-Si el alumno depende de la presencia constante del maestro y de que éste le muestre siempre cosas nuevas, nunca va a aprender en profundidad; simplemente va a copiar sin ser capaz de captar la esencia del arte. Por eso siempre digo que es mejor practicar como «tonto» que como «vivo». Nunca le pedà a mi Maestro que me enseñe algo nuevo. El me decÃa qué tenÃa que hacer y yo me ponÃa a practicar como «tonto», con mi mejor concentración y sin esperar nada a cambio. Ese es el camino para el verdadero aprendizaje.
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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 24 de setiembre de 2011
soy darÃo un ex alumno del maestro chao piao sheng, de chi kung, muy inspiradora la charla. quiero aprovechar para anunciar si alguien quiere adoptar una gatita, es muy buena,blanquita con gris y esta castrada. si alguien esta interesado/a. llamarme: 3969-0509. 1533795632. muchas gracias.