Sobre la soberbia

Dic 17th, 2011 | By | Category: Charlas con el Maestro

-Maestro ¿cuál es el significado del mantra que recitamos al principio de la clase? -preguntó una alumna nueva.

-La traducción exacta de las palabras del mantra no es importante; lo importante es lo que hacemos con nuestro cuerpo, mente y espíritu cuando lo recitamos. Unimos nuestras palmas a la altura del corazón y el sonido que producimos al soltar el aire de manera controlada y contínua genera una vibración que es recogida por las manos y emitida hacia afuera. Es una energía de amor y compasión hacia todos los seres vivos.

-La mente está totalmente concentrada en la sonoridad del mantra y se va aquietando cada vez más. La repetición del mantra genera a nuestro alrededor un campo de energía positiva que ayuda a repeler la mala energía y los pensamientos negativos.

-Cuando se recita el mantra con total concentración se produce una conexión entre el practicante y el Universo. Eso brinda una enorme paz interior y mucha energía.

-Pero todo esto funciona si se lo practica cotidianamente. Si uno no tiene el entrenamiento de recitar el mantra todos los días, le va a servir de poco cuando lo quiera usar en una situación de emergencia.

-Yo recito el mantra en todo momento; cuando estoy manejando, cuando camino por la calle…. -dijo María.

-A veces uno vive situaciones que le generan miedo, angustia. Cuando uno se ve dominado por estas emociones es muy difícil pensar con claridad y reaccionar correctamente. Esos son momentos en los que uno también es más vulnerable a las malas energías. Por eso es importante aprender a recitar el mantra protegerse de la energía negativa, para recuperar la calma y poder tomar buenas decisiones.

-Las malas energías son como demonios que tratan de entrar dentro de la gente en los momentos de vulnerabilidad. A veces adoptan apariencias atractivas. Un alumno me contó que estaba con su novia en el dormitorio y ambos vieron una luz que atravesaba la habitación. Me preguntó si podía tratarse del Buda. Yo le dije que el Buda no suele aparecer en el dormitorio; que seguramente era otro tipo de energía.

– Las malas energías están siempre al acecho. La soberbia suele abrirle la puerta a todas las malas energías. Un día un alumno me dijo: «Â¿sabe, Maestro? Hace cinco años que vengo tomando un vaso de jugo de naranjas todas las mañanas y desde entonces que no me enfermo». Un par de días después se enfermó de gripe.

-Tuve otro alumno que tenía una perspectiva equivocada sobre la práctica espiritual; creía que como él practicaba con seriedad el Universo lo iba a proteger y que por lo tanto no necesitaba cuidarse a sí mismo. Esa es otra forma de soberbia. Para poder desarrollar el espíritu necesitamos tener un cuerpo física y mentalmente sano. Necesitamos comer todos los días, vestirnos y tener un sitio donde vivir. Este tipo de necesidades no se pueden ignorar o subestimar. Este alumno despreciaba el dinero y cuando yo le explicaba que el dinero no debe ser despreciado, se enojaba conmigo y me retaba diciendo «el dinero es malo; no hablemos de dinero». En esta modalidad de no atender cuestiones materiales básicas, este alumno tampoco tomaba precauciones de seguridad elementales y en dos oportunidades entraron ladrones a su casa, robándole muchas cosas y provocándole muchos trastornos.

-El dinero no es bueno ni malo. Lo malo es lo que alguna gente hace con el dinero. Si uno gana mucho dinero y lo utiliza para ayudar a los necesitados y para aliviar el sufrimiento ajeno, ese es dinero bien usado. No se trata de ser codicioso, pero hay que saber que no somos dioses. Somos seres humanos con necesidades básicas que satisfacer y para eso necesitamos dinero. Creer que la práctica espiritual nos libera de las necesidades y vulnerabilidades elementales de la existencia material es una forma de soberbia.

-Había en Taiwan un señor que era famoso por su fuerza. En exhibiciones públicas mostraba cómo un camión pasaba por encima de su cuerpo sin hacerle daño. También era capaz de levantar a otra persona por encima de su cabeza con un solo brazo. En las entrevistas él decía que era tan fuerte y sano que jamás se enfermaba. Pero un día contrajo un tipo de gripe muy agresiva. Su salud se deterioró mucho y debió tomar remedios que los debilitaron más todavía. Un día, que había bebido alcohol, perdió el equilibrio y se cayó de un primer piso y falleció.

-Les voy a contar otra historia. Había un hombre al que, al nacer, los astrólogos le habían pronosticado apenas 20 años de vida. El hombre dedicó su vida a hacer el bien y a la buena práctica. Al ver tan buena conducta, los Ocho Inmortales decidieron regalarle cien años más de vida cada uno. El hombre vivió entonces muchos años. Mientras tanto, en el Infierno, el Diablo le decía a un ayudante: «Hay un hombre que debía haber venido aquí hace mucho tiempo pero todavía no llegó. No sé dónde está pero quiero que lo encuentres y me lo traigas. El ayudante del Diablo llegó al mundo de los humanos y se puso a lavar carbón a la orilla del río. Un día pasó el hombre a su lado y le preguntó qué estaba haciendo. El ayudante del Diablo respondió: «estoy lavando el carbón hasta dejarlo blanco». El hombre se rió y dijo: «Es imposible que el carbón se vuelva blanco. Yo tengo 820 años y jamás vi una cosa así». El ayudante del Diablo supo que ese era el hombre buscado y se lo llevó con él.

-Lo mejor es practicar en serio, en profundidad, con disciplina, paciencia y concentración, pero sin hacer alarde. La soberbia lleva a la caída.
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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 17 de diciembre de 2011

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