-¿Alguien se acuerda de lo que hablamos la semana pasada? -preguntó el Maestro.

-Usted me corrigió la postura de la espalda; me dijo que tenía que ponerme más derecho -dijo Federico.

-Muy bien. Si no se acuerdan, pueden visitar la página de internet que ahí hay un resumen. Pero atención, que no es lo mismo leer en internet que escuchar personalmente al maestro; es muy distinto. La experiencia de levantarse, ir hasta la plaza, escuchar personalmente y practicar es muy diferente a sentarse frente a la computadora y leer.

-Hoy quiero preguntarles algo ¿cuál es la mejor inversión?

-La práctica espiritual -dijo Eugenio.

-Así es. Invertir en la práctica espiritual es muy diferente a las inversiones comerciales. Si uno invierte en el espíritu nunca pierde; gana seguro. Además, la ganancia dura toda la vida. En la inversión espiritual lo importante no es el dinero sino el tiempo, la mente y la paciencia.

-Tengo un amigo comerciante que también hace trabajo voluntario en la Fundación Tzu Chi. Antes de trabajar con la Fundación mi amigo estaba 12 horas diarias al frente de su negocio. Entraba muy poca gente a comprar y él pasaba buena parte de la jornada esperando la llegada de los clientes. Cuando empezó a hacer trabajo voluntario redujo el horario de atención de su negocio. Al poco tiempo descubrió que abriendo su negocio 3 horas ganaba más que antes que estaba abierto 12 horas. Lo que pasa es que cuando uno genera buena energía esa energía positiva luego vuelve a uno naturalmente. Esa es una buena inversión.

-Cuando uno genera energía positiva, recibe energía positiva -dijo María. -Es difícil de comprender pero es así.
-No hay que mirar el asunto en términos de «difícil». Lo importante es si uno quiere o si uno no quiere. Eso es lo que cuenta. Si uno espera beneficios inmediatos nunca va a comprender esto. En la escuela primaria de Taiwan se enseña que lo importante es sembrar bien; que no hay que pensar en la cosecha. Si uno empieza a pensar «invertí mucho esfuerzo ¿cuándo voy a cosechar los frutos?» no puede avanzar en la práctica espiritual. Se produce una lucha interna dentro de la persona que no ayuda para nada. Por eso lo que hay que saber es si uno quiere o si uno no quiere. Si uno quiere avanzar en la práctica espiritual sólo debe dedicarse a la buena siembra, a practicar con disciplina, paciencia y concentración. Si uno piensa demasiado la concentración desaparece y la energía se dispersa; así no hay fuerza.

-Así, sin pensar en los beneficios, los beneficios llegan solos. En la práctica espiritual no funcionan bien las matemáticas, ni los cálculos de costos y ganancias. En la práctica espiritual no hay que hacer cálculos; sólo hay que practicar con disciplina, paciencia y concentración.

-Cuando yo recién empecé a venir a la plaza me costaba mucho encontrar trabajo -dijo Angélica. -Pero algo cambió dentro mio y el trabajo empezó a venir.

-El Universo devuelve lo que uno le da -dijo Vicente.

-Claro, porque el Universo es algo circular. Por eso la reencarnación; la vida empieza, termina y vuelve a empezar. No hay que pensar en la recompensa a nuestros esfuerzos porque si pensamos en la ganancia, ésta nunca va a venir. Solo hay que pensar en hacer bien las cosas.

-Hace un rato hablábamos sobre los tres atributos necesarios para la práctica espiritual: disciplina, paciencia y concentración. ¿Por qué la disciplina aparece en primer lugar? Porque si uno aplica la disciplina no puede hacer el mal. Hay personas que hacen el mal y pueden tener paciencia y concentración, pero no se puede hacer el mal y a la vez tener disciplina.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 26 de mayo de 2012.
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