Luchar

Jun 30th, 2012 | By | Category: Charlas con el Maestro

Este sábado, además del frío, hubo mucha humedad. El Maestro llegó a la plaza con un poco de tos y al terminar la primera serie de ejercicios dijo, mientras tomaba un poco de té caliente:

-En días de frío húmedo es mejor estar abrigados durante toda la práctica. No sacarse el abrigo sino abrirlo un poco para ventilar el cuerpo y luego volver a cerrarlo. Si uno se saca el abrigo, el frío húmedo entra en el cuerpo y viene la enfermedad.

-Esta semana fue difícil para mí. Por las noches no podía dormir por la tos. Probé hacerme acupuntura en el pecho y eso me alivió la tos, pero no podía quedarme dormido porque tenía puestas las agujas. Pero este asunto me ayudó a aprender y entender muchas cosas. Mucha gente al enfermarse se asusta y piensa que se va a morir. A mí estas situaciones me ayudan a ganar experiencia. Este problema me acompaña desde la infancia y se repite cada año, lo que me obliga a buscar siempre nuevos métodos de tratamiento. El año pasado puse cebollas cubiertas por azucar negra y me tomé el jugo y eso me alivió, pero este año no dio resultado.

-En Taiwan hay una planta que, combinada con huevo de pato, me alivió la tos varias veces cuando era chico. Al venir a la Argentina traje esa planta. La planté en mi casa y ahora tengo dos árboles, pero la hoja ya no me da resultado. Entonces yo me obligo a mí mismo a investigar y probar nuevas formas de enfrentar este síntoma y así logro más experiencia.

-Mucha gente al enfermarse siente miedo o se deprime, pero esa no es una buena actitud. Hay que pensar que el sufrimiento que trae la enfermedad es una oportunidad para luchar y ponerse más fuerte. Si uno se desanima, las defensas bajan más y la enfermedad se agrava. Esta enfermedad que tengo desde la infancia fue la que me motivó a estudiar medicina tradicional china. Cuento todo esto para que ustedes no se desanimen en caso de enfermedad.

-Hace varios años un alumno me contó que tenía problemas de comunicación con su hijo de 19 años. Me decía que el hijo no aceptaba sus consejos y me pidió si yo podía hablar con él. Le dije que sí, que lo traiga a la plaza y que después de algunas clases iba a tratar de entablar con un diálogo con él. El muchacho vino y a la tercera clase me acerqué para charlar. Le pregunté de qué trabajaba y me dijo que era repositor en un supermercado. Me dijo también que había estudiado electrónica en el colegio secundario, pero que había abandonado antes de terminar para poder trabajar. Le pregunté por qué había tomado esa decisión, teniendo en cuenta que su padre tenía una cómoda posición económica. Me dijo que todos sus amigos recibían dinero de sus padres para gastar en diversión y que él también quería divertirse, pero que su padre no le daba dinero y que por eso había abandonado el colegio para irse a trabajar. Yo le dije que en lugar de pensar en divertirse ahora tenía que pensar en su futuro. El me respondió que en la Argentina nadie piensa en el futuro. Yo le dije que no tenía que dejarse llevar por los malos hábitos de los demás; que tenia que elegir si disfrutar un poquito ahora con un trabajo que no lo hace feliz o disfrutar más en el futuro haciendo un trabajo para el que tiene vocación. A él le gustaba la electrónica y eso tiene mucho futuro. Le dije que era mejor estudiar ahora para poder tener en el futuro un trabajo mejor que el de repositor de supermercado.

-Algunas semanas después le pregunté cómo andaba su trabajo y me contó que había dejado el supermercado y que estaba haciendo las gestiones para volver a estudiar. Me dijo que después de aquella charla había estado pensando todo el tiempo en su futuro y en qué quería hacer con su vida y que había tomado la decisión de seguir estudiando electrónica. Le dí una palmada en el hombro y lo felicité por su decisión de seguir luchando.

-Veo que algunos de ustedes, al hacer la forma, pasan al siguiente movimiento sin haber completado bien el anterior.  Eso es porque la mente no está debidamente concentrada. Cada movimiento de la forma debe realizarse de manera completa, desde que empieza hasta que termina y se transforma en el siguiente movimiento. Es como los meridianos de acupuntura. El meridiano de intestino grueso empieza en la mano y sigue su recorrido punto por punto, sin saltearse ninguno, hasta terminar en la nariz. De ahí pasa al primer punto del meridiano de estómago en el ojo. Los movimientos de la forma hay que hacerlos de la misma manera, punto por punto, de manera fluída y sin cortes hasta el final, para luego pasar al siguiente.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 30 de junio de 2012. Se prohibe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.

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