Hambre de taichi chuan

Ago 4th, 2012 | By | Category: Charlas con el Maestro

-Hace unos meses yo viajé a Taiwan –dijo el Maestro –y no estaba para charlar con ustedes. ¿Cómo se sintieron en esos días que no había charlas?

-Sentíamos que nos faltaba su palabra –dijo Angélica.

-Pero ¿mi palabra sirve? -preguntó el Maestro -¿Funciona? ¿Ustedes usan estas palabras que yo digo acá?

-A veces -dije yo, -cuando me encuentro ante situaciones en las que no tengo muy claro qué hacer, pienso “¿qué haría el Maestro en un caso así?” y así encuentro una respuesta. Además, sus palabras son muy estimulantes y me dan fuerza.

-A mi me pasa la mismo pero en situaciones en las que siento mucha violencia interna –dijo Gastón. -Me preguntó qué haría usted en mi caso y eso me tranquiliza.

-En los momentos difíciles –dijo Angélica –yo vengo mentalmente acá a la plaza, con usted y mis compañeros y eso me da fuerzas.

-Hay una película que cuenta la historia de un soldado que se va a la guerra –dije yo. –La madre del soldado se queda en casa, sin saber si su hijo está vivo o muerto, esperando que algún día vuelva. Todas las noches la mujer pone en la puerta de su casa una lámpara encendida para que su hijo pueda orientarse en la oscuridad cuando regrese. Una noche el soldado volvió a su pueblo natal y como estaba todo oscuro, se sintió perdido. Pero gracias a la luz encendida por su madre pudo llegar a casa. Hay momentos en los que todo parece ponerse oscuro y sus palabras son como esa lámpara encendida que me ayuda a encontrar el camino.

-Qué bueno. Me pone contento saber que mis palabras son de ayuda –dijo el Maestro.

-No hay mucha gente que hable como usted, Maestro –dijo Pablo. –Además, lo que usted enseña nace de su práctica concreta, a diferencia de otros que son charlatanes que no viven aquello que hablan. Por eso sus palabras tienen otro peso para el que las escucha.

-Hace poco un amigo que vive lejos vivió una situación muy fea –dijo Eugenio –y yo le envié una de sus charlas que encontré en el sitio de internet de la Escuela. Era esa en la que usted habla sobre cómo la bosta se convertía en abono que luego iba a nutrir y fortalecer al árbol. En aquel momento esas palabras fueron de ayuda para mi amigo y me lo agradeció.

-Mi enseñanza no es sólo para ustedes –dijo el Maestro. –Un día ustedes tendrán que enseñar a otros y ejercer una influencia positiva sobre los demás. De esa manera se podrá construir un mundo de paz y tranquilidad.

-Una vez les dije que para no se puede andar diciéndole a los demás lo que tienen que hacer. No se puede andar señalando con el dedo y pontificando “no, ustedes no tienen que hacer esto; tienen que hacer esto otro”. Esa no es la manera de hacer que el mundo cambie para mejor. La manera correcta es convertirse uno mismo en un buen ejemplo para los demás. De esa manera los demás notarán que hay otra manera de hacer las cosas, sentirán curiosidad y se interesarán. Si el otro se interesa y pregunta, ahí ustedes pueden explicar algo acerca de la buena práctica. De esa manera, el otro puede comprender que un cuerpo saludable, fuerte y flexible, una mente tranquila y en paz con la vida no son casualidad, ni resultado de la suerte, sino que son resultado de una práctica determinada.

-La práctica tiene que ser algo de todos los días. Alguna gente toma clases de una cosa, lo que sea, yoga, pintura, guitarra, pero si por algún motivo deja de concurrir a esas clases, también deja de practicar. ¿Por qué pasa eso? ¿Si no está presente el profesor no se puede practicar? Claro que no.  Uno no puede depender siempre de la presencia de otros para hacer algo que necesita y que le hace  bien. Imaginen que un día un amigo los invita a cenar a un restaurante. Van, comen cosas ricas y después vuelven a su casa. Al día siguiente en sus casas seguramente volverán a comer ¿o se van a quedar sin comer hasta la próxima vez que se encuentren con su amigo en un restaurante?

-Alguna gente me pregunta por qué las clases de taichi chuan son sólo los sábados. “Es muy poco”, me dicen. No es poco si uno practica todos los días. La clase de los sábados es para preguntar, corregir errores y aprender cosas nuevas. El resto de la semana cada uno practica por su cuenta.

-Esa continuidad de la práctica es muy saludable. Hay gente que si no va al gimnasio, no practica; si se va de vacaciones, no practica. Después de las vacaciones, como están más gordos, van todos los domingos al fútbol 5 o todos los miércoles al gimnasio. No es bueno que haya esos altos picos de práctica y esos profundos pozos de inactividad. Lo mejor es mantener un ritmo constante de práctica, como con la alimentación. Si como todos los días, también practico todos los días. Hay saciar el hambre de taichi chuan.

-¿Para qué recitamos el mantra? –preguntó un alumno nuevo.

-Este mantra es una invocación a la energía de la luz infinita. Cuando se recita con absoluta concentración se produce una conexión con el Universo. El mantra también sirve como protección para que no entren energías negativas. Pero lo más importante es hacerlo con total concentración. Si la mente se va, el mantra no funciona. Se puede recitar en voz alta o mentalmente; en cualquier parte, en la casa, en la calle caminando, en la cola del banco, en el transporte público.

-¿Cuál es el significado de cada palabra?

-No piense en el significado. Lo importante del mantra es la sonoridad. Si quiere un significado, puede tomar el que le di recién “energía de la luz infinita”.

-Cuando empecé a venir acá –dijo Mirta, -estaba tomando por prescripción médica pastillas para dormir. Pero empecé a recitar el mantra cada noche al acostarme y ya no necesito tomar pastillas.

-La gente no puede dormir porque la mente está muy complicada –dijo el Maestro. –Recitar el mantra ayuda a aquietar la mente.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 4 de agosto de 2012. Se prohibe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.

 

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