Corregir malas costumbres

Oct 20th, 2012 | By | Category: Charlas con el Maestro

El Maestro corrigió a un alumno que durante la práctica de tui shou se movía, sin advertirlo, con mucha dureza.

-No me daba cuenta que estaba tan duro –dijo el alumno.

-¿Para qué sirve la práctica? –preguntó el Maestro. –Para cambiar, para corregir las malas costumbres. En cualquier área, no solo en las artes marciales, la práctica es para limpiar las malas costumbres. ¿Cómo se puede modificar una mala costumbre? Hay que encontrar la manera de controlarla.

-Cuando empecé a practicar hsing-i chuan yo me ponía muy rígido. Entonces, un día me fui a una cancha de atletismo de 400 metros y me puse a recorrerla haciendo esa técnica que me salía mal. Al principio iba como estaba acostumbrado, muy rígido. Pero después empecé a cansarme y ya no me salía tan duro. Ahí me di cuenta que tenía que ejecutar la técnica como si no tuviera fuerza, como si estuviera muy cansado. Al ponerse duro uno se cansa rápido y no aprende la técnica correctamente. Al estar relajado, en cambio, la fuerza no tiene límite.

-Claro, esa es la actitud que hay que tener ante todas las cosas –dijo una alumna.

-Mucha gente que escucha esto que digo puede decir “sí, claro, ya entiendo”. Pero si se le pide que lo haga, no le sale. Por eso es importante saber que una cosa es comprender algo intelectualmente y otra cosa muy distinta es saber llevar esa comprensión a la práctica de manera correcta. Si en la práctica lo hace bien, significa que lo entendió bien.

-Si el Maestro está transmitiendo un concepto y el alumno le dice “sí, ya entiendo, ya entiendo” es como si estuviera diciendo “bueno, no hace falta que siga hablando porque ya entendí; cállese la boca”. Esa no es una buena costumbre. Si el Maestro está explicando algo, es mejor que el alumno diga “bueno, voy a tratar de llevar a la práctica eso que usted dice”.

-Me crucé con un montón de gente que me decía “sí, entiendo, entiendo”, pero después de muchos años siguen sin entender nada.
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El Maestro invitó a todos a formar un círculo y recitar el mantra “nan mo a mi tuo foo” durante dos minutos para ayudar a Antonio, el esposo de María recientemente fallecido, a encontrar su camino hacia un sitio mejor.
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-Este mantra hay que recitarlo en todo momento –dijo el Maestro. –En la casa, caminando por la calle, esperando el colectivo, en la cola del banco, etc. ¿Pero de qué manera hay que recitarlo? Depende de la situación. Si uno aún no es experto, el recitarlo rápidamente puede perjudicar la concentración. En tal caso, conviene hacerlo lentamente, porque de esta manera es más fácil concentrarse.

-Por ejemplo, si uno necesita aquietar o controlar la mente, conviene recitarlo lentamente, sosteniendo y prolongando cada sonido, controlando la salida del aire. Si en cambio, uno necesita protección en un caso de emergencia, conviene recitarlo de manera rápida.

-Decía que el mantra hay que recitarlo todo el tiempo porque de esa manera establecemos una conexión cotidiana con la energía de la luz universal. En el momento de morir aparecen energías oscuras que vienen a retener y a cobrarle antiguas deudas al que está partiendo. Si la persona no tiene una buena conexión con la luz universal puede quedar a merced de estas malas energías.

-Es como con los exámenes del colegio. No se puede estar todo el trimestre sin tocar los libros y pretender aprobar el examen estudiando el último día. Es mejor estar bien preparado desde antes. El mantra hay que recitarlo cuando uno está sano y fuerte. No hay que esperar a estar viejo o enfermo o a punto de morir, porque no nos va a funcionar.

-¿Por qué nosotros al empezar la clase recitamos el otro mantra “nan mo juei san fuo pu sa”? –preguntó Mirta.

– Los alumnos más antiguos recordarán que al principio, al empezar la clase recitábamos “nan mo a mi tuo foo”. Después cambié por este mantra, que en su momento me ayudó a resolver algunas situaciones y eso me mostró lo poderoso que es. Además, al ser un mantra más largo, eso ayuda a mantener la concentración.

-Pero si uno quiere ayudar a un ser querido que acaba de morir, es mejor recitar “nan mo a mi tuo foo”. Ese mantra ayuda a que su alma encuentre el camino hacia la Tierra Pura, donde podrá descansar y disfrutar. Este mundo no es para disfrutar; es para practicar. Además este mantra también expresa al amor y misericordia hacia todos los seres vivos, no solo los humanos; todos los seres vivos.

-Hay una historia de la India que les quiero contar. Una mujer, madre de dos niños, acostumbraba meditar todas las mañanas. Durante la meditación llegaba hasta planetas llenos de maravillas y no quería volver a este mundo. Pero sus hijos le pedían que vuelva, porque sentían hambre: “mamá, volvé por favor, que queremos comer”. Esto sucedía todos los días cuando ella se sentaba a meditar. Era tan agradable el sitio al que la mujer llegaba en su meditación, que sentía mucho enojo cuando los reclamos de sus hijos la obligaban a regresar. Un día salió de la meditación furiosa y los mató. Y a partir de ese momento nunca más pudo volver a aquel planeta maravilloso.

-Por eso es importante comprender que este mundo no es un lugar para disfrutar, sino para practicar, aprender, corregir errores y luchar para superar nuestros propios límites.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 20 de octubre de 2012. Se prohibe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.

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