-¿Cómo pasaron el día 21 de diciembre? –preguntó el Maestro.

-Preocupados por los saqueos –dijo Romina. –Yo tengo familiares que tienen un comercio y estaba preocupada por las amenazas de saqueos.

-Mucha gente habla del fin del mundo, pero yo no creo que el mundo se acabe. Lo que sí, creo que van a ocurrir grandes desastres, de tipo natural y social. La conducta destructiva de la humanidad generará desastres sociales y también naturales.

-Le estamos provocando tanto daño a la Naturaleza que un día no va a aguantar más y va a reaccionar de la manera más inesperada. La Naturaleza es un organismo vivo, como nosotros. Si sufrimos un trauma, por ejemplo un accidente, si no es demasiado fuerte, podemos llegar a recuperarnos después de hacer reposo y con buena nutrición. Pero si los traumas son uno detrás del otro, no vamos a poder recuperarnos. Con la Naturaleza pasa lo mismo que con nuestro cuerpo. Observando la Naturaleza podremos comprendernos a nosotros mismos y a todo lo que nos rodea.

-Hay mucha gente diciendo cualquier cosa. Y esto es mucho peor cuando hay miedo. El otro día en el diario decían que mucha gente iba a reunirse en el cerro Uritorco para salvarse del fin del mundo.

-Las autoridades cerraron el acceso al Uritorco porque había rumores de que alguna gente planeaba suicidios en masa –dijo un alumno.

-¿Entre mis alumnos hay alguien que planee suicidarse para no ver llegar el fin del mundo? –preguntó el Maestro y todos nos reímos.

-Queremos seguir vivos para poder aprender completa la forma de taichi –dijo Luis.

-Hubo un momento en los años 60 en que se hablaba mucho del fin del mundo –dijo Angélica. –Yo era muy chica y con una amiga hablábamos sobre el tema y nos preguntábamos de dónde iba a venir el fuego que destruiría todo. Obviamente, no pasó nada, pero en esa temporada muchos vecinos se suicidaron.

-Se subestima el poder de la palabra, pero la palabra mal intencionada puede provocar mucho daño. Los anuncios del fin del mundo provocan esas cosas. El mundo no se va a acabar, pero sí va a haber desastres de todo tipo. Ahora bien, no importa las dificultades que aparezcan, debemos mantener nuestra mente y cuerpo bien despiertos y con la energía alta.

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-Veo que algunos alumnos descuidan el último movimiento de la forma. Mantener la concentración hasta el último instante es muy importante, porque en ese momento es cuando recogemos y guardamos la energía en el tan tien. Si no lo hacemos, perdemos la energía y quedamos vacíos como al principio.

-Es importante saber cómo acumular energía y también cómo hacer para no perderla constantemente. La energía viene del aire que respiramos. Somos como un muñeco inflable; si lo llenamos de aire, se mantendrá erguido; si lo pinchamos irá cayendo a medida que pierde aire. A veces me encuentro con pacientes que llegan diciendo “Estoy muy cansado” y suspiran y en cada suspiro se vacían de aire. Es lógico que estén cansados porque no saben respirar.

-Alguna de esa gente pide “Por favor, páseme energía”. Pero hay que tener cuidado con esos pedidos. Si le pasamos energía a una persona que no sabe acumular energía, será un esfuerzo en vano. Será como tratar de llenar una botella que en el fondo tiene un agujero. Más que ayudar, terminaremos debilitándonos nosotros.

-Tenemos que aprovechar al máximo el tiempo que estemos en este mundo para practicar. Cualquier avance en este terreno es valioso. No todos podrán lograr un 100%,  pero eso no importa. Si uno ogra progresar un 20%, en la siguiente vida empezará desde un nivel más alto y tendrá la oportunidad de seguir progresando.

-Como dije antes, no todos pueden lograr el 100%, porque no todas las personas son iguales ni tienen las mismas capacidades ni ponen la misma voluntad. Algunos  pueden sentir que el maestro trata a sus alumnos de manera diferente. Se dirán: «Â¿Por qué a mí a fulano le enseña tal cosa y a mí no?». Pero quiero aclarar que yo le muestro a todos lo mismo, lo que pasa es que cada alumno hace cosas diferentes con aquello que se le mostró

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 22 de diciembre de 2012. Se prohibe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.