-Hoy quisiera hablar sobre las excusas –dijo el Maestro. -La mayoría de las veces usamos excusas para protegernos. Si quisiéramos clasificar las excusas veríamos que hay dos clases, las que se usan con un buen propósito y las que se usan con uno que no es bueno. Veamos un ejemplo de excusa bien usada. Me invitan a ir a la televisión a un programa de gran audiencia, pero yo no quiero ir porque sé que hacerlo me va a traer más problemas que beneficios o porque quiero mantener un perfil bajo. Entonces, cuando me invitan pongo una excusa para no ir.

-Otro ejemplo: un desconocido que sabe que practico artes marciales me propone pelear. Yo pongo la excusa de que soy muy nuevo o que mi nivel es muy bajo para evitar la pelea. Ahí la excusa está bien usada.

-Las excusas son mal usadas cuando sirven para no asumir la propia responsabilidad o cuando justifican la pereza. “No puedo practicar porque tengo que hacer esto y aquello y lo de más allá”. Este tipo de excusas hacen que uno se vuelva cada vez más perezoso.

-Hay un refrán que dice “El que se excusa, se acusa” –dijo José.

-Si la persona pasa mucho tiempo sin practicar, cada vez le será más difícil regresar al hábito de la práctica y terminará abandonándola. “Ayer me acosté muy tarde así que hoy no voy a poder practicar”, “hoy no me siento bien, así que no voy a practicar, ni siquiera ejercicios de respiración”, todas esas excusas mal usadas llevan a la persona a la ociosidad y el sedentarismo.

-Las excusas bien usadas, en cambio, pueden ayudar a mantener la dignidad. Por lo tanto, hay que tratar de usar menos excusas malas y tratar de fortalecer la voluntad. Hay que acumular voluntad para hacer las cosas que son necesarias por propia voluntad, aunque no sean del todo gratificantes.

-De esta manera tendremos una buena vida.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 2 de febrero de 2013. Se prohibe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.