-¿Escucharon las noticias de estos días? –preguntó el Maestro-.

-Esta mañana llegó la noticia de un terremoto en China que provocó más de 100 muertes –dije yo.

-Así es y pocos días atrás hubo otro en Irán y Paquistan y hace unas semanas en Japón. Los desastres ocurren cada vez con más frecuencia. Es necesario que nuestra mente se concentre cada vez más.

-Mucha gente dice que hay que “pensar en positivo”, pero no explican cómo se hace eso. Para tener una mente positiva hay que estar bien concentrado. Al lograr una potente concentración se entra en contacto con el mundo interno y así lo positivo va saliendo espontáneamente.

-Estamos acostumbrados a mirar hacia fuera. Los ojos miran el mundo y surge el deseo: “quiero tener esto y aquello otro”. En cambio, si la mirada se vuelca hacia adentro es diferente. Afuera encontramos lo material; adentro encontramos lo espiritual.

-Si logramos potenciar todo lo positivo, lo negativo no encuentra lugar para expresarse. Porque lo positivo es más fuerte y expulsa a lo negativo. Cuando recitamos el mantra, todo el tiempo, estamos generando un escudo protector en la mente que impide el ingreso de lo negativo. El recitar el mantra es como una ayuda para lograr ese objetivo, pero cuando la persona profundiza en su práctica un día va a encontrar dentro suyo su propio santo. Si la persona logra escuchar la voz de su santo interno, su misericordia empezará a brotar hacia fuera.

-Como les decía estamos tan acostumbrados a mirar afuera que también buscamos afuera a los santos. Vamos a los templos e iglesias a pedirles ayuda pero nos cuesta encontrar y escuchar a nuestro santo interno. Cuanto más ocupados estamos buscar cosas afuera más sordos estamos a la voz de nuestro santo interno.

-En el budismo está la costumbre de ofrendar comida al Buda. Alguna gente selecciona como ofrenda aquellos alimentos que no les gustan. “Esta fruta no me gusta, así que se la voy a dar al Buda”. Se trata de gente muy dominada por el egoísmo y piensa todo en función de “esto me gusta” y “esto no me gusta”. Lo mejor es tener una mirada ecuánime ante todas las cosas. Comer porque necesitamos comer, no porque algo nos gusta. Detrás de ese patrón de pensamiento “esto me gusta” o “esto no me gusta” está la codicia. Si logramos controlar la codicia tendremos más chances de escuchar a nuestro santo interior.

-Si escuchamos a nuestro santo interior y tenemos buen vínculo con él, en todas partes nos vamos a sentir cómodos y las solución a todos los asuntos surgirán naturalmente.

-¿Y cómo se hace para ir en busca del santo interior? Hay que practicar, pero no de cualquier manera; hay que practicar con concentración. ¿Cómo podemos ayudar a la concentración cuando practicamos? Una manera es siguiendo con la vista todo lo que hacemos. Recién les corregía este movimiento –el Maestro muestra “Mano como cuchillo”-. Hay que mover el cuerpo todo junto, como una unidad y siguiendo con la mirada el movimiento de las manos. Al movernos como una unidad, la energía circula mejor y nos sentimos más vitales.

-Hacer cosas buenas requiere trabajo, en cambio, hacerlas mal es muy fácil. ¿Por qué pasa esto? Porque el santo está dentro, pero los demonios están afuera. El santo interior está quieto y en silencio, en cambio, los demonios de afuera están todo el tiempo hablándonos y tratando de convencernos para que compremos sus tentadoras “ofertas”.

-El gran desafío entonces es llevar la mirada hacia adentro en busca del santo interior y la herramienta que tenemos para lograr esto es la práctica disciplinada, paciente y concentrada. Hago el movimiento y llevo me concentro en lo que está haciendo mi cuerpo. Estoy atento a la relación entre las manos y los pies, entre los hombros y la cadera, entre los codos y las rodillas.

-A mí me cuesta coordinar los movimientos –dijo una alumna nueva.

-Esta es su primera clase y es normal que le cueste hacer algunos movimientos. No se preocupe; va a ir progresando poco a poco. Lo importante es practicar bien y muchas veces un solo movimiento y no practicar muchos movimientos pocas veces y mal.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 20 de abril de 2013. Se prohibe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.