Cambio de costumbres

Nov 23rd, 2013 | By | Category: Charlas con el Maestro

-Los ejercicios que hacemos al comienzo de la clase son muy importantes –dijo el Maestro-. Algunos de ellos los hice pensando en determinadas necesidades corporales que hoy tiene todo el mundo. Mucha gente tiene una mala postura que se acentúa durante la jornada de trabajo. Este ejercicio, por ejemplo –el Maestro muestra “Abrir y cerrar la ventana”- apunta a abrir el pecho y enderezar la espalda. Por eso, es importante que cuando hagan los ejercicios pongan toda la atención en lo que están haciendo. Cómo estiro la columna, cómo paso el peso de un pie al otro, cómo levanto el talón de un pie y del otro. En todos estos años vi muchos pacientes que venían con problemas originados en la espalda, por eso hice este ejercicio.

-Si ustedes hacen un ejercicio tienen que mirar bien cómo lo hace el maestro, tratar de imitar y de comprender y, si no entienden, tienen que preguntar. Hay que prestar atención a todos los detalles de la técnica; no es una mera entrada en calor. Nuestro taichi chuan es muy completo. Sirve para alongar, para mejorar la postura, para todos los aspectos de la vida.

-En los gimnasios la gente se mueve siguiendo la música y eso no ayuda. Nuestros movimientos van de acuerdo con la respiración; hacen bien y no provocan problemas. El otro día vino un paciente con hernia de disco a nivel del cuello. El médico que había consultado le dijo que no debía hacer ningún tipo de quiropraxia porque era peligroso. Yo le dije que había que hacer masajes porque era la única manera de recuperarse. Le expliqué cómo acompañar mi masaje con su respiración y todo salió perfecto. A veces la gente no entiende en profundidad cómo funcionan las cosas y se asusta por cualquier cosa. Nuestra práctica es muy completa. Sirve para la salud, para comprender todos los asuntos de la vida, para fortalecer el espíritu. Ante cualquier asunto se puede aplicar lo aprendido en esta práctica.

-Para sacar provecho de esta práctica hay que tener disciplina, paciencia y concentración. Es como alimentarse. Si uno come la comida a las apuradas, en lugar de nutrirse, termina enfermándose. En cambio, si se mastica lenta y prolongadamente, se disfruta más y se descubren sabores que, al comer rápido, no aparecen. La gente que come rápido lo hace por ansiedad y el acto de comer rápido refuerza más esa ansiedad. Al comer lentamente, la saliva inicia el proceso de digestión en la boca y eso ayuda a disolver las grasas. Por el contrario, comer rápido ayuda a aumentar de peso.

-Veo mucha gente nerviosa, pero que no sabe por qué está nerviosa. Es que si uno está nervioso durante mucho tiempo, esto se transforma en una costumbre. Con las malas posturas ocurre lo mismo. Si uno corrige la postura incorrecta de alguien que hace tiempo que tiene una mala postura, se sentirá incómodo. También sentirá alivio y comodidad al regresar a la mala postura, porque está acostumbrado a ella. ¿Pero qué pasa con las malas posturas a lo largo del tiempo? Empeoran. Si uno estaba un poco encorvado, a los años estará más encorvado aún.

-Si uno quiere recuperarse tendrá que reemplazar esa mala costumbre por otra costumbre más saludable. Para eso necesitará practicar con disciplina, paciencia y concentración. Si uno practica de esta manera no sólo mejorará su salud, sino también su espíritu.

-El otro día fui a hacer un trámite y el empleado que me atendió hacía todo muy nervioso. Además, decía que ese era un mal día porque todo le salía mal. ¿Cómo es posible que sea un mal día? A otra gente le va bien. Mucha gente no es conciente de lo que hace y de las consecuencias que sus actos acarrean a su salud física y mental. Viven a oscuras sin comprender nada y le echan la culpa a la suerte o al “mal día”. No se puede vivir así. Hay que cambiar la manera de entender la vida. Y si se quiere cambiar, hay que aprender y practicar.

-La otra vez decía que el niño al nacer es puro. Pero al crecer, por malas influencias de la familia o la sociedad, su mente y su cuerpo se van enturbiando. La mente del niño es simple y pura, por eso los chicos no mienten. Hay un cuento que tiene que ver con esto. En China había un negocio en cuyo fondo funcionaba un casino clandestino. El dueño tenía un loro en la entrada del local. Cuando llegaba algún apostador nuevo, preguntaba: “¿dónde está el casino?” y el dueño del negocio respondía: “al fondo”. Un día llegó la policía y le preguntó al dueño del negocio dónde estaba el casino. El hombre simuló no saber nada, pero el loro gritó: “al fondo”. Los chicos son como el loro.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 23 de noviembre de 2013.  Se prohibe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.

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