Hoy el Maestro llegó más temprano y respondió preguntas sobre nuestra práctica de tui shou:

-Maestro, cuando practicaba con Daniel me di cuenta que me cuesta mucho relajarme –dijo Juan Manuel-, me pongo muy rígido y uso demasiada fuerza, pero sin resultado.

-Cuando el alumno es nuevo y tiene la tendencia a ponerse duro –respondió el Maestro-, yo le aconsejo no hacer tui shou hasta que logre relajarse. Una vez me pasó practicar con un muchacho mucho más grande que yo y que usaba mucha fuerza. Terminó con el hombro lastimado. ¿Por qué? Porque es lo que le pasa al novato que aplica demasiada fuerza. Cuanta más fuerza aplique, más será la fuerza que reciba de vuelta. Por eso, es mejor no hacer tui shou hasta que el alumno aprende a practicar relajado.

-Es importante dejar de lado la ambición de ganar. Es mejor practicar el tui shou como un juego de a dos, no como una competencia a todo o nada. Al tomarlo como un juego, se descubre el placer que brinda esta práctica.

-El objetivo principal de esta modalidad de tui shou es desarrollar la sensibilidad. Ser capaz de “escuchar” al otro, sentir su energía y neutralizarla. Ser capaz de encontrar el propio centro, explorar cuánto podemos alejarnos de él y aprender a recuperarlo. En esta práctica el enemigo a vencer es uno mismo, no el otro.

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-Hasta ahora la mayoría de los alumnos ya pasaron por el examen oral; sólo quedan unos pocos que van a exponer entre hoy y el próximo sábado. Quiero hablarles ahora del examen físico. Cada alumno va a elegir una técnica de la forma y tendrá que mostrar su correcta ejecución. También tendrá que dar una explicación sobre las funciones de la técnica y mostrar cómo se usa. Para eso contará con la colaboración de otro compañero que le ayudará en la demostración. Estos exámenes serán después del encuentro del 24 de agosto, pero cada uno debe empezar ya a prepararse.

-¿Qué tal la pasó durante su viaje a España? –preguntó María.

-Muy bien. Estuve en Tarragona, una ciudad muy linda y muy ordenada. Ahí la gente y el gobierno son muy limpios y en las calles no hay basura. Todos los días hay ferias en la plaza principal y la gente vende sus productos. Por la noche, cerca de la playa, hay restaurantes y espectáculos públicos. Además, es muy tranquilo, no hay delincuencia.

-Respecto a lo que dijo Juan Manuel sobre nuestro grupo –dijo Angélica-, quisiera agradecer a todos el apoyo brindado hace poco, cuando fue la cesárea de mi hija. En cuanto supe que iban a internar a mi hija para hacerle la cesárea, llamé a María y ella llamó a Luis, quien se puso en contacto con los demás para pedir que todos reciten el mantra y envien buena energía para mi hija y mi nietro Federico. Ahora ellos están bien. Cuando necesité ayuda hace unos meses también me puse en contacto con el Maestro y con Daniel y sentí la fuerza de todos los miembros de la Escuela sosteniéndome. Y todo eso es gracias al Maestro y sus enseñanzas. Todos estos días que estuvo de viaje lo extrañamos mucho.

-Nuestro grupo es muy unido –dijo el Maestro-. Si algún miembro de la Escuela tiene un problema, los demás concentramos nuestra mente para ayudar y enviar buena energía. Es una manera de expresar nuestro amor hacia los demás. No practicamos únicamente un arte marcial. En la actualidad, las artes marciales no tienen la misma utilidad que en la antigüedad, pero siguen siendo valiosas como herramienta de cultivo espiritual, como práctica interna. Si uno fortalece el espíritu, puede enfrentar mejor los asuntos de la vida y tener más esperanza. Lo importante es cultivarse y mejorarse uno mismo antes de exigirle al mundo que mejore. La mayoría de la gente exige a los demás que sean mejores, pero poco se ocupan de ser ellos mejores. Por eso, la única manera de cambiar el mundo es a través del ejemplo. Si uno actúa de manera correcta se convertirá en un buen ejemplo para los demás, que también tratarán de actuar bien.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 12  de julio de 2014.  Se prohíbe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.