-Presten atención a lo que sienten cuando hacen los ejercicios del comienzo- dijo el Maestro-. Están hechos para que todo el cuerpo se estire. Si ustedes no sienten que están estirándose, es que hay algún detalle que pasaron por alto.

-Así como prestamos atención a los detalles pequeños, también tenemos que prestar atención a nuestros pensamientos. Si pensamos bien, recibiremos buena recompensa. Tal vez no la recibamos ya, sino más tarde. Pero si pensamos mal, el resultado de los malos pensamientos llega rápido.

-Recuerden que caer es lo más fácil. En cambio, ascender requiere trabajo, esfuerzo, concentración. Traten de subir al árbol y verán cuánta fuerza y concentración hace falta. Para caerse del árbol, basta con aflojarse y listo, ya estamos en el piso.

-Todos entendemos la mayoría de las palabras del idioma que hablamos, entendemos el significado y sabemos más o menos cómo se usan. Sin embargo, no todos saben combinarlas bien en un texto para transmitir una idea o una historia. ¿Por qué pasa esto? Por una cuestión de práctica. El que tiene práctica en la redacción de textos, sabe cómo hacerlo mejor que aquel que no tiene práctica.

-Cuando practicamos estamos plantando una buena semilla que tarde o temprano dará un buen fruto. Lo importante es ocuparse de sembrar bien, sin pensar en la cosecha. Yo los acompaño a ustedes en la práctica más básica y elemental. Alguno dirá: “el maestro debe practicar cosas de más alto nivel; no debe hacer la práctica básica”. Aún cuando uno haya avanzado mucho, siempre hay que volver a la práctica básica. Ahí está el origen de todo. Al regresar a lo básico se logra mayor comprensión de todo lo demás.

-Los que después de tantos años, todavía están practicando la primera parte de la forma ¿saben por qué están haciéndolo?

-No nos importa acumular un montón de técnicas sino aprender unas pocas, pero en profundidad –dijo Hernán-. Es mejor practicar una técnica mil veces que practicar mil técnicas una sola vez.

-Nosotros creemos que concentrándonos en la unidad podemos llegar a captar la esencia del arte y a partir de ahí, comprender la totalidad –continuó el Maestro-.  Nos concentramos en uno para poder comprender la totalidad. Miren este enorme y hermoso árbol; en sus orígenes fue una semilla pequeña. Nosotros nos concentramos en generar una buena y poderosa semilla que podrá convertirse en un árbol gigantesco. Ojalá que cada uno de ustedes practique para darle la mayor potencia a esa semilla.

-¿Cómo se puede hacer para avanzar en la práctica? Ante todo hace falta concentración. Es importante unir mente y cuerpo. A veces el alumno hace mal los movimientos porque es incapaz de hacer que el cuerpo cumpla con las instrucciones que le da la mente. Cuando hay desunión entre mente y cuerpo se tarda más en aprender.

-¿Qué se puede hacer cuando uno tiene muchas preocupaciones y no puede concentrarse? ¿Hay alguna técnica? – preguntó María.

-Hay una técnica: invertir en amor y misericordia. Esto genera una energía muy positiva que vuelve a uno. La práctica del amor y la compasión, además, genera una alegría que disuelve todas las preocupaciones. Si uno pone su mente en positivo e intenta dar amor, aún cuando de afuera venga mala energía, tendrá paz y alegría. Primero hay que tratar de disminuir el egoísmo y la codicia. Les cuento algo que me pasó una vez. Hace muchos años un amigo me invitó a su casa a comer, pero me dijo que él no sabía hacer comida vegetariana. Yo le dije que no se preocupe, que podía comer cualquier cosa, que lo importante era encontrarnos y poder charlar. La invitación volvió a repetirse y otra vez mencionó su carencia de recetas vegetarianas. Entonces, yo le propuse llevar mi propia comida. Nos encontramos y él probó lo que llevé y le gustó. De esta manera mi amigo descubrió que había muchos menús vegetarianos posibles.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 28 de febrero de 2015.  Se prohíbe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.