Olvidarse de uno
Jul 18th, 2015 | By Editor | Category: Charlas con el MaestroLas raÃces del pino que crece en nuestro lugar de práctica levantaron varias baldosas del suelo. Un señor mayor que esta mañana paseaba con su perro, se dedicó a tomar las baldosas y ponerlas en su lugar mientras nosotros practicábamos.
-Eso que hacÃa el señor es muy bueno –dijo el Maestro-. No sólo el gobierno tiene que arreglar las cosas que están rotas o fuera de lugar. La gente también debe participar y hacer algo por mejorar el espacio público. Hace muchos años yo quise reparar con cemento los sectores donde las baldosas estaban rotas y el cuidador de la plaza me dijo que estaba prohibido hacerlo, que esa era tarea exclusiva del gobierno. Hay que dejar que la gente ayude; de esta manera se estimula su buena voluntad y buen corazón.
-Hace muchos años tuve una paciente joven que sufrÃa depresión. Yo le dije que mi tratamiento iba a ayudarla a tener más vitalidad, pero que si ella no sabÃa mantener esa energÃa, pronto iba a caer nuevamente. Le dije que para eso ella tenÃa que hacer ciertas cosas. Le pregunté si estaba dispuesta a seguir mi consejo y me respondió que sÃ. Entonces le indiqué que cuando saliera del consultorio, al andar por la calle, se fijara quién necesitaba ayuda. ¿Tal vez algún anciano que no puede cruzar la calle solo? ¿Tal vez una lata o una botella tirada en el suelo que necesita que alguien la ponga en el tacho de basura? Le dije que todas esas tareas voluntarias debÃa registrarlas en una libreta, todos los dÃas.
-A la semana siguiente volvió con la libreta y habÃa anotado un montón de cosas y su estado de ánimo era óptimo. ¿Por qué al hacer esto su depresión desapareció? Porque puso en marcha su buena voluntad y se olvidó de ella y de sus problemas. Olvidarse de uno ayuda mucho.
-Otra paciente vino con los ojos todos hinchados. Le pregunté por qué y me dijo que habÃa estado llorando mucho porque se sentÃa sola luego de que sus hijos se fueran a vivir, uno a Alemania y el otro a España. Le pregunté si sus hijos estaban pasando dificultades y me respondió que no, que tenÃan muy buena vida. Le pregunté si los visitaba y me dijo que sÃ, todos los años. “¿Qué más quiere?†le pregunté. Si los hijos están lejos, se pone triste, pero si los hijos estuvieran viviendo a su lado, seguramente tendrÃa peleas y discusiones, que son muy habituales en la convivencia de padres e hijos. Esta conversación que tuvimos le ayudó a superar su tristeza y en el curso de “Potenciar la mente†contó cómo habÃa mejorado su situación al comprender la naturaleza de su malestar.
-El otro dÃa vino Bruno, el alumno que vive en Uruguay y viene a aprender hsing-i chuan. El sale de su casa a las 5:30 de la mañana para tomar el colectivo que lo deja en el puerto. Cruza el rÃo y llega a nuestra ciudad a las 11 hs. Por la tarde, viene a mi consultorio y toma 4 horas de clase. A la noche vuelve a su paÃs y llega a su casa a las 5 de la mañana. AsÃ, todos los meses. Esto que hace Bruno demuestra su voluntad de aprender. Cuando hay voluntad, los obstáculos son superados.
-Bruno me preguntó por qué nuestro estilo es diferente a otros estilos de hsing-i chuan. Le dije que cada maestro entiende de manera diferente lo que le enseñan. No todos entienden de manera cabal la esencia del estilo y lo van deformando. Imaginen que inician un viaje desde acá hasta Mar del Plata, siempre caminando en lÃnea recta. Son 400 kilómetros de recorrido. Imaginen que en cierto momento del viaje se desvÃan unos pocos grados y continúan caminando, y luego se desvÃan otros pocos grados y siguen caminando. Después de haber caminado 400 kilómetros habrán llegado a otro sitio, no a Mar del Plata. Con las artes marciales pasa lo mismo, por eso es tan importante mantenerse al lado del maestro para no desviarse del camino correcto.
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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 18 de julio de 2015. Se prohÃbe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.
¡¡Con qué sencillez y claridad ha expresado el Maestro estos conceptos!! Nunca dejo de leer sus charlas, pero en este caso acabo de pasar por la mudanza de mi hija, que se fue a vivir sola y es tan real lo que dice.. Cuando los hijos llegan a la edad adulta, el vivir separados los acerca muchÃsimo afectivamente, porque ya no hay roces por la convivencia.
También es cierto que a veces nos deprimimos porque estamos demasiado ocupados en nosotros mismos y hace bien mirar y ayudar al prójimo saliendo del letargo, aunque cueste. Gracias, Maestro.