Prevención

Jul 9th, 2016 | By | Category: Charlas con el Maestro

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires está realizando obras para arreglar las Barrancas de Belgrano. Una valla de metal separa nuestra zona de práctica del sector donde se están realizando las obras. Debido al feriado, no hay obreros trabajando, pero pueden verse las montañas de tierra removida, las baldosas apiladas y los restos del concreto que sobró de la última jornada de laboral.

 

-Hace algún tiempo les dije que cualquier actividad que uno emprenda puede realizarse con espíritu o sin él –dijo el Maestro, señalando la zona donde se están desarrollando las obras-. Miren cómo se ha desaprovechado esa mezcla de cemento y arena. Quedó ahí tirada, sin ningún destino útil. Cuando se reanude el trabajo habrá que despegarla del suelo y tirarla a la basura. Si uno quisiera encarar una obra así con espíritu, podría calcular los materiales para que no sobre tanto. Y si sobrara, uno trataría de darle un destino útil. De esta manera no se derrocharían recursos que son de todos. Cuando practicamos tratamos de poner máxima atención en todo lo que hacemos, no sólo en la clase de taichi chuan. De esta manera podemos evitar derroches como el que estamos viendo.

-Desde ayer estamos en un feriado muy importante y sin embargo todos ustedes vinieron hoy a la clase. Eso demuestra que comprenden el sentido profundo de nuestra práctica. Su mente está más centrada y no tiene la necesidad de evadirse, como lo hacen muchas personas durante los fines de semana o feriados.

-¿Alguno del grupo toma alcohol? –preguntó el Maestro.

-Una cervecita de vez en cuando –respondió Claudia.

-Eso no es grave. El problema aparece cuando se toma todos los días y, si llegara a faltar, uno siente la necesidad. Hoy a pocos metros de mi casa un auto chocó y volcó, porque el conductor estaba totalmente alcoholizado. Antes de volcar, chocó contra un contenedor de basura y tres autos que estaban estacionados en la zona. Yo había metido mi auto en la cochera por las dudas. En Taiwán tenemos un dicho que dice: “Hay que estar preparado para esas eventualidades que ocurren una vez en diez mil”. Esto quiere decir que hay que actuar previendo incluso las cosas poco probables. Hace muchos años en Taiwán, un muchacho que estaba haciendo el servicio militar tenía a su cuidado una excavadora, que usaba en una obra cerca de un río. Al terminar la jornada, el muchacho vio que el cielo estaba despejado y pensó que no era necesario guardar la excavadora en el galpón, que podía dejarla ahí, cerca del río. Pero esa noche llovió torrencialmente y el río creció y arrastró la excavadora, arruinándola. Al muchacho lo metieron preso por no cuidar la máquina.

-Maestro ¿cómo distinguir la casualidad del destino? –preguntó Damián.

-Cuando nacemos tenemos un destino marcado por nuestro karma y la cosmogonía. Ese es el punto de partida. A eso se agrega lo que cada uno hace con su vida, con qué personas se junta, qué camino toma. Eso ya no es destino; eso es consecuencia de las decisiones tomadas en la vida. Por eso es muy importante estar atentos al camino que recorremos cada día. Dar un paso equivocado es fácil, pero regresar al camino correcto demanda mucho tiempo y esfuerzo. A veces, yendo en auto, doblamos en la calle equivocada con mucha facilidad, pero cuando queremos volver al camino correcto, tenemos que dar mil vueltas.

-Por eso es tan importante educar bien a los hijos. Acompañarlos, estar cerca, saber qué están haciendo, jugar con ellos. Mi hija tenía un solo juguete. Yo jugaba con ella, le mostraba cómo usar el juguete de una manera y otro día, cómo usarlo de otra manera, y así. Eso estimula la mente y la imaginación de los chicos. No sirve de nada dar muchos juguetes a los chicos. Es un derroche de dinero, no ayuda a que aprendan e inculca un hábito consumista muy dañino.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 9 de julio de 2016. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.

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