Aprender a aceptar

May 13th, 2017 | By | Category: Charlas con el Maestro

-¿Cuántas repeticiones del primero y del segundo movimiento de chi kong tiene que hacer el practicante? -preguntó el Maestro.

-Mil repeticiones de cada uno –dije.

-Exacto, mil. Al principio a la gente le cuesta, por una cuestión de concentración y de falta de paciencia. Cuando el practicante va haciendo el movimiento y va contando la mente se va concentrando de a poco. Uno puede sentir que no sabe qué está haciendo, pero de a poco irá descubriendo y sintiendo el efecto del movimiento sobre el propio cuerpo y la mente. Cada vez tendrá más paciencia e irá encontrando el placer de la práctica.

-Piensen en los bebés. ¿Qué hacen primero los bebés? ¿Hablar o escuchar?

-Primero escuchan –dijimos varios.

-Exacto. Escuchan desde que están en la panza de la madre y después del nacimiento siguen escuchando y haciendo. Mucho después empiezan a hablar. Tomando a los bebés como ejemplo, los adultos también, primero tenemos que aprender a escuchar.

-Hace poco vi algo en Internet que tiene que ver con esto –dije-. Una pareja estaba esperando un bebé y durante la gestación, tanto la madre como el padre, hacían regularmente el sonido del movimiento número 6 de chi kong. La beba nació y, cuando se pone a llorar, el padre hace ese sonido y la nena deja de llorar y se calma. Hay videos en Internet que muestran esto.

-El feto escucha todo. Por eso los padres tienen que empezar la educación del hijo desde el momento de la gestación. Hablándole, explicándole, enseñándole cosas valiosas. El embrión graba todo lo que escucha y después del nacimiento ya tiene más claro lo que tiene que hacer. Los ejercicios que hacemos apuntan a desarrollar la paciencia del practicante. De lo contrario, cuando no hay paciencia ni aceptación, la persona sólo hace lo que “le gusta” y no hace lo que “no le gusta”. Hay un montón de actividades que entran en la categoría de “eso no me gusta”, pero que después de un tiempo de realizarla, uno empieza a disfrutar. Mi hermano quería estudiar medicina, pero si veía sangre, se desmayaba. No obstante, ingresó a la carrera y al poco tiempo descubrió que su deseo de ser médico era más fuerte que su sensibilidad a la sangre. Es muy importante entrenar la capacidad de aceptar todo lo que venga.

-Una vez un muchacho taiwanés fue a Alemania a estudiar. Allí alquiló un departamento amueblado. Un día rompió sin querer un jarrón que había en la sala de estar. Llamó por teléfono al dueño, le explicó lo ocurrido y le dijo que estaba dispuesto a pagar el costo del jarrón. El dueño fue hasta el departamento y se interiorizó de todos los detalles de lo ocurrido. Le preguntó qué hecho con los pedazos del jarrón y el muchacho le dijo que los había tirado a la basura dentro de una bolsa de plástico. Entonces el dueño dijo muy enojado: “¿Cómo puedes ser tan egoísta? Esos trozos de porcelana pueden lastimar al recolector de basura cuando agarre la bolsa. Deben ser envueltos en cartón y con un cartel que advierta sobre su contenido”. Tiempo después el muchacho regresó a Taiwán, donde terminó siendo un empresario exitoso y siempre recordó como muy valiosa la lección que aprendió de aquel señor alemán acerca de la responsabilidad hacia los demás y hacia el medio ambiente. Este muchacho supo aceptar la lección y la aprovechó, pero otras personas, cuando se les muestra su error, en lugar de aceptar y aprender, se enojan. A estas personas les resulta más difícil aprender, cambiar y progresar. Cuando alguien nos muestra que nos equivocamos, no es fácil aceptarlo. Pero sólo si vencemos esa resistencia y logramos aceptar que nos equivocamos, podremos mejorar y cambiar nuestra vida para bien.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 13 de mayo de 2017. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.

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