Repararse a uno mismo

Jul 29th, 2017 | By | Category: Charlas con el Maestro

-Creo que Daniel Dos Santos tiene algo que contar sobre “Bajo el árbol” –dijo el Maestro-.
-Si –dijo Daniel-, es sobre mi papá. Desde que se jubiló hace algunos años, no volvió a leer como antes. Sólo ve televisión. Sin decirle nada, yo puse un ejemplar de “Bajo el árbol” en una mesita junto a otros libros que él no lee. Hace poco lo encontré leyéndolo. Le decía al Maestro que éste debe ser un libro mágico, porque logró que mi papá vuelva a leer después de tanto tiempo.

-Mi mamá no estaba leyendo nada últimamente –dijo Camila-. Le regalé “Bajo el árbol” y lo empezó a leer y también empezó a cambiar. Ahora está más buena.

-Yo le mandé al Papa Francisco un ejemplar del libro y parece que algo leyó. Esta semana llegó esta carta –dijo el Maestro, mostrando una hoja de papel que me extendió para que leyera en voz alta.

-La carta tiene el membrete del Vaticano –dije-, y está fechada el 28 de junio de este año y la firma Monseñor Paolo Borgia, asesor del Papa. Dice: “Estimado señor. Con una atenta carta se ha dirigido al Papa Francisco para hacerle llegar una publicación de su autoría. Me es grato comunicarle que el Santo Padre le agradece este amable gesto, al que corresponde con un recuerdo en la oración, para que el Señor lo ayude en su gracia en todos los momentos de su vida. Su Santidad le ruega que no deje de rezar por él y su servicio a la iglesia a la vez que, invocando la intercesión de la Virgen María, le imparte la bendición apostólica, que extiende complacido a sus familiares y demás seres queridos. Aprovecho la ocasión para manifestarle los sentimientos de mi consideración y estima en Cristo”.

-Esta carta nos estimula a seguir adelante –dijo el Maestro-, con ganas, con fuerza y con mucho espíritu. Cuando nosotros, alrededor del árbol, recitamos el mantra, no lo hacemos pidiendo cosas para nosotros. Lo hacemos movidos por nuestro amor sincero para ayudar a todo el mundo, no para obtener beneficios. Pero sabemos que el Universo es circular, todo lo que uno da, luego vuelve. Por eso, lo importante es hacer, sin pensar en otra cosa, sin esperar nada a cambio. Si uno espera retribución, no es amor incondicional. Cuando practicamos taichi chuan lo hacemos con el mismo espíritu. Practicamos sin pensar en qué resultados vamos a obtener, sin especular, sin esperar recibir algo a cambio.

-En el proceso de aprendizaje hay cuatro etapas: ver, escuchar, practicar y profundizar. Ver y escuchar es lo primero, pero no sirve de nada si no se pone en práctica lo que se vio y escuchó. Luego hay que profundizar la práctica para captar la esencia del arte y abrir la conciencia a la comprensión de todos los fenómenos. Por eso es tan importante la repetición, para que el cuerpo entienda. No basta con que la mente entienda la teoría; es fundamental que el cuerpo también comprenda, por eso repetimos los movimientos una y otra vez.

-La finalidad de nuestra práctica no es competir en torneos, midiéndonos con otros, ganando o perdiendo. Practicamos para luchar con nosotros mismos. ¿Para qué sirve luchar con uno mismo? Estamos en el mundo porque tenemos que limpiar nuestro karma. El karma que acumulamos es resultado de nuestros malos hábitos. Luchar contra uno mismo es identificar esos malos hábitos y reemplazarlos por otros saludables. Esa lucha con uno mismo es la lucha por perfeccionarse. Arreglar un aparato que se descompuso es fácil, pero repararse a uno mismo no lo es tanto. No es fácil descubrir lo que está fallando en nosotros; es mucho más fácil descubrir lo que está fallando en los demás. La mente es una aliada fundamental en esa lucha, por eso es muy importante fortalecerla.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 29 de julio de 2017. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.

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