-Antes de empezar la clase hablé sobre la importancia de llenar el cuerpo de aire para resistir los golpes –dijo el Maestro-. Fíjense en la rueda de la bicicleta. Tiene una llanta de metal y por fuera una cubierta que adentro tiene la cámara inflable. ¿Para qué sirve la llanta?

-Para que la rueda mantenga su forma circular –dijo Darío.

-¿Y qué pasaría si no hubiera cámara, si sólo estuviera la llanta?

-Se arruinaría al andar por el roce con el suelo porque está hecha de un metal muy blando.

-Si quisiéramos hacer una llanta más resistente tendría que hacerla más grande y de otro metal, pero la bicicleta sería muy pesada. Entonces, se usa la cámara y la cubierta ¿y qué más?

-El aire –dije yo.

-El aire es muy importante. Sin no hay aire, no anda bien. El cuerpo humano también necesita aire,  necesita una cierta presión interna. Nosotros ahora practicamos la forma de taichi chuan respirando naturalmente. Cuando sean más expertos en la forma vamos a sincronizar los movimientos con la respiración.

-Cuando se comprende la esencia del taichi chuan se comprende infinidad de cosas. Eso se logra con concentración y paciencia. La mente debe estar bien concentrada para unir todos los sectores y que trabajen de manera coordinada. Es como un grupo que sale a desfilar. Los que desfilan bien, desde afuera no se ven como muchos individuos, sino como una unidad. ¿Cómo hace ese grupo de personas para desfilar como si fuera una unidad? La clave está en la práctica concentrada y paciente. Algo parecido ocurre con el propio cuerpo. Entrenamos para lograr unir la mente con el cuerpo y todas las partes del cuerpo entre sí. Sin embargo, no es tan fácil lograrlo.

-Pero no es fácil enfocar la mente –dijo una alumna-, porque hay muchos estímulos externos que distraen, los pájaros, la gente que pasa, el ruido de los autos.

-Eso no importa –dijo el Maestro-. Todos esos factores no son más que oportunidades para fortalecer la concentración. En lo alto de la montaña es muy fácil concentrarse, el gran desafío es hacerlo aquí, en el sitio en que nos tocó vivir. Había dos monjes que se fueron a meditar a la montaña. Estuvieron allí 20 años y lograron grandes progresos. Cuando bajaron de la montaña, en medio del ruido de la ciudad, perdieron todo lo aprendido.

-Si practicamos con disciplina y paciencia, todos esos “obstáculos”, en lugar de frenarnos, nos potenciarán. Cuando yo empecé con shi sue kong no tenía discos de hierro para practicar. Entonces, buscaba por la calle cosas de metal, que luego llevaba a casa y las ataba con hilos. Esto hacía que la sobrecarga fuera bastante inestable y, por lo tanto, el movimiento era más difícil de ejecutar correctamente. Me costó bastante avanzar de esta manera, pero cuando fui a mostrarle a mi maestro lo que había logrado, me felicitó y me dijo que era el que tenía mejor técnica. Eso fue gracias a que tuve que enfrentar más dificultades. Ahora vamos a practicar.

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 21 de julio de 2018. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor