Jornada de meditación

Oct 20th, 2018 | By | Category: Charlas con el Maestro

-Hay gente que entiende que la meditación ayuda a tranquilizar, ayuda a limpiar la mente –dijo el Maestro- , porque la mente durante el día esta muy complicada, y hay que limpiarla.

-Es bueno ir una vez por semana a la plaza a hacer taichi chuan, pero todos los días hay que practicar taichi en casa. Ese tiempo será un tiempo para calmar su mente y centrarla. Para ir limpiándola con la práctica, sin preocuparse, ni apurarse, sin pensar tanto. A veces la mente en el trabajo se dispersa, piensa en muchas cosas y es necesario concentrarla a través del  movimiento integrado de cuerpo, mente y alma.

-Si uno trabaja no puede comunicarse con el alma, solo se preocupa y piensa en muchos asuntos nada más. Entonces hay que aprovechar para practicar meditación, si se puede todos los días, porque si no es muy difícil solo practicar el fin de semana. Hay que hacer, hay que practicar para ir limpiando la mente, hay que ir sacando la basura que hay en la mente, poco a poco. De lo contrario, uno va cargando basura, y junta tanta cantidad que después es difícil sacarla. Hay que aprovechar la meditación para limpiar.

-Hay gente que hace meditación, pero la mente cuesta para que quede quieta, aunque esté sentada con el cuerpo quieto, la mente se mueve rápido y se va lejos. Entonces, conviene regular la respiración, respirar lentamente, cada vez más lento. Si al principio cuesta respirar lento, hay que ir poco a poco haciendo que la respiración sea más larga. Hacerlo de golpe es difícil, es como cuando uno va corriendo y de golpe se detiene y está muy agitado, cuesta respirar. Por eso hay que ir poco a poco respirando cada vez más lento, sin que nos falte el aire.

-Al principio uno respira normalmente, luego va cada vez más lento, poco a poco, regulando la respiración. Esto baja las palpitaciones del corazón. Si al principio cuesta bajar el ritmo de la respiración, pueden ayudarse recitando el mantra. Cuanto más largo sea el sonido que producimos, mejor. Hay que repetir el mantra siete veces para calmar la mente.

-Voy a explicar algo, en la meditación pueden surgir imágenes o ideas o sensaciones. Hay que dejarlas pasar, no enredarse en ellas. Hay que seguir la respiración, concentrarse solo en la respiración. Si después de recitar el mantra aún cuesta regular la respiración, si cuesta concentrarse mentalmente, hay que seguir recitando el mantra. No hay que prestar atención a cualquier imagen o sonido que se nos cruza por la mente, porque puede ser peligroso. Hay energías negativas que pueden entrar en esos instantes de distracción.

-Tuve un paciente que por meditar mal le entró mala energía. Un muchacho que tenía 26 años de experiencia en meditación vine a pedirme ayuda. Le pregunte dónde practicaba y me dijo que en la cocina, durante media hora. Le pregunté qué sentía y me dijo que se le ponía la carne de gallina. Le dije que cuando ocurre eso debe detener la meditación y tomar aire con mucha fuerza. Otra cosa que se puede hacer cuando entra energía negativa es recitar el mantra.

-Por eso al principio no se puede manejar uno solo, hay que aprender, escuchar, hay que cuidarse. Por eso cuando uno practica chi kong tiene que contarme qué siente, qué le pasa, para que yo le explique qué tiene que hacer.

-Hoy tenemos la compañía de Kiara, hija de Andrés, que tiene 12 años. Voy a contar algo, aunque nunca hayas practicado, hay que buscar cómo hacer más interesante la meditación. Hay que intentar quedarse quieto. Si cuesta, por ejemplo, puedes pensar en el colegio, en los asuntos más interesantes que hubo esta semana, en las personas con las que estuviste en contacto, en los problemas que te preocupan y te gustaría resolver. Todo eso ayuda a los chicos que empiezan en la meditación. Yo estuve haciendo trabajo voluntario en un hogar de niños y les propuse hacer meditación. Me decían que era imposible hacer que los chicos se quedaran quietos un minuto. Sin embargo, nos pusimos a meditar y estuvieron 3 minutos en total quietud.

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Después de la meditación. El Maestro preguntó:

-¿Cómo se sienten? ¿Sintieron algo?

-Tranquilidad -dijo Camila.

-Me dolían las rodillas -dijo otro alumno.

-Si, al principio suelen doler, por eso todos los días hay que estirar y alongar –dijo el Maestro y mostró un ejercicio de elongación y torsión-. Si cruzan las dos piernas en posición de loto completo, luego será difícil cambiar la posición. Si en cambio, colocan un pie debajo, en posición de medio loto, podrán cambiar la posición fácilmente. Cuando la meditación es prolongada, no conviene la posición de loto completo, porque van a tener problemas en las rodillas. Hubo un monje que realizaba meditaciones de varios días, durante las cuales su alma “salía a pasear». Cuando volvía al cuerpo, tenía problemas de rodillas. Si ustedes quieren meditar mucho tiempo, mejor hacerlo en una silla, así es más cómodo. La gente piensa que cruzando las piernas mejora la meditación, no es así. Lo importante es el control mental, aquietar la mente. También es posible meditar parado. Acostado cuesta un poco más, pues es fácil quedarse dormido y a la mente le cuesta encontrar la tranquilidad, la quietud, el vacío. Solo es posible cuando se tiene un nivel avanzado, sino es difícil.

-Sentí una presión fuerte en el entrecejo y vi una luz fuerte. ¿Qué significa? –preguntó Darío.

-A veces se siente un latido, a veces una molestia. Se debe quitar la atención de la sensación llevando la atención hacia atrás, como si se estuviera mirando hacia la nuca. Depende el caso, y de cada persona, otra técnica es pasar la luz por todo el cuerpo, que no quede concentrada en el entrecejo, o llevarla hacia atrás, y luego hacia la columna vertebral ida y vuelta, que circule.

-Yo sentí que me caía hacia los lados, y también observé, no adentro, sino afuera de mi, una columna con un fondo verde y letras doradas, no sé en qué idioma, de todas maneras hice como usted dijo y seguí adelante sin prestarle atención –dijo Erika.

-Es verdad, a veces se ven las imágenes como afuera de uno, lo importante es que uno controle y no que las imágenes tomen el control. Si uno no puede manejar las imágenes, es peligroso. Respecto a la sensación de movimiento, habría que ver sobre qué estaba usted sentada –Erika muestra un almohadón muy angosto-. Ah, ese es un almohadón muy angosto y esa puede ser la causa de su inestabilidad. Es importante tener una postura y asiento más ancho que brinde más estabilidad. También puede pasar que si la energía interna se empieza a mover, el cuerpo también acompañe ese movimiento. Lo importante es sentarse bien y no tener miedo y si hay movimiento, pueden disfrutarlo, no oponerse. Cuando tomamos un colectivo o un barco y hay movimiento, lo mejor es no resistirse. Si uno se opone, se marea, en cambio si utilizamos la vibración del motor o el vaivén del barco para mover la energía, la podemos disfrutar, de otra forma nos cansamos más.

-Entonces, lo importante es no dejarse llevar por las imágenes que surgen durante la meditación. La mente es muy difícil de controlar y todo el tiempo está mostrando imágenes y uno no sabe cómo manejarse, puede dar nervios o miedo. Actualmente hay mucha gente en ese estado. Igualmente esta práctica una vez por año, sirve para que muchos que no conocen la meditación se pongan en contacto con ella y poder explicar algo. Luego hay que practicarla diariamente.

– Maestro, ¿hay algún ejercicio para mejorar la vista, por ejemplo en el caso de que un ojo ve mejor que otro? –preguntó una alumna.

-Para los ojos cansados, pueden calentar las manos frotándoselas y luego aplicarlas sobre los ojos –dijo el Maestro-. También hay ejercicios para mejorar la postura si uno está sentado mucho tiempo, estirando la columna y aliviando el cuello, eso tiene una influencia positiva sobre la vista. Cambiar la postura y acomodar el cuerpo cada tanto es muy bueno. Estar quieto mucho tiempo provoca problemas.

-Maestro, hace varios días que estoy teniendo un virus intestinal y mucha tos –dijo Angélica-. Y entré en pánico. Hace una semana tuve la sensación de que me iba a morir, me quedaba en la cama y no tenía ganas de nada. Cuando me decidí a ir al médico, me atendieron muy mal. El médico sin mirarme me hizo una receta y me derivó al gastroenterólogo con quien obtuve turno recién para diciembre. Después de eso, me quedé pensando y me dije «yo tengo herramientas para empezar a moverme», entonces tomé el libro «Bajo el Árbol». Buscando en el índice elegí la página 50 y al abrir el libro se abrió justo en esa página. Ahí se habla de los mantras, como recitarlos, de qué forma, etc. Y comencé a repetir los mantras. Y la mente me empezó a llevar a la plaza, al grupo y comencé a pensar cómo les iba a contar a ustedes lo que me estaba pasando, y dejé de pensar en que me estaba muriendo o de imaginar que tenía un cáncer mortal. Y me imaginaba al Maestro reprendiéndome y los veía a todos ustedes y ya no pensaba en que tenía algo malo, y así empecé a cambiar, con el libro, con ustedes, un poco de chi kung, taichi y me puse en movimiento otra vez.

-Angélica, ¿recuerda la semana pasada, cuando di una palmada en la mano para pasarle energía? –dijo el Maestro.

-Bueno, en definitiva todo el grupo me pasó una energía que necesitaba en ese momento. Este grupo no es solo un grupo que se reúne los sábados a hacer taichi, es un grupo que da más, que sana, eso es lo que sentí.

-Yo les dije una vez: la energía queda en el cielo y en cualquier momento se puede recibir, no solo los sábados. Como si fuera una radio, hay una emisora emitiendo y solo tenemos que saber sintonizarla.

-Cuando alguien se enferma por un virus, no solo hay que tomar remedios, es bueno tomar aire, oxígeno, respirar más profundo y eso levantará las defensas. También se puede aplicar moxa si no saben respirar. Pero respirando despacio, llevando el aire hasta el abdomen, hacer circular el oxígeno por el cuerpo, luego hacer salir el aire por la nariz muy lentamente para no perder la presión interna, sin abrir la boca. Tenemos un muy buen sistema respiratorio pero no lo sabemos usar.

 

Fotos: Luis Beltrán

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la jornada de meditación del 15 de octubre de 2018. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor

 

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