Homenaje al Sukong

Sep 7th, 2019 | By | Category: Charlas con el Maestro

-Hoy recordamos al Sukong en un nuevo aniversario de su fallecimiento –dijo el Maestro-. El Sukong le dio a su escuela el nombre de Cheng Ming. Esa escuela creció y hoy tiene presencia en los cinco continentes. Digo esto para que sepan que nuestra escuela es parte de una tradición más grande que excede a la Argentina.

-El Sukong era muy humilde. Excepto sus amigos más cercanos y sus alumnos, nadie conocía sus habilidades. Pero una vez, en los años ´50, llegó a la Federación de Arte Marcial de Taiwán una invitación de una prestigiosa escuela de karate de Japón. Invitaban a un torneo a realizarse en Japón y la Federación se reunió para decidir qué hacer. Se preguntó quién estaba dispuesto a asistir en representación de Taiwán y nadie levantó la mano. Entonces, el Sukong dijo: “Si nadie quiere ir, iré yo”.

-En Japón el Sukong mostró movimientos suaves de hsing-i chuan y muchos pensaron que eso era muy poco fuerte. Entonces, el Sukong invitó a subir al escenario a quien quisiera probar. Entre el público había exponentes de alto nivel de todos los estilos de lucha. Fueron subiendo de a uno y el Sukong los neutralizó fácilmente. Luego pidió que suban de a varios y ocurrió lo mismo. A partir de ese día el Maestro Wang Shu Chin se hizo muy conocido en todo el mundo, aunque él nunca buscó la fama. Los periodistas iban a su casa a pedirle entrevistas y él se negaba amablemente. Solo le interesaba profundizar en su práctica y dar clases.

-Años después algunas filmaciones de su estadía en Japón llegaron a EEUU y de ahí, pasaron a Europa. Por eso una vez me llamó desde Italia un muchacho llamado Omar,  pidiéndome que vaya a enseñar hsing-i chuan. Yo tenía que atender mis pacientes y dar clases a mis alumnos, de manera que no me convenía viajar allá a menos que garantizaran al menos 40 alumnos. Eso no ocurrió y por eso me quedé acá. Hace poco Omar volvió a llamar y me dijo que sigue interesado en aprender. 

-Una de las grandes enseñanzas del Sukong es que hay que practicar para perfeccionarse uno mismo, no para mostrar, no para pelear. El también era practicante del I Kuan Tao, una corriente con influencias del budismo, y rezaba y hacía meditación todos los días. Era un hombre virtuoso y nosotros tenemos que aprender de su ejemplo. Por eso nosotros seguimos su enseñanza y no participamos de torneos. Sólo práctica. Todos los años hacemos esta ceremonia con dos objetivos. Uno es recordarlo y expresar respeto;  el otro es tener presente en nuestra mente su espíritu que nos sirve de guía. ¿Usted quiere decir algo?

-Sí, Maestro, muchas gracias –dije-. Cuando yo era chico y empecé a interesarme en las artes marciales busqué libros y miré muchas películas, que hicieron crecer más mi interés. La mayoría de las cosas que leía y veía eran leyendas, historias llenas de cosas fantasiosas. Una vez llegó a mí un libro que hablaba sobre el Maestro Wang y ahí me di cuenta de que eso no era fantasía. Muchas personas diferentes provenientes de tradiciones muy diversas coincidían en destacar las extraordinarias habilidades del Sukong. En ese momento no conocía al Maestro y la figura del Sukong fue muy inspiradora para mí. Cultivaba un perfil bajo a pesar de ser una figura reconocida en todo el mundo. Cuando encontré al Maestro y supe que había sido discípulo del gran Wang Shu Chin fue para mí como descubrir un tesoro. Me siento muy contento de ser parte de esta tradición, tan rica en enseñanzas valiosas. Pero soy conciente de que esta tradición no es para alardear ni para obtener rédito. Es una tradición que nos estimula a mejorar para lograr estar a su altura.


Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 7 de septiembre de 2019. Se prohibe su reproducción sin autorización del autor.

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