Cómo lograr un buen campo de energía

Ene 4th, 2020 | By | Category: Charlas con el Maestro

El Maestro nos hizo llegar este texto:

“Al hacer los ejercicios juntos dentro de un grupo se produce un campo energético. Si los movimientos que hace el grupo se producen de manera coordinada, el campo energético producido es mayor. Si el número de personas del grupo con energía positiva es mayor, el campo energético es también mayor.

A excepción de la práctica de chi koung, que necesita mas bien una explicación detallada individual, en general recomiendo que se practique de manera grupal. Porque la práctica grupal tiene muchos beneficios: no sólo la reacción al campo energético mencionado, sino también la formación de la buena afinidad con los otros integrantes del grupo. Esta afinidad se irá expandiendo en las próximas vidas.

Algunos, por cuestiones laborales o personales, no pueden venir tan seguido a la práctica grupal, pero la mente tiene que mantenerse conectada al grupo. Si la mente se mantiene conectada, se va a poder recibir parte del campo energético. Esto se debería hacer sólo en caso de que no haya otra opción, mientras que se pueda, es bueno mantener la práctica grupal para mantenerse conectado al campo energético del grupo.

Esto es parecido a la conexión de Internet. Por ejemplo si una persona se encuentra en una zona montañosa, la conexión es posible pero no sea buena y, si quiere comunicarse con otras personas, tendrá que esperar hasta llegar a una zona con mejor conexión.
Por eso, en nuestra práctica, aunque el cuerpo no pueda estar con el grupo, la mente debe mantenerse conectada con el grupo. Por eso hay que aprovechar la afinidad del grupo para poder mantenerse dentro de este campo energético y la buena afinidad con los otros compañeros durante varias vidas”.

–Yo hice taichi chuan en otra escuela antes de venir acá –dijo Sara–. La profesora siempre insistía en que todos teníamos que ir igual por la energía que se generaba en el grupo. Además, a veces uno viene bajoneado y la energía del grupo le inyecta más vitalidad y uno se va mejor que como llegó.

–Durante mi ausencia yo seguía los correos electrónicos de la Escuela todas las semanas –dijo otra alumna–. Seguía conectada mentalmente. Valoro mucho la práctica en conjunto, pues siempre me dio muy buen resultado en otras disciplinas.

–Yo vengo hace muchos años –dijo Angélica–, y el sábado para mí es indispensable. No puedo faltar a la clase de taichi chuan, a menos que haya ocurrido algo muy grave o que esté de vacaciones. Venir acá y estar con el grupo significa recargar las pilas. Si algún sábado no puedo venir, después siento esa falta durante toda la semana. A mí me ayuda en todo sentido esta práctica grupal y tengo planeado seguir viviendo hasta que tenga cien años.

–Yo estoy muy agradecida –dijo Pilar–, porque este grupo es muy cálido. Uno llega acá y lo reciben con mucho cariño, con un abrazo, con un beso. Sentirse bien recibida es algo muy importante. Por otro lado quería hacer una pregunta.  Yo tengo movimientos muy lentos y me cuesta seguir el ritmo del grupo. ¿Eso entorpece la energía del grupo?

–No –dijo Angélica–. El Maestro habla de la energía del grupo en sí, no de la coordinación de los movimientos entre todos.

–Esta es mi primera clase –dijo Sandra–, y eso que dice el Maestro yo lo siento tal cual. La unión de la energía de todos los miembros del grupo y la unión con toda la Naturaleza que nos rodea. Si en algún momento la energía de uno se cae, la energía del otro lo sostiene.

–Otra ventaja de la práctica grupal –dije–, es que en el grupo aparecen las diferencias, que en las clases particulares no existen. Al estar en la clase grupal uno puede conocer a los alumnos más antiguos y a los más nuevos y descubrir qué tienen en común y qué los distingue. Además, en las clases grupales puede verse la teoría y la filosofía en acción. El Maestro todo el tiempo nos habla de cuestiones filosóficas muy profundas. Pero en las clases grupales es donde esas cuestiones son llevadas a la práctica. Hace un tiempo, luego de varios años de práctica descubrí algo que me llamó la atención. El Maestro trataba con sonrisas y amabilidad a los alumnos nuevos, pero para mí no había sonrisas. El Maestro siempre habla de la importancia de establecer un buen vínculo con todo el mundo y por eso recibe a los nuevos con la mejor onda. Cuando los alumnos practican y siguen viniendo a clase y demuestran un mayor compromiso con la práctica el Maestro puede ponerse más exigente. Porque al final el propósito de nuestra práctica es corregir las imperfecciones y enfrentarnos con nuestros propios límites para luego intentar superarlos. Todo ese proceso exige de parte del Maestro a veces cierta severidad. Por eso, como yo era un alumno más comprometido, no recibía el mismo trato que los recién llegados.

Esta conducta del Maestro también nos enseña la diferencia entre nuestra Escuela y otras, en las que a los nuevos sufren ciertos abusos por parte de los más antiguos, como una manera de hacerles pagar “derecho de piso”.

En la práctica grupal el recién llegado siente que todo es nuevo y que no sabe nada y todo por aprender. Pero si sigue viniendo a clase y practicando, después de un tiempo verá ingresar a otros alumnos nuevos y él ya no será “el nuevo”. Eso cambia radicalmente la manera de verse a uno mismo y a los demás y sólo se puede experimentar en el grupo.


Resumen de lo hablado durante la clase del 4 de enero de 2020. Se prohibe su reproducción sin autorización del autor.

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