El presente

Ene 25th, 2020 | By | Category: Charlas con el Maestro

Al terminar la primera parte de la clase leímos el mensaje que nos mandó el Maestro desde Taiwan:

«Estaba con mi nieta Vicky mirando los dibujos animados de Peppa Pig. Peppa Pig le pregunta a su mamá: “¿Mamá, por qué no puedo ver el ayer?” “Ayer ya pasó, es obvio que hoy no lo encontraremos”, le contesta Mamá Pig.

¿Qué es ayer, hoy y mañana? Mañana es lo que viene después de esta noche, cuando empiece el nuevo el día. ¿Y ayer? El ayer ya pasó, no volverá. Es imposible regresar al ayer, que sólo queda en nuestra memoria.
¿Cuáles son las cosas hechas ayer? Por ejemplo, este objeto está puesto acá desde ayer. O, estas berenjenas cuando se las deja al escabeche se escribe la fecha, para saber en qué fecha se puede abrir para comer. Cuando tramitamos algo, también tenemos que planear la fecha y escribir cuándo retirar el documento. O cuando empezamos un trabajo también debemos registrar la fecha para cuando pasen los 30 años podamos jubilarnos. La fecha de nacimiento también está registrada en algún documento, así sabemos nuestra edad. Hoy en día ya casi nadie se olvida de su día de cumpleaños, y cada año nos acordamos de festejarlo. Sin embargo, hay algunos asuntos muy importantes en la vida los cuales uno se olvida de planificar y escribirle una fecha. Las fechas son ayuda-memorias, ya que lo pasado no volverá y no podrá ser retenido tampoco. Por eso, debemos aprovechar cada momento del hoy para realizar cosas significativas.

No ignoremos la pregunta ingenua de los nenes. “Ayer ya pasó, es obvio que hoy no lo encontraremos.” Y ésta, no es una respuesta sólo para los nenes. Recordemos que el tiempo pasado no volverá. Aprovechemos el ahora.

En respuesta a la clase pasada:

Recitar el mantra dedicado a alguien es also que hacemos frecuentemente. Hicieron muy bien al recitarlo para la mama de Erika, que está internada. Esperemos que se recupere pronto. Lo hermoso de este grupo es que todos se ayudan entre sí.»

–Tiene razón el Maestro –dijo Horacio-. Es muy común que nos vayamos al pasado, como queriendo revivirlo. Otras veces vamos hacia el futuro y queremos hacer cosas que aún no hicimos. Lo habitual es que no estemos acá, en el presente. El Maestro dice que tenemos que estar en el aquí y ahora. En nuestra práctica de taichi esto es muy importante, porque si no estoy presente y conciente de lo que estoy haciendo, no voy a sentir la energía, ni la respiración, no voy a darme cuenta de qué parte del cuerpo estoy moviendo. Estar presente en el ahora es muy importante tanto en taichi como en cualquier actividad que emprendamos. A mí esto me resulta muy útil en mi trabajo, porque si no estoy presente en el ahora no puedo hacer las cosas bien ni planificar para el futuro.

–A mí me pasa –dijo Mariale–, que evocar el pasado como proyectar hacia el futuro me impide disfrutar del ahora. No solo se hace más pobre el registro de lo que estoy haciendo, sino que además se disfruta menos.

–Para estar en el presente –dijo Mirta–, a mí me resulta muy útil concentrarme en los cinco sentidos. Por ejemplo, si estoy tomando un baño pongo mi atención en las sensaciones del agua sobre la piel, los sonidos del agua sobre el piso, los demás sonidos. Eso me ayuda a evitar que la mente se disperse hacia el pasado o el futuro.

–El Maestro aborda conceptos muy importantes –dijo Francisco–: disciplina, paciencia y concentración. A mi me pasa que la práctica del tao yin o de la forma me obliga a concentrarme y eso me conecta con el presente y me ayuda a evitar la dispersión mental. La práctica hace que durante todo el día pueda estar más conectado conmigo mismo y con el mundo que me rodea y me aleja de los temores y ansiedades vinculadas al pasado y al futuro.

–Mientras ustedes hablaban pensaba que al terminar la charla, todo esto también va a ser pasado –dijo Sandra–. A veces uno siente que el pasado está muy lejos, en la infancia, por ejemplo, pero no es así. El presente es un constante fluir y eso me da alivio porque comprendo que solo es cuestión de vivir el momento, nada más.

–El Maestro tiene razón cuando dice que los niños saben hacer preguntas –dijo Angélica–. El otro día estaba con mis nietos y encendí la televisión y me puse a ver el noticiero que mostraba cosas horribles que habían pasado en esta semana. Entonces, mi nieto de 7 años me preguntó: “Abuela, ¿por qué tenés que mirar eso?” No supe qué responder, pero desde entonces pienso muy bien qué voy a mirar cuando prendo la tele.

–Al final de su mensaje el Maestro habla sobre la fuerza del grupo –dije–. Dice que lo lindo de nuestro grupo es que nos ayudamos entre todos. Es cierto eso y lo aprendimos de él. El Maestro siempre habla de lo importante que es generar buena afinidad entre todos los miembros del grupo y también hacia los que están afuera del grupo. Esto cobra especial sentido en estos días en que todo el mundo está conmovido por la tragedia ocurrida en Villa Gesell en la que un grupo de rugbiers mataron a golpes a otro joven.

Algunas personas piensan que esto es culpa del rugby porque es un deporte que cultiva la fuerza y el trabajo en equipo. Pero nosotros que hacemos taichi chuan también cultivamos la fuerza y la cohesión del grupo, sin embargo no protagonizamos hechos como los que ocurrieron en Villa Gesell. La gran diferencia está en que nuestro Maestro nos enseña otros valores. Nos enseña a respetar a los maestros, a nosotros mismos y a nuestros semejantes. Nos enseña que la fuerza nunca debe usarse para someter a otros sino para ayudar al más débil. Nos enseña a practicar la disciplina, la paciencia y la concentración.

En todas las escuelas, clubes, instituciones se transmiten valores. Lo importantes es darnos cuenta qué valores son esos. ¿Son valores que estimulan la bondad, la compasión y la sabiduría?  ¿O son valores que fomentan la soberbia, la creencia de que uno es superior a los demás porque tiene más fuerza o porque viene de una familia rica?

–Escuchando tus palabras me acordé de la película “Karate Kid” –dijo Angélica–. Un maestro enseñaba respeto y el otro enseñaba soberbia.

–Sin embargo, los dos enseñaban la misma disciplina –agregó Eugenio.

–Yo creo que el primer lugar donde se aprenden valores es en la familia –dijo una alumna–. Es ahí donde se aprende este tipo de cosas. ¿Dónde estaba la familia en esta tragedia?

–Es cierto –dije–, la familia es fundamental porque ahí se aprenden valores básicos. Pero hay una etapa de la vida en la que los jóvenes buscan alejarse de la familia y buscan grupos de pertenencia fuera de la casa. Muchos encuentran esto en el deporte y ahí es fundamental el papel del maestro y del entrenador. Los jóvenes buscan modelos y los adultos tienen que ser concientes de los ejemplos y valores que están transmitiendo.

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Resumen de lo hablado durante la clase del 25 de enero de 2020. Se prohibe su reproducción sin autorización del autor.

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