SonreÃrle al espejo
Ene 18th, 2020 | By Editor | Category: Charlas con el MaestroEste sábado Erika nos envió un mensaje pidiendo que recitemos el mantra pensando en su mamá, que está en terapia intensiva luego de una operación muy delicada. Eso hicimos y al terminar los ejercicios de tao yin leÃmos el mensaje enviado por el Maestro:
“Algunas personas parecen estar bien cuando trabajan o cuando están delante de otros. Pero en cuanto hacen pausa en el trabajo se llenan de ansiedad. ¿Por qué pasa esto?
Cuando tratamos a la gente con calidez y simpatÃa, nos devuelven el mismo trato. Como cuando nos miramos al espejo. Si sonrÃo, la imagen del espejo me sonrÃe; si pongo cara amargada, la imagen será amargada.
Otro ejemplo es la baterÃa del auto. Cuando la baterÃa está cargada, el auto puede andar y a la vez generar energÃa para recargar la baterÃa. De esta manera se genera un ciclo eléctrico de mutua colaboración.
Si tratamos a la gente como si miráramos al espejo o como si estuviéramos en el ciclo de la baterÃa del auto, no sentirÃamos esa ansiedad-depresión cansancio-preocupación después de tratar a la gente o después de realizar un trabajo.
Cuando practicamos el taichi chuan ajustamos nuestra conciencia y energÃa a través de los movimientos, decantamos las impurezas, logrando el efecto deseado o la meta esperada.
En respuesta a lo que los alumnos comentaron la semana pasada, Daniel Fresno respondió muy bien, tuvo buena captación de mis palabras. Escuchar las palabras y practicar lleva tiempo, pero se logra un mejor avance.
Antes de viajar, les dije de practicar los movimientos que más les cuestan, no solamente tui shou. Si hay algún movimiento que no les sale, pueden preguntar a los otros alumnos del grupo, y cuando vuelva les muestro. Me parece que cuando no estoy los alumnos es esfuerzan más en practicar, o mejor dicho, se animan más a expresar sus dudas e inquietudes. Espero que sigan preguntando y sigan mejorandoâ€.
–El otro dÃa me pasó algo que tiene que ver con esto que dice el Maestro –dijo Angélica–. Subà al colectivo con varias personas. Una mujer que subió primero discutió a los gritos con el conductor, que a su vez le respondió enojado y a los gritos. Finalmente la mujer se sentó y, cuando estuve cerca del conductor le apoyé la mano en el hombro y con una sonrisa le dije: “Tranquiâ€. El conductor me miró y su cara cambió por completo. “Está bien. Tiene razónâ€, me respondió. Cuando llegué a destino, bajé por adelante y le deseé suerte al conductor, también con una sonrisa. Creo que al hacer esto evité que el conductor manejara con mucho enojo y nerviosismo, con todo el riesgo que eso implica.
–Una vez durante el curso de Potenciar la Mente –dijo Horacio–, el Maestro habló sobre mirarse al espejo y sonreÃr. Yo puse a prueba eso una mañana al levantarme. Me miré al espejo y sonreà y esa sonrisa cambió mi energÃa durante todo el dÃa. Cuando me cruzaba con alguien y le sonreÃa, el otro me respondÃa de la misma manera. Era como la baterÃa que se recarga que menciona el Maestro. Fue muy lindo.
–Lo que hizo la señora enojada del colectivo fue generar enojo en el prójimo –dijo Claudia–. Con sus acciones Angélica logró revertir eso. La señora puso su enojo en el conductor y éste lógicamente también se enojó. Es importante no poner nuestras cosas en el otro.
–Esta es mi tercera clase –dijo Mónica–, y quisiera saber cómo es el mantra que recitamos al comienzo de la clase.
–Antes de terminar la clase te vamos a dar un papel con los sonidos del mantra –dije–. Este mantra lo encontró el Maestro en un sutra que suele leer y que lo ayudó a atravesar momentos complicados. Su valor no radica en su significado literal sino en su sonoridad y en la posibilidad de repetirlo con total concentración. Puede repetirse también mentalmente, sin emitir sonidos.
Volviendo al mensaje del Maestro, la anécdota que contó Angélica es muy ilustrativa. Muestra que la expresión de nuestro rostro, la voz que usamos, el mensaje que transmitimos tiene un efecto contagioso sobre los demás. La señora enojada contagió ira y agitación. Angélica contagió serenidad.
El mundo nos devuelve lo que le damos. Es un espejo, como dice el Maestro. Y alguien podrá decir: “Está muy bien sonreÃr y ser bondadoso, pero el mundo está lleno de locura y de violencia. ¿No deberÃamos tratar al mundo de la misma manera? Si en un mundo violento yo actúo con compasión me van a pasar por encimaâ€. Este tipo de dudas pasan agitan la mente de todos nosotros y la respuesta es clara: no se puede eliminar el odio con más odio. Es cierto que el mundo está enfermo de locura y violencia, pero si le devolvemos al mundo más locura y violencia solo lograremos agravar el problema.
Imaginen que toda la gente está enferma de tuberculosis y yo estoy sano.¿Qué es lo mejor que puedo hacer? ¿Contraer la enfermedad para asà estar al mismo nivel que los demás o fortalecer mi salud para poder ayudar a curar a los enfermos?
Esto último es lo que hizo Angélica. Al sonreÃr y hablar de manera amable logró detener la rueda de la ira que podrÃa haber tenido consecuencias desastrosas. Todos sabemos cómo maneja un conductor enojado
El Maestro siempre dice que la bondad y la misericordia son necesarias, pero deben ejercerse de manera incondicional, es decir, sin esperar recompensa. Esto es muy importante porque cuando uno espera recibir algo a cambio de su compasión todo se arruina y en lugar buenos resultados, solo se cosechan malas experiencias.
–El problema de transmitir mala energÃa es que nunca se  sabe cómo termina eso –dijo Eugenio–. Si Angélica no hubiera actuado como lo hizo, el conductor habrÃa seguido enojado. PodrÃa haber hecho una maniobra peligrosa que pone en riesgo a otro conductor que a su vez se enoja y pone en riesgo a otros y asà se arma una cadena de actos peligrosos que pueden terminar en una tragedia. Uno nunca sabe dónde terminan este tipo de encadenameitnos y es bueno cortarlos.
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Resumen de lo hablado durante la clase del 18 de enero de 2020. Se prohibe su reproducción sin autorización del autor.