Jornada del 22 de noviembre
Dic 5th, 2021 | By Editor | Category: Charlas con el Maestro-¿Cómo sintieron su práctica de meditación? ¿Salió algo? -preguntó el Maestro.
-Yo tuve sensaciones en la frente y en la sien, y mucha calma, a pesar de los ruidos de alrededor, estaba abstraído, estaba tranquilo -dijo Darío.
-Miren, cuando están meditando, es importante cerrar los sentidos. Ojos, oídos, olfato. No hay que darles importancia, salvo que sean muy fuertes. Pero si las sensaciones son leves, no hay que prestar atención. Hay que meditar mientras se cierran los sentidos. Lograr la quietud y el vacío.
Nuestra respiración es muy importante y útil, pero en general la gente no le presta atención.
Nuestra estructura corporal es completa y perfecta, pero si no le prestamos atención, se termina utilizando mal. Por ejemplo, nuestra boca sirve para muchas cosas, no sólo para hablar. Pero la acción de hablar debe ser realizada en forma correcta. Si movemos correctamente la boca y la lengua al hablar, estimulamos nuestro cerebro. Esto sirve para prevenir la enfermedad de Alzheimer. Por eso, es importante que cada sonido salga muy bien. Además, cuando hablamos correctamente, se produce una vibración que sale hacia todos lados.
Por eso, es muy importante prestar atención a todo el cuerpo, cómo se usa. Cuando leemos en voz alta es importante hablar lento y prestar atención a cada palabra. Los ojos deben prestar atención al leer, de la boca debe salir bien el sonido, y la forma con que se dicen las palabras debe ser correcta para que la gente entienda bien y para estimular nuestro cerebro. Asi, se ejercita la memoria y la atención a lo que se está leyendo. Por eso, cada vez que hacemos algo, una sola cosa, vemos que hay muchos efectos, no sólo una cosa. Eso es una buena práctica. Así es también el tai chi.
La vida es práctica. Hay que empezar por practicar con el propio cuerpo, el cual no conocemos suficientemente. Las cuatro extremidades y nuestros sentidos, nuestra mente, hay que aprender a usarlos. Todas nuestras vidas tienen una misión, que debemos descubrir. Si así lo hiciéramos, podríamos ofrecer nuestra misión al mundo. Para encontrar esa misión, lo primero es prestar atención a uno mismo. Conocer qué es lo que puedo hacer y cómo funciona mi cuerpo. Así la vida cobra sentido y uno no pierde la esperanza. Hoy mi esposa me decía que si ella falleciera primero, yo podría sobrevivir, porque siempre estoy haciendo algo. Y es cierto, yo siempre estoy buscando cómo puedo hacer para no perder tiempo, para utilizar el tiempo, utilizar mi cuerpo como compañero. El cuerpo a veces ayuda, a veces molesta. Hay que ver cuál es el promedio entre los dos. Y si está desbalanceado de un lado, hay que equilibrarlo. Eso es filosofía.
Por eso, hay que empezar por el cuerpo. Y para eso, hay que practicar para conocerlo. De lo contrario no sabemos qué tenemos dentro. Si no se ejercita, pensamos en forma negativa y nos caemos, perdemos la esperanza. Hay que aprender a conocerlo y a utilizarlo correctamente, así uno aprende a conocerse, a saber qué es lo que puedo hacer.
En China continental había una persona que tenía una casa muy lujosa. Él sólo pensaba en estudiar. No le preocupaba otra cosa. Estudiaba para avanzar en su carrera. A los 23 años ya había terminado su doctorado y era investigador. Pero poco tiempo después lo echaron de su trabajo porque si bien sabía explicar muy bien, no sabía hacer nada práctico. Ni siquiera ponerse la ropa, ni calzarse los zapatos. Necesitaba siempre a alguien que lo ayudara para eso. Entonces, ¿para qué sirve estudiar así? Si es sólo conocimiento y no hay práctica, no sirve para nada. Cuando lo echaron, le dijeron: “Andá con tu padre, porque acá no podés trabajar de nada”. El padre cuando lo vio, dijo: “Uy, cuánto nos hemos equivocado. Siempre te cuidamos para que pudieras estudiar hasta el doctorado y vos no podés hacer nada”. A partir de allí, la familia le dio una educación intensiva, dos años para empezar a entender algunas cosas mejor: así se pudo casar y tener hijos; ahí empezó realmente su vida. Hasta ese momento, tenía todo resuelto en su casa lujosa y podía dedicarse sólo a estudiar, pero no tenía nada de experiencia de vida. Por eso es tan importante la práctica, conocerse a uno mismo, como utilizar nuestro cuerpo.
Hay un matrimonio en Taiwán que llevó a un niño para alquilar una casa. Eligieron una casa y hablaron con la dueña para alquilarla. La dueña les dijo que no alquilaban a familias con niños. El chico, que tenía cinco años y había escuchado la conversación, volvió a la casa y tocó la puerta. La dueña abrió la puerta y el chico le dijo: “Señora, voy a alquilar esta casa, yo no tengo hijos; sólo tengo a mi papá y mi mamá”. La dueña se dio cuenta que al chico no le podía decir que no. Este chico tan inteligente había entendido todo: teoría, filosofía y psicología. Y entonces aceptó alquilarle la casa a la familia. Por eso, la inteligencia es tan importante. Hay que buscar, dentro de una cosa, dónde está el problema, y para el problema, la solución.
Hay otro matrimonio mayor, de ochenta años. Habían establecido que quien se enojara o retara al otro, estaría obligado como castigo a caminar 5 kilómetros. El marido se olvidaba siempre de cumplir su parte y debía salir a caminar los 5 kms regularmente para cumplir con su castigo. Pero cada vez que salía, la mujer iba detrás a caminar también. Una vez le preguntaron a la señora como mantenía su buena salud, y ella contó que caminaba 5 kms regularmente.
También es importante compartir en el grupo. Para no estar sólo. Muchos ancianos están sólos y sufren mucho. Mi papá siempre estuvo rodeado de otros ancianos. Aún cuando estaba en silla de ruedas, él se acercaba para estar con otros ancianos. Si algún día no podía ir, el grupo lo llamaba y le preguntaba cómo estaba y lo acompañaba. Para eso sirve vivir en sociedad. Y así se combate la soledad y la depresión.
También sirve ayudar. Cuánto más se ayuda, más alegría tenemos. Por eso, no hay que pensar en uno sólo. Por eso yo le digo a mis alumnos que no practiquen sólos. Si un alumno insiste en que quiere practicar sólo, yo le digo que la práctica individual es otra cosa. Que en casa, practicamos sólos, pero que una vez por semana con el grupo, formamos otra cosa. Si uno piensa tan sólo, es egoísta. Se piensa en el pequeño Yo, pero también se debe pensar en el gran Yo. Cuando uno practica chi kung, nuestro Pequeño Yo encuentra al Gran Yo, al Universo.
Pero hablamos de los humanos. Nosotros los humanos tenemos nueve sentidos. Los animales tienen sólo seis sentidos. No conectan tanto con el Universo. Por eso debemos cuidar nuestro cuerpo, ya que, si caemos, no sabemos si podremos volver a nuestra forma humana. Si uno se suicida, no se hace responsable de su misión, no hace lo que debía hacer. Es la forma más grave de morir. Esto es muy importante. Y la gente no lo sabe. Es un acto muy egoísta.
Una chica que había perdido a su abuela deseaba acompañarla en su camino de luz, entonces decidió ser vegetariana durante 100 días y recitar el mantra para ella. Pasado ese período se dió cuenta de los beneficios de ser vegetariana y comenzó a compartir su experiencia con sus allegados. Su deseo era muy puro, para ayudar a su abuela. A su vez, si quienes recitan el mantra son vegetarianos, el efecto del mismo se potencia, es más fácil conectar con el Universo.
El chi kung que enseño es muy importante porque al estar conectado con la naturaleza en poco tiempo se puede entender muchas cosas. Para entender es muy importante pasar a la práctica lo que uno escucha. En la comida pasa lo mismo, aunque 2 personas tengan la misma receta el plato nunca sale igual. Esto es por la energía que tiene cada persona.
Es muy importante cuidar nuestra mente y nuestros pensamientos.
Así como yo seguí los pasos de mi maestro y amplié su mensaje, también me gustaría que ustedes hagan lo mismo. Pero deben transmitir el mensaje correctamente. Deben ampliar para mejor, y no para peor.
Mucha gente quiere cambiar o inventar prácticas nuevas sin entender bien la estructura del cuerpo, y así terminan perjudicando a otras personas.
En clase se debe aprender y en casa se debe practicar.
Les quiero contar una historia. Un día una pareja de ancianos estaba durmiendo tranquilamente. De pronto el anciano entre sueños lloró despertando a su mujer, quien le preguntó qué pasaba. Él le contó que soñó que se casaba nuevamente con ella, pero en su sueño él quería casarse con otra mujer, por lo que devino en angustia.
Esto tiene una explicación y es que hay que cuidar la afinidad con la persona que elegimos para compartir nuestra vida.
En Taiwán un muchacho pidió a un representante que le encuentre una pareja para casarse. Este le presentó a una chica que no le gustaba, por lo tanto cambió de ciudad y de representante hasta seis veces. Lo curioso fue que cada representante le presentaba la misma chica que él había rechazado en un comienzo. Entonces el muchacho entendió que tenía una afinidad muy fuerte con esa chica y decidió casarse.
A veces la afinidad está más cerca de lo que pensamos y la vamos a buscar muy lejos, pero al final nos damos cuenta que siempre estuvo allí. También es muy importante desarrollar la capacidad de renovar la afinidad. Esto es muy importante en los vínculos de muchos años, para mantener un buen vínculo.
En un grupo de amigos quien entiende este concepto es quien debe elegir los temas de conversación para enriquecer al grupo y potenciar los vínculos entre los participantes. Evitando así los temas de conversación que generan choques entre las personas.
La semana pasada fui al geriátrico para ayudar a las personas. Me acerqué a la cama de un anciano que parecía rechazar mi presencia. Entonces comencé a hablar de un tema que le llamó su atención y de a poquito comenzó a mirarme y dejó que me acercara a través de la palabra. Luego pude darle un masaje y finalmente me llamó para que me quedara con él. A veces no conviene ser tan directo. Ir acercándonos de a poquito , con inteligencia y sensibilidad es mejor para cuidar el vínculo.
-Maestro y si usted siente un rechazo con un paciente o un alumno ¿cómo hace para vincularse?-preguntó Soledad.
-Una vez en mi consultorio una paciente durante el masaje dijo que a mí me gustaba causarle dolor a los pacientes. Entonces le expliqué que en lo único que pienso es en que mis pacientes se recuperen lo más rápido posible. Eso hace que use mi fuerza y me olvide de mis manos, como consecuencia a la noche debo masajearme las manos por los fuertes dolores que siento. Cuando la señora escuchó esta explicación me pidió disculpas porque entendió que yo la trataba con amor, concentración y devoción para que ella mejore.Así aceptó mejor el tratamiento y cambió nuestra afinidad.
-Maestro quiero compartir algo que sucedió durante mi clase particular en el consultorio -dijo Ariel-. La semana pasada estaba con un dolor de espalda que repercutió en un dolor en el pie. Usted me enseñó a llenar de aire la zona para estirar la columna y me dijo que a veces con una palabra alcanza para entender.
-Una vez una paciente muy cabeza dura fue llevada al consultorio por su marido y su hijo. Entonces le expliqué que en nuestro mundo ninguna cosa dura sin romperse. Después de 2 sesiones me regaló un buda gordo en donde atrás estaba escrito su nombre en agradecimiento por mis palabras que la habían hecho cambiar de parecer. Siempre hay que buscar la manera correcta para ayudar a las personas.
Así también es nuestra técnica de taichi chuan , no chocamos fuerza contra fuerza, cambiamos el ángulo para ablandar y maximizar la fuerza utilizada.
-Para la gente que trabaja 8 horas por día sentado en la silla mirando la computadora, y perdiendo la noción de su cuerpo ¿que sugiere que haga para no sufrir tantos dolores?-preguntó Ariel.
-No es bueno que la gente pase 8 horas sin moverse. Al menos cada hora es bueno tomarse 1 minuto para estirar y moverse, y así cambiar la energía y renovar su mente.
Piensen que el avión lleva 300 toneladas y sus ruedas llevan solamente aire. La respiración es muy importante. Hay que observar bien a nuestro alrededor y aplicarlo en nuestra vida pensando cómo puedo ayudar a mi cuerpo.
Nosotros comemos para vivir, no vivimos para comer. Por eso ser vegetariano es importante para desarrollar compasión (no matar animales), y también porque la mente no le da tanta importancia a la comida rica. Pensamos a la comida como combustible.
A veces la mente obstruye la llegada de los nutrientes, nuestro cuerpo se encarga de obtener los nutrientes necesarios de los alimentos. Adentro está nuestro pequeño universo, no falta nada. Si falta es porque nuestra mente está obstruyendo, a veces el gran enemigo es uno mismo.
Si uno puede ganar contra uno mismo, en todos los aspectos de la vida estará perfecto. No hay que buscar competir con otras personas.
-Maestro ¿puede recordarnos qué es lo que le sucede a las almas de los animales cuando hay un exceso en la demanda de carne? – preguntó Carolina.
-Todos los animales tienen alma. Cuando su destino es ser criado solamente para ir al matadero se crea un odio muy fuerte en el animal, que genera mala vibración en el espacio. Quienes comen carne también ingresan esa vibración en su cuerpo. Generando un cambio en sus células. Cuanto más rico es el alimento a las malas células también les gusta más ese alimento.
Por otra parte, cuando se cría animales para consumo de forma industrial, es tanta la cantidad requerida que los animales que están cumpliendo el ciclo de la reencarnación son llamados a la tierra prematuramente. Lo que genera muy mala vibración por la falta de equilibrio.
Por eso en nuestra vida debemos hacer todo correctamente. De lo contrario podemos desequilibrar la naturaleza y provocar desastres. Actuando mal el ser humano, movido por la codicia, rompe todo el funcionamiento de la naturaleza.
Muchas veces una sola persona actuando incorrectamente causa mucho daño para todo un pueblo, tal es el caso de las guerras.
-Maestro, muchas veces no nos damos cuenta de nuestros malos hábitos y malas conductas. ¿Cómo podemos ser más conscientes de estos comportamientos y así poder corregirlos? – preguntó un alumno.
-Una vez estaba en mi consultorio y un paciente me decía: “Yo soy buena persona porque tengo buen ánimo, a las otras personas les caigo bien”. Yo le dibujé en el pizarrón una línea y le dije que, de la línea para arriba, están las buenas personas, de la línea para abajo, las malas. Nosotros estamos en la línea, ni mala ni buena persona, normal. Por cada acción correcta, ayudamos a la gente, estamos sobre la línea, por cada mala acción y mal pensamiento, si somos mala influencia para la gente, estamos por debajo, si dañamos a la gente, estamos más abajo. A veces con una palabra podemos matar a una persona, si justo hay alguien que está mal de ánimo, no tiene esperanzas, está muy deprimida, una palabra mal dicha y en el peor momento, hace que esa persona ya no quiera vivir más. Vemos como una palabra puede tener tanta influencia. Entonces podemos hacer daño, con el pensamiento, con la palabra y con la acción. Debemos estar muy atentos a estas tres acciones cuando nos dirigimos a otra persona. Cuando aparece en nuestra mente ese mal pensamiento hacia el otro, nos enojamos y si somos conscientes de que podemos hacer daño, entonces lo borramos, pedimos perdón, lo sacamos de nuestra mente. Es como cuando mandamos un mensaje, nos damos cuenta de que está mal y lo borramos. Si nos damos cuenta, lo borramos enseguida y no queda en nuestro sentimiento, debemos ser conscientes de que está mal desde nuestro corazón, no debe quedar marca.
Cuanto mayor daño hacemos a la gente, mayor es nuestro karma, entonces tenemos que observar siempre a las personas, prestar atención a su cara, su postura, su espíritu. Aunque veamos que está con buena salud, su espíritu puede estar débil, esto lo podemos observar a través de su mirada, su forma de caminar. Entonces, debemos tener cuidado con las palabras con las que nos dirigimos, podemos levantar su ánimo o perjudicarlo. Cuanto mayor daño producimos al otro, en mayor medida regresa a nosotros.
Les voy a contar algo que pasó en Taiwan. Había dos vecinos, por un lado, una señora mayor que recitaba todos los días el mantra “nan mo a mi tuo fo” y por el otro un señor de unos cincuenta y pico de años que mataba chanchos para vender. La señora le avisaba a su vecino para que se levantara todos los días para que haga su trabajo de matar a los chanchos y el vecino le avisaba a la señora que rezara el mantra. Así se avisaban mutuamente. Al final, la señora se fue al infierno, porque sus palabras ayudaban a su vecino a matar a los chanchos y quedaba vibrando en su interior. Y su vecino no fue al infierno, pero quedó a un nivel de ascensión no tan superior porque por lo menos le avisaba a su vecina para que rezara el mantra.
-Maestro, un ejemplo puede ser también cuando alguien está haciendo un esfuerzo para ser vegetariano y hay otra persona, un amigo, por ejemplo, que le dice que ser vegetariano no es bueno y lo incita a seguir comiendo carne, esto es grave para esta persona, ¿no? –preguntó un alumno.
-Sí, puede ser. Otro ejemplo puede ser cuando una persona quiere empezar a meditar y el amigo lo invita a pasear, a divertirse, y le dice que es mejor que meditar. Las personas que no creen en la meditación, en la próxima vida nunca podrán aprender a hacerlo, siempre tendrá alguna dificultad.
-Maestro, entonces, ¿si uno tiene buen comportamiento durante su vida, hace las cosas correctas, una cosa mal que hagamos, se desmorona todo lo bueno hecho anteriormente? -preguntó una alumna.
-Mantenernos siempre como buena persona es difícil, una mala acción puede echar a perder todo lo bueno que hayamos realizado. En la práctica se sufre para mantenerse como persona correcta. Pero el sufrimiento no debe ser algo que se autoexige con rigor o un castigo o desafío físico para seguir el camino espiritual. El sufrimiento hay que soportarlo con paciencia, para poder resolver las causas de ese sufrimiento de la mejor manera. Es sufrir, por ejemplo, por abstenerse de los placeres mundanos. El sufrimiento debe ser algo natural, como hacer mapu durante más de diez minutos, lo superamos practicando la paciencia.
Si cometemos alguna falta, todo lo anterior que hayamos hecho bien ya no sirve, debemos comenzar nuevamente. Yo les conté alguna vez sobre el empresario que durante muchos años estuvo ganando dinero y quiso cambiar sus máquinas para aumentar la producción y así también sus ganancias. Entonces pidió un préstamo por el cien por ciento del valor de los nuevos equipos, yo le aconsejé que no lo hiciera, pero menospreció mi consejo diciendo que yo no sabía nada porque era médico. A los seis meses se fundió y perdió todos sus bienes lujosos e inclusive su antigua fábrica. Por codicia, perdió todo. Por eso para tener éxito no es tan fácil, hay que ir paso a paso, con estabilidad, con paciencia. Muy pocas personas que son codiciosas tienen éxito por casualidad. Si hacemos todo paso a paso, podemos hablar de espiritualidad. Si logramos las cosas por casualidad, no.
Debemos siempre mantenernos en el camino correcto, no perdernos.
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Resumen de la charla del Maestro Chao Piao Sheng del 22 de noviembre de 2021. Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación: Ariel Yablón, Sergio Arakaki y Federico Winniczuk