Un vaso de leche fresca

Mar 25th, 2023 | By | Category: Charlas con el Maestro

―Luego de la lluvia el ambiente se siente más fresco, ¿no? ―dijo el Maestro―. El aire se siente más puro. Hacía mucho que no llovía, y durante la noche comenzó a llover pero no muy fuerte, sino persistentemente. Así es mejor, porque permite que la tierra absorba bien el agua, y de esta forma se benefician también los vegetales, que pueden aprovechar la humedad. Esto es así en la Naturaleza, pero nosotros también tenemos que hacer lo mismo en relación a nuestro cuerpo: cada día debemos dedicar un poco de tiempo para tranquilizarnos, para limpiarnos, ya que durante el día uno está enfrascado en muchos asuntos y problemas. Por la misma razón, todos los días debemos practicar, la disciplina que sea: taichi chuan, pakua, hsing-i, potenciar la mente, chi kong, o meditación, todas estas disciplinas pueden ayudarnos.

Recién me preguntaban por el curso de Potenciar la Mente: comienza el primer lunes de abril. El martes comienza el segundo nivel del curso de Acupuntura, y el miércoles el primer nivel de Acupuntura. Los que quieran empezar con este último curso aprovechen porque no sé si lo seguiremos haciendo en el futuro. Todos los cursos están relacionados con la práctica que hacemos en la Escuela.

Ahora Angélica les va a leer algo.

―Tengo dos textos para leer―dijo Angélica―. Primero, unas palabras del Maestro:

«Si ayudas a otros a tener éxito, ciertamente también tendrás éxito, pero no ahora, sino en el futuro, ¡porque debe venir de una ayuda sincera!. Si eres envidioso, será muy difícil que logres el éxito en tus proyectos.»

Y luego, esta historia, que nos había quedado pendiente de la semana anterior, llamada «Un vaso de leche fresca»:

«Diez años atrás, un estudiante universitario muy pobre llamado Hao Wu-Te, vendía productos de puerta en puerta para poder pagar sus estudios. Una noche, descubrió que tenía mucha hambre, pero solo le quedaba una pequeña moneda en el bolsillo. Se demoró en la calle, dudando, durante mucho tiempo, hasta que finalmente se armó de valor, llamó a la puerta de una casa de familia y se dispuso a pedir algo de comer.

Pero perdió el valor al ver que una hermosa joven abría la puerta. No se atrevió a mendigar comida, y solo pidió un vaso de agua. Ella vio que él tenía hambre, así que le trajo un gran vaso de leche fresca.

Él lo bebió sin prisa, y luego le preguntó a la joven: «¿Cuánto te debo?», a lo que ella respondió: “No me debes un centavo. Mi madre siempre nos dice que no debemos pedir nada a cambio de una buena acción”. Él, con el corazón lleno de agradecimiento, hizo una profunda reverencia y dijo sinceramente: «¡Entonces, solo puedo agradecerte desde el fondo de mi corazón!»

Cuando Hao Wu-Te hubo partido, sintió que no solo había recuperado sus fuerzas, sino que también había aumentado su confianza en la vida. Antes había estado al borde de la desesperación, dispuesto a abandonarlo todo.

Diez años después, una mujer enfermó gravemente. Los médicos locales estaban desorientados y no sabían qué hacer. La familia, finalmente, la envió a la ciudad para que un especialista examinara su atípica condición. Le pidieron al médico jefe, el Dr. Hao Wu-Te, que hiciera un diagnóstico personalmente.

Cuando el doctor escuchó que la paciente provenía de una ciudad cercana a su pueblo natal, sus ojos se llenaron de un brillo singular. Inmediatamente fue a la sala del hospital donde ella se encontraba. Cuando llegó junto a la cama de la paciente, la reconoció al instante, y decidió dedicar todos sus esfuerzos en salvarle la vida.

A partir de ese día, prestó especial atención a su estado, investigó en toda la literatura disponible y al mismo tiempo realizó consultas a colegas de todo el mundo. Después de incansables esfuerzos, finalmente logró que ella superara su grave enfermedad.

Luego, el hospital confeccionó la factura por el alta y se la entregó a Hao Wu-Te para que la firmara. El médico le echó un vistazo, luego escribió unas palabras en el margen de la misma y la envió a la habitación de la mujer.

Ella no se atrevía a abrirla, porque estaba segura de que le llevaría toda la vida poder pagar esos gastos médicos. Cuando finalmente la abrió, vio una línea en el borde que decía lo siguiente:

¡Un vaso de leche fresca es suficiente para pagar todos los gastos médicos!

Dr. Hao Wu-Te.

Inmediatamente se le llenaron los ojos de lágrimas y, muy emocionada, rezó en su corazón: «¡Oh, Dios! Gracias, gracias por tu amor misericordioso, que propagas constantemente a través de los corazones y las manos de todos». »

―Muy bien―dijo el Maestro―. Estos textos están relacionados. En primer lugar, fíjense qué valor tuvo ese simple vaso de leche fresca. Un valor muy grande. Cuando uno ayuda a alguien en un momento de dificultad, la persona ayudada se acuerda de eso toda la vida. En este mundo, todo va y vuelve, es un círculo entre la ayuda y el agradecimiento por esa ayuda. Por eso, siempre debemos estar atentos a quiénes necesitan de nuestra ayuda. Da igual si el asunto es importante o si se trata de algo simple: cualquier oportunidad de ayudar debemos aprovecharla, sin pensar en la recompensa. Siempre va a haber una vuelta, porque es la ley de la Naturaleza: si se ayuda bien, vendrá el bien; si se hace el mal, vendrá el mal. Por eso, en nuestra práctica debemos cuidar nuestra mente y nuestras acciones.

―Ahora voy a leerles el texto para hoy―dijo Angélica―. El título es «Entrelazamiento cuántico». Dice así:

«¿Saben qué formidable es el entrelazamiento cuántico? Su confirmación derribó los límites actuales del conocimiento humano. El sexto sentido, la telepatía, los fenómenos paranormales y los espíritus: todas estas cosas pueden existir; la ciencia y la tecnología pueden dar un salto enorme.

La confirmación del entrelazamiento cuántico demuestra que los pensamientos realmente pueden hacerse realidad, que el destino de las personas efectivamente se produce por la mente y que las personas realmente pueden controlar su propio destino.

Si pensamos mal de un asunto, se pondrá cada vez peor; es decir, si pensamos que vamos a tener mala suerte, las cosas con las que nos topemos serán terribles. Por lo tanto, hay que hablar de los aspectos positivos, pensar en positivo, tener mucha esperanza y aguardar cosas buenas, y entonces solo las cosas buenas llegarán.

El mundo exterior es tan solo un espejo de nuestro interior, todas las cosas y situaciones son atraídas por nuestra forma de pensar: esto es el entrelazamiento cuántico.

La apariencia nace de la mente y el entorno cambia con la mente, así que empecemos hoy mismo a pensar en positivo, a pensar lo mejor de todas las cosas, para que, de esta forma, mejoremos cada vez más, nuestro cuerpo sea más saludable, seamos más afortunados y tengamos cada vez más suerte.»

Básicamente el texto dice que realmente somos lo que pensamos. Si pensamos bien, las cosas van a salir bien. Si pensamos en miseria, tendremos miseria.

―Nuestra práctica es para el cuerpo y para la mente―dijo el Maestro―. Por eso todos los días debemos escuchar buenas palabras y hacer buenos ejercicios. Esto construye nuestro propio destino. En el curso de Acupuntura les comento que en el riñón se encuentra alojada la energía innata. De la misma forma, nosotros también tenemos un destino innato, que viene de vidas anteriores. Ese destino podemos cambiarlo, pero para eso hace falta esforzarse. Si uno no hace nada, el destino será el que viene con nosotros, el innato. Pero este cambio que podemos hacer puede ser para bien o para mal. Por ejemplo, si nuestro destino era bueno, pero hacemos cosas malas, entonces cambia para peor. Por el contrario, si era malo, pero realizamos buenas acciones, el destino mejora.

Tenemos que tener esto bien presente para no equivocarnos. Por eso yo les envío estos textos, para que los ayuden a mantenerse por el buen camino, para estimularlos. Porque a veces pasa que, sin pensar en hacer el mal, pueden caer con fuerza. Al estimularlos, quiero que sigan mejorando y haciendo el bien.


Resumen de la charla del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 25 de marzo de 2023.
Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación; Andrés Coratella.

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