La palabra «difícil»

Mar 2nd, 2024 | By | Category: Charlas con el Maestro

—Mucha gente dice que esto o aquello en la vida es muy difícil —dijo el Maestro—. Hay que dejar un poco de lado la palabra «difícil». Hay que poner atención al orden: qué va primero, qué va segundo, etc. Como cuando caminamos: lo importante es ver cómo avanzar. En el caso de los pasos, hay que concentrarse en cómo dar un paso, no todos los pasos juntos.

Cuando yo era chico, a los seis años tuve que ir al colegio. El jardín de infantes era opcional, pero el primario era obligatorio, para estudiar, para aprender. La educación es muy importante. Hoy en día, en Taiwán, los colegios de la Fundación Tzu Chi son muy buenos, con muy buenos maestros. Ni bien se abre la inscripción, pronto se terminan las vacantes, porque todos quieren anotar a sus hijos ahí, para educarlos bien.

Por eso, primero debemos prestar atención al orden, a lo que debemos hacer. Cuando nos levantamos ya debemos pensar en los ejercicios que debemos hacer, en la elongación, los movimientos para calentar el cuerpo, para arrancar un nuevo día, para tener energía, para no ser perezosos. Al hacer movimientos, nos da energía para hacer otra cosa. Si uno siempre hace bien el orden de las cosas, nunca se va a equivocar, porque está concentrado en lo que está haciendo.

Volviendo al ejemplo de empezar un nuevo día: lo primero que debemos hacer al abrir los ojos es dar las gracias, porque aún respiramos, aún vivimos. Haciendo esto, sacamos fuera todas nuestras preocupaciones. Al agradecer, ya cambiamos, porque vemos todo lo bueno que tenemos. Luego preparamos todo lo que vamos a hacer durante el día. Yo siempre les explico que hay que buscar la esencia. Por ejemplo, les remarco la importancia del tan lien. Al practicar mucho un movimiento, cualquiera sea, nos fortalecemos, porque se mueve todo el cuerpo. Esto es así porque yo busqué la esencia de cada movimiento, para que sea completo. Cuando yo iba al secundario tenía un profesor de literatura que una vez nos dijo lo siguiente: «Si ustedes logran memorizar bien cuarenta poemas, van a poder escribir ustedes mismos un poema». Esto siempre me quedó grabado. Y es muy cierto: al memorizar tantas cosas diferentes, se aprenden los cambios y las diferencias. Por eso la esencia es lo más importante. El primer paso es lo más importante: al darlo, ya tenemos fe y podemos seguir. Ahora Angélica va a leer un texto.

關於我的教法

Acerca de mi forma de enseñar

Algunos alumnos me han propuesto alguna vez que abriera un gimnasio para enseñar a más gente de manera más cómoda, ya que conozco tantas disciplinas. De esta forma, podría explicar más técnicas y además sería más conocido y mucha más gente tendría la posibilidad de inscribirse y aprender. Yo les respondí que su idea era buena, pero que en realidad había que tener en cuenta varias cosas para ver si convenía o no convenía hacerlo.

Si yo alquilara un gimnasio para enseñar, sí, sería más grande y más cómodo, pero entonces habría que considerar cuántos alumnos como mínimo debería tener para afrontar los gastos, impuestos, etc. Además, todo el tiempo debería estar ahí, y, por lo tanto, no podría trabajar en el consultorio, solo me debería dedicar a la enseñanza. Por un lado, enseñaría, sí, pero no podría enseñar en detalle bien y, por otro lado, no podría tener el consultorio, y en consecuencia no podría ayudar a tantas personas con sus dolencias y enfermedades, que tanto me necesitan. Fíjense que yo utilizo mucho la práctica para el tratamiento de los problemas, están ambas cosas muy relacionadas, así que no podría cortar una de ellas y dedicarme solamente a la otra.

Por otro lado, si me dijeran que entonces debería contratar a instructores, eso es algo que no podría hacer tampoco, porque no es cuestión de poner a alguien que más o menos tiene idea de estas técnicas para que enseñe. Yo quiero enseñar en serio, quiero que mis alumnos y discípulos aprendan de verdad. Esto no es para mí un comercio, no se debe enseñar así. Cuando yo vine a la Argentina, enseguida me di cuenta de que lo fundamental no era ganar mucho dinero, sino que lo importante era enseñar bien. Por eso yo prefiero enseñar en la plaza, al aire libre, sin presiones. Esto para mí es lo más conveniente. Entre otras cosas, me permite enseñarles y exigirles a mis alumnos los detalles pequeños, que hagan bien cada movimiento, que los repitan muchas veces hasta que logren aprenderlos bien. De lo contrario, si tuviera un gimnasio, la gente exigiría que cada día se enseñe un movimiento nuevo. Miren, tengo un alumno que enseña yoga. Él tiene que tomar siempre nuevos profesores para incorporar nuevos movimientos prácticamente cada semana, porque si no la gente abandona. Esto yo ya lo había pensado cuando evalué poner un gimnasio, y con este ejemplo se confirmó lo que sospechaba, así que para mí no conviene: al final, todo se reduce a una simple compraventa. Yo quiero enseñar de forma real, para que la gente no solo aprenda artes marciales, sino que pueda cambiar su vida, utilizando los detalles pequeños para mejorarla.

Ya hace casi 39 años que enseño acá, y siempre tuve este mismo pensamiento. Me han dicho alguna vez que trate de ganar más dinero, pero yo siempre dije que no, no es esa la forma que quiero utilizar: quiero enseñar bien a mis alumnos y quiero hacer buenos tratamientos para mis pacientes. ¿Para qué querer juntar tanto dinero? Lo importante en la vida es hacer cosas que tengan un profundo sentido: así se genera buena afinidad, se da un buen intercambio de enseñanzas que son realmente útiles. Por eso yo siempre les digo que todo lo deben hacer de forma completa. Ojalá que todos los alumnos escuchen mi explicación y entiendan lo que estoy haciendo, y que puedan aprovechar nuestra afinidad para seguir aprendiendo y para obtener buenos resultados. Piensen en una persona que quiere guardar las semillas de una fruta. ¿Quién elegiría una fruta fea para guardar sus semillas? Por el contrario, uno busca la fruta más sabrosa, con mejor forma, más grande y dulce: de esa se guardan las semillas para plantarlas después. Yo también quiero que ustedes hagan lo mismo. Por eso mi enseñanza es de esta forma: sirve para toda la vida y es completa.

—Es cierto esto —dijo el Maestro—. Yo veo siempre a muchas personas a las que les falta paciencia. Tratan el cuerpo como si fuera una máquina: simplemente copian movimientos, siempre nuevos. Eso no es aprender de verdad. No terminan de ver un nuevo movimiento, que ya quieren aprender otro. Piensen en los celulares: es como si quisieran cambiar todo el tiempo de celular. Cuando uno compra un nuevo celular, este trae muchas opciones que uno recién las va descubriendo con el paso del tiempo. Si uno enseguida lo cambia por otro, lo está desperdiciando. Lo mismo ocurre con los movimientos. Por eso, hay que aprender de forma real, cómo utilizar lo que se aprende, no solo para uno, sino para todo. Ya expliqué varias veces mi frase de «uno para todo». ¿Quién puede decir algo de esta frase?

—Cada vez que hago algo —dijo Horacio—, siempre aparecen las frases del Maestro, pero una de las que más aparecen es «uno para todo». Esto me pasa no solo en la práctica, sino en todo lo que hago. Otra frase que recuerdo mucho es que el primer paso es el más importante. Al aplicar esto, empezando el día con esta enseñanza, noto que soy más eficiente en mi trabajo y en general en las actividades que realizo.

—Se me ocurre que también podemos recordar lo que siempre dice el Maestro acerca de cómo comer la caña de azúcar —dijo Darío—. Siempre debemos comer primero la parte más amarga para luego disfrutar lo dulce. Yo cuando me levanto lo primero que hago es ponerme bajo presión: hago ejercicio intenso, levanto peso, hago sentadillas, cosas que me lleven a un estrés físico y mental. Así, todo lo que venga después me resulta más sencillo.

—Cuando uno se levanta conviene empezar poco a poco a hacer ejercicio —dijo el Maestro—. Es decir, no fuerte desde el principio, sino gradualmente. Y lo más importante es acompañarlo con la respiración. Cuando uno levanta peso haciendo hsi suei kong no hay problema, porque uno sí o sí respira bien, de lo contrario, se lastima.

—Yo estoy aprendiendo ahora del Maestro a respirar —dijo Silvia—, y eso me ayuda en toda la práctica que hago.

—Cierto, la respiración es muy importante —dijo el Maestro—. Si uno quiere vivir sano, debe hacer bien la respiración, la actividad y los pensamientos. De esa forma va a mantener su salud, sanando el cuerpo y la mente. ¿Ustedes saben para qué son nuestros ejercicios?

—Son para aprender a respirar, para hacer bien los movimientos y aprender a vivir —dijo Angélica—. Y lo más importante son los detalles pequeños.

—Hoy vamos a practicar tui shou —dijo el Maestro—. Si hay alguna técnica o movimiento que quieran practicar en particular, lo podemos hacer.


Resumen de la charla del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 24 de febrero de 2024.
Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación: Andrés Coratella

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