Aprovechar el tiempo

May 1st, 2024 | By | Category: Charlas con el Maestro

―Hoy a la mañana les mandé una imagen ―dijo el Maestro―. En ella se ve una madera, a la cual se la parte en dos: de una mitad se hace una imagen religiosa, y de la otra mitad, una plancha para el piso. Ahora Gastón les va a leer un texto donde se explica el significado.


可謂價值

Ser valioso

Partiendo de una misma pieza de madera, se utilizó una mitad para hacer una imagen religiosa, mientras que con la otra mitad se fabricó una plancha de madera, de las que se utilizan para el piso.

La plancha de madera, muy indignada, dijo: «Es evidente que ambos fuimos fabricados a partir de la misma madera. Entonces, ¿por qué la gente a mí me pisa y a tí te rinde culto?»

La imagen religiosa le contestó: «Porque tú has recibido tan solo un único corte, mientras que yo he experimentado miles de cortes y raspaduras.»

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En la vida humana ocurre lo mismo: luego de pasar por mucha práctica, entrenamiento y tribulaciones, recién ahí la vida puede revelar su verdadero valor.

Por lo tanto, cuando veas que otros son brillantes, no debes sentir celos, ya que ellos han pagado mucho más de lo que crees…

―La imagen religiosa fue tallada con mucho detalle y esmero―dijo el Maestro―. Eso lo podemos asociar con nuestra práctica. En la vida, debemos practicar mucho. Recuerden: a partir del mismo material, puede haber mucha diferencia

Ahora Gastón va a leerles otro texto.

善用時間

Aprovechar el tiempo

Quiero contarles algo que ocurrió alrededor de un año antes de venir a la Argentina. Ese día, mientras practicábamos con mis compañeros en la plaza de Taichung, vino un hombre de alrededor de 53 años, a quien yo ya conocía. Varios años atrás, en una reunión de amigos, lo había visto por primera vez y nos habíamos puesto a charlar, porque él era experto en lo que llamamos kuo shu, es decir, artes marciales chinas, y yo, en ese entonces, practicaba karate, así que me interesaba mucho el tema. Él me dijo en ese momento que me convenía dejar el karate y comenzar a practicar lo que él hacía, porque era más fuerte y efectivo.

Entonces, como les decía, un día vino a la plaza donde estábamos practicando con mis compañeros, dado que el Sukong ya había fallecido. Al vernos hacer tuei shou, y dado que él conocía muchos estilos de kuo shu y se consideraba muy experto, quiso probar sus técnicas con nosotros. Pero, para nuestra sorpresa, con cada uno con quien practicó, perdió enseguida, y todas las veces lo tiramos al piso. Entonces, este hombre nos dijo que quería practicar nuestro estilo, pero que quería hacer la ceremonia de pai zu con el maestro Wang Shu Chin. Nosotros le dijimos que nuestro maestro había fallecido hacía unos años atrás, así que no era posible hacer lo que pedía. Pero él insistió, diciendo que quería hacer la ceremonia en la tumba del maestro Wang Shu Chin. Todos nos reímos, y le dijimos que no podía ser. Si no, cualquiera querría hacer pai zu con un maestro famoso y antiguo, simplemente yendo a su tumba. En otras palabras, este hombre no entendía el concepto de «generación». Por lo tanto, nos negamos a hacer lo que pedía, y él se fue, porque no estaba dispuesto a hacer pai zu con nosotros, ya que pensaba que su nivel era más alto que el nuestro. En definitiva, perdió su oportunidad de aprender.

Este caso se los cuento para que ustedes tomen conciencia de la calidad de las técnicas que enseñamos en la escuela, y para que traten de aprovechar la oportunidad que tienen de aprenderlas de verdad, profundamente. No es tan fácil encontrar un lugar donde enseñen algo así. Hay gente que se va buscando otros maestros y estilos: está bien, es su esperanza esa búsqueda, pero hay que entender bien al buscar. Si uno encuentra un estilo como este, tan especial, que se enseña de esta forma tan distinta a las demás escuelas, aunque busque y siga buscando, es muy difícil que logre encontrar algo así.

Fíjense en mi caso: cuando yo buscaba una escuela de karate para aprender, elegí tres distintas, en cada una estuve mirando cómo practicaban durante tres meses y, finalmente, las comparé, decidí cuál era la que tenía mejor técnica, y comencé a practicar ahí.

En cambio, el hombre que vino a la plaza y probó tuei shou con nosotros, tenía 35 años de práctica, y no podía creer que hubiera perdido con practicantes de menos experiencia, dado que algunos de nosotros tan solo teníamos cinco o seis años en la escuela. Al no poder aceptar esa situación, creyendo que eso arruinaría su reputación, perdió la afinidad con nosotros, y finalmente perdió su oportunidad para aprender. Y al hacerlo, lo perdió para toda la vida, porque si no fue capaz de abrir su mente al haber visto que nuestra escuela tenía muy buena técnica, más tarde es imposible que hubiese podido cambiar.

Por eso quería compartir esto con ustedes, para que todos mis alumnos y mis discípulos aprovechen que tenemos estas técnicas tan especiales. Hay otra cosa importante a tener en cuenta. Mi maestro realmente era muy fuerte, y hasta el último día de su vida, nunca nadie pudo vencerlo. Su técnica era muy buena, y él practicaba mucho. Ahora bien, ¿por qué mi maestro me dio ese mensaje para que yo viniera aquí? ¿Por qué me mandó a mí y no a alguno de mis otros compañeros, que eran más antiguos que yo? Tengan en cuenta que algunos de ellos estuvieron practicando con mi maestro alrededor de treinta años más que yo. ¿Por qué, entonces, me envió a mí? Y además, ¿por qué me ayudó tanto, inspirándome, desde el día en que vine a este país, para mejorar en todo? Me enseñó con su espíritu para pasarme su inspiración. Yo siempre digo que tuve mucha suerte para que mi maestro me eligiera a mí. Él ya había hecho varios arreglos a las técnicas y formas de tai chi, pakua y hsing-i, pero no estaban terminados todavía. Por eso me envió a mí, inspirándome con su espíritu, para que yo continuara su trabajo de corregir las técnicas y las formas, agregando los detalles pequeños. Y, respondiendo a la pregunta de por qué me envió precisamente a mí, tiene que ver con algo que les digo siempre: «tonto de práctica». ¿Qué quiero decir con esto? Me refiero a que yo tenía mucha devoción, aceptando todo lo que mi maestro me enseñaba, y respetándolo mucho. Por eso, naturalmente, él tenía tanta confianza conmigo. Como ven, hasta el día de hoy sigo haciendo lo que mi maestro me pidió. Ya corregí todas las formas y quiero enseñarles la esencia a todos ustedes.

Por todo esto, les pido a mis alumnos y discípulos que abran su mente y tengan un corazón sincero para aprender bien. Si uno no es tan sincero, si tiene su corazón aunque sea un poco cerrado, va a costar mucho que entre la enseñanza que les estoy dando. Por ejemplo, yo todos los días mando energía al espacio para ayudar a todos mis alumnos y discípulos, pero tienen que estar dispuestos a captar y aceptar esa señal, parecido a lo que ocurre con una emisora de radio: el equipo de radio que usemos tiene que estar encendido y el dial tiene que estar puesto en el lugar correcto para poder captar la transmisión.

¿Por qué les estoy diciendo todo esto el día de hoy? Miren, el 10 de abril pasado, al levantarme por la mañana, no podía ni mover ni estirar la pierna izquierda, ni siquiera podía bajar de la cama. Considero que esto fue un mensaje, un aviso, para mí y para todos ustedes: aprovechen ahora a aprender conmigo, porque no sé cuánto tiempo más voy a poder seguir enseñando. Entonces deben apurarse para aprender a conciencia estas buenas técnicas. Y tampoco pueden pensar: «quiero aprender con el maestro Wang Shu Chin, no quiero aprender con el maestro Chao». Ahora ya no pueden elegir, es imposible. Si alguno insiste en ir por ese camino, lo único que hace es perder la afinidad y la oportunidad. Por eso, aprovechen el tiempo; yo, por mi parte, intento cada día enseñarles todo lo que sé, para que aprendan de verdad.

―Siempre les digo que no sé cuánto tiempo me queda para poder enseñarles ―dijo el Maestro―. Yo tuve el caso de alguien que me dijo que quería aprender con el maestro Wang Shu Chin, no con el maestro Chao. Pensaba que Wang Shu Chin era más famoso y más fuerte. Por eso les conté el caso este que ocurrió antes de venir a la Argentina. Esa persona no quiso hacer pai zu con nosotros, y perdió la oportunidad de aprender. Por eso, siempre tenemos que aprovechar el tiempo. Este estilo que practicamos es muy bueno, mucha gente busca algo así y no lo encuentra. Así que sigan practicando con fe y con paciencia.

Ahora Silvia quiere compartir algo con nosotros.

―Yo siempre le hago muchas preguntas al Maestro cuando voy a practicar al consultorio ―dijo Silvia―. Llevo más o menos unas diez preguntas por sesión. Él me da siempre algún detalle para que el movimiento salga bien. También descubrí muchas cosas relacionadas con la respiración. En fin, he descubierto muchos detalles, los detalles pequeños de los cuales siempre habla el Maestro. Ya repasé los catorce movimientos de chi kong, ahora estoy repasando la forma de tai chi chuan, y mi intención es en algún momento repasar los movimientos de tan lien. Así que le agradezco al Maestro por enseñarnos de esta manera.

―Muy bien Silvia, muchas gracias por compartir esto con nosotros―dijo el Maestro―. Hay muchos casos en donde el movimiento está casi bien, solo falta un pequeño ajuste para que el movimiento salga 100% bien. Si falta ese pequeño ajuste, el movimiento no está del todo correcto. Por eso es tan importante su testimonio, para que no solo sea yo el que les dice esto.

Hoy deberíamos hacer tuei shou, pero vamos a hacer la primera parte de la forma de tai chi chuan. Vamos a ir numerando cada movimiento a medida que los hacemos, justamente para poder captar el detalle que hay en cada uno de ellos. Vamos a practicar.


Resumen de la charla del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 27 de abril de 2024. Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación; Andrés Coratella

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