Enseñar y aprender con amor

May 21st, 2024 | By | Category: Charlas con el Maestro

-¿Ustedes conocen los dos supermercados que hay en el barrio Chino, sobre la calle Arribeños? –preguntó el Maestro–. Uno es Casa China y el otro se llama Ichi-Ban o Ichi-Pan, que significa “el mejor que hay”. Observando el significado de este nombre del supermercado, quería hacerles notar que ustedes vinieron hoy a pesar del frío. Cuando yo tengo algún problema y no vengo, ustedes siguen igual. Eso está muy bien y quería agradecerles mucho su esfuerzo; este grupo siempre tiene que estar unido.

El sábado que viene, a las 15:30, vamos a reunirnos en la Fundación para presentar y coordinar lo que vamos a leer y comentar a los niños y niñas de la escuela que vamos a visitar. Cada uno va a leer la frase que eligió, de las tarjetitas que repartí (aforismos Jing Si). La explicará y dará un ejemplo, y juntos haremos las correcciones necesarias para que estos aforismos sean más comprensibles.

Una vez fueron voluntarios de la Fundación de otro país a perfeccionarse a la Central de Tzu Chi, en Taiwán, sólo en la lectura e interpretación de estos aforismos. Tuvieron que aprender el idioma chino para comprender mejor las frases, y así no perder algún concepto o interpretarlas en forma errónea. La Maestra Cheng Yen considera que es muy importante para el futuro que los niños y niñas conozcan y comprendan el significado de los aforismos. Por eso, nosotros vamos a hacer esta actividad en la escuela.

聆聽和保存

Escuchar y guardar

Alguna vez les he dicho que deben prestar atención a todo lo que escuchan, aunque consideren que en el momento de oírlo no se aplique a la situación que están viviendo en ese momento. Me refiero también a las palabras que cada sábado trato de transmitirles. Quizá hoy no las necesitan, pero el día de mañana pueden llegar a ser muy útiles. Que no les pase como a esas personas que desprecian consejos y buenas palabras, y más tarde, cuando se enfrentan a una situación complicada, dicen: «¡Qué lástima! Creo recordar que alguien me había advertido sobre esto, y me había dicho qué hacer en este caso, pero no recuerdo qué era… ni siquiera recuerdo quién me lo dijo…». Cuando uno no quiere escuchar ni prestar atención, pensando que lo que se está diciendo no tiene importancia o no tiene que ver con uno mismo, se parece a alguien que camina a la noche, en la oscuridad más profunda, y se cae en un pozo. Luego dice «¡Ah! ¡No sabía que estaba este pozo acá!». Si hubiera escuchado, si hubiese prestado atención, no le pasaría eso. Algunos dicen: «no quiero pensar en esas cosas, me traen malos pensamientos». No es eso: muchas palabras se dicen para llamar la atención, para que la persona despierte y esté atenta a algo.

Les voy a dar un ejemplo. Cuando yo hice el servicio militar, en un momento dado nos enviaron a un lugar para aprender cómo manejar máquinas excavadoras. Cómo operarlas y cómo repararlas. Había un muchacho que estuvo con nosotros ahí, pero no le interesaba el tema y no prestaba atención. Siempre decía: «Esto no tiene nada que ver conmigo, no me interesa». Sin embargo, tres años después, su cuñado compró tres máquinas excavadoras, y le pidió que trabaje con él, dado que había hecho ese curso en el servicio militar. Pero él se perdió el trabajo, porque no tenía la menor idea de cómo manejar esas máquinas: desaprovechó la oportunidad por no haber prestado atención en su debido momento. Con este ejemplo quiero mostrarles la importancia de aprovechar cada momento para aprender y guardar internamente lo aprendido. Por un lado, esto estimula el cerebro. Por otro lado, lo guardado puede ser usado en el futuro. Y aunque no se use directamente, está el conocimiento, que puede reinterpretarse bajo otras circunstancias y reutilizarse para resolver otros problemas.

Yo siempre les hablo de mi experiencia en la vida. Desde que era chiquito, con cinco años, estoy trabajando, hasta el día de hoy. Además, mi maestro me mandó acá, y eso hizo que pueda avanzar más en las técnicas y en la práctica en general, no solo para las artes marciales. No sé si recuerdan esto: hace seis o siete años atrás fuimos al Parque de los Niños. En un momento hicimos una charla larga, y un matrimonio que pasaba casualmente por el lugar, se quedó a escucharla hasta el final. Luego se acercaron y me preguntaron qué edad tenía. Cuando les dije que tenía 65 años, me dijeron que el conocimiento que yo estaba compartiendo con mis alumnos y discípulos parecía más bien el de una persona mucho mayor. Por eso yo siempre quiero compartir mis experiencias con ustedes, y les pido que traten de escucharlas y guardarlas en su interior. También me parece muy positivo que hagan la mayor cantidad de preguntas posibles, para que yo pueda explicarles todo lo que sé. Mi explicación está íntimamente relacionada con la Naturaleza. Siempre les digo que es muy importante observar la Naturaleza. Por ejemplo, hoy Horacio estaba practicando chi kong y me decía que observando la Naturaleza al practicar, podía sentir verdaderamente lo que significa «uno para todo».

Fíjense que la práctica que yo les propongo no se limita solamente a las artes marciales, o al mejoramiento de la salud, o al crecimiento espiritual. No se puede elegir uno solo de estos caminos: se ejercitan todos a la vez, naturalmente. Siempre nombro la palabra «completo»: nuestra práctica es completa, y en la vida hay que aprender siempre así. Por eso aprovechen esta afinidad, no sabemos de cuánto tiempo más disponemos. Cada día se nota más la variabilidad y la impredecibilidad de la vida. Vean por ejemplo cuántos problemas de salud tuve en este último tiempo, y muchas veces sin lograr saber exactamente el origen o la causa. Por eso deben escuchar y guardar lo que escuchan. Es como si yo les diera ahora una receta o forma de tratamiento para un síntoma. No deben pensar «yo no tengo ese síntoma, no me importa». Nunca pueden saber si el día de mañana lo van a necesitar, para alguien o para ustedes mismos. Siempre deben proceder de esta manera: escuchen todo, prestando mucha atención. Luego decidan: si sirve, lo guardan; si no, lo dejan pasar.

-La vida es muy variable -continuó el Maestro-. No podemos descartar una enseñanza porque en el momento no se necesita. Siempre deben escuchar, asimilar y guardar, cuando lo necesiten, saldrá en forma espontánea. La unión de este grupo es muy linda, aprenden y se ayudan mutuamente, así, en la otra vida, estarán llenos de enseñanzas y experiencias, y las actividades que hagan desde muy chicos, les será más fácil. La mente tiene la capacidad del Universo y siempre debemos cargarlo de energía positiva, llenarlo de amor, de lo contrario, si tenemos pensamientos egoístas, la mente se carga de energía negativa que limita su expansión.

A partir de un comentario de una compañera, sobre el beneficio del taichi en una situación de malestar, el Maestro dijo:

-Cuando la energía interna del cuerpo se desequilibra, por ejemplo, si comemos algo que nos cayó mal o por un cambio en nuestro estado de ánimo, el practicar taichi nos calma porque sus movimientos son lentos, la energía interna se mueve suavemente y vuelve a equilibrarse. Recuerden que con nuestros ejercicios se mueve todo el cuerpo, desde la columna hasta nuestras articulaciones, aunque no hagamos todos los movimientos, haciendo uno solo, ya equilibramos nuestra energía, es el “uno para todo”.


Resumen de la charla del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 18 de mayo de 2024.
Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación: Sergia Arakaki.

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