Aumentar la dificultad para mejorar la práctica
Ago 31st, 2024 | By Editor | Category: Charlas con el Maestro—Ahora Soledad va a leerles un texto mio que Andrés tradujo del chino ―dijo el Maestro.
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敏感度和自然反應
Sensibilidad y reacción natural
Hace unos quince años atrás tuve que viajar a Taiwán. Aproveché el viaje para visitar a mi hermano mayor, que es médico. Al entrar a su consultorio vi que estaba tratando de aplicarle una inyección a un niño de 8 años. Me llamó la atención porque al chico lo sostenían cuatro personas, una de cada brazo o pierna. Mi hermano me dijo que desde hacía media hora estaba intentando inyectarlo, pero se movía tanto, con tanta fuerza, y hacía tantas contorsiones, que le resultaba francamente imposible. Entonces le dije a mi hermano que no se preocupara, que me dejara agarrar al chico. Me senté en una silla y lo puse boca abajo, apoyado en mis muslos, a la vez que trabé sus piernas y brazos con los míos. Ni bien sentía un movimiento del niño, yo inmediatamente lo frenaba. De este modo, en menos de un minuto, mi hermano pudo inyectarlo sin ningún problema. Imagínense la sorpresa, no solo de mi hermano, sino también de sus familiares, los mismos que habían intentado sostener al chico: simplemente no lo podían creer. No entendían cómo a cuatro personas les resultaba imposible sostener al chico, y uno solo había podido hacerlo. Pensaban que se trataba de magia, o que había utilizado algún tipo de mantra o similar, para controlar los movimientos del chico. Yo les dije que si uno no practicaba, es cierto, podía parecer mentira; pero que no era magia ni nada parecido, sino sensibilidad. Con sensibilidad, ya antes de que pudiera hacer el movimiento, yo lo frenaba. Es decir, sentía el inicio de cada movimiento, y no dejaba que se desarrollara plenamente.
Por eso yo siempre les digo: si se hacen bien los detalles pequeños, se aumenta naturalmente la sensibilidad. Y al tener sensibilidad, automáticamente se desarrolla la reacción natural. Luego, esto puede aplicarse en cualquier caso y situación. Quizá con este ejemplo que les conté puedan entender mejor por qué yo siempre les digo «uno para todo». Todos los casos que les cuento están relacionados con nuestra práctica. A veces, al charlar con alguno de ustedes sobre algún aspecto de la práctica, me trae el recuerdo de un caso que tuve anteriormente, como ocurre con este ejemplo que les cuento hoy, que surgió de una charla que tuvimos hace poco con Darío.
Siempre les digo en la plaza que los detalles pequeños son muy importantes en nuestra práctica. A todos les pido que practiquen con mucha paciencia y concentración. ¿Para qué desear aprender tantos movimientos? Es muchísimo mejor practicar uno, pero bien. De esa forma se puede aplicar en todas las situaciones. Es mejor «uno para todo» que «mucho para poco» o, lo que es aún peor, «mucho para nada». A muchos les cuesta esta idea, pero yo siempre les cuento mi experiencia y mi ejemplo, para que no pierdan tiempo. Y no solo eso, sino que así lograrán un mejor efecto y mejorarán su vida. Yo, cada vez que veo algo, de cualquier tema, trato de buscar la manera más adecuada y conveniente de utilizarlo o realizarlo. Si uno practica y tiene experiencia, profundizando uno solo, sale todo. Dado un caso cualquiera, ya sabe de qué manera tiene que tratarlo. Por ejemplo, cuando yo veo un objeto descartado en la calle, inmediatamente pienso en qué forma podría utilizarlo en el futuro. Hay que practicar así: la mente está siempre despierta. Eso se logra acostumbrándose a los detalles pequeños. Con los objetos pasa algo similar: mucha gente descarta objetos porque ya no son útiles para el fin que tenían, pero no piensan que pueden ser utilizados de otra manera. Reutilizando y reciclando los objetos, obtenemos muchas ventajas. Por un lado, les damos otro uso, evitando gastos innecesarios de dinero. Por otro, disminuimos la contaminación de nuestro planeta. Además, al reciclar objetos, aumenta nuestro mérito, porque estamos cuidando la naturaleza. Otra ventaja es que siempre contamos con objetos a nuestro alrededor que, al saber reciclarlos de una manera conveniente, nos ayudan a resolver problemas. Y finalmente, si uno se acostumbra a pensar en qué podría hacer con tal o cual objeto, se estimula nuestra mente. Si no tenemos objetos en desuso que nos permitan usar nuestra imaginación, nuestra mente se vuelve muy cómoda, muy perezosa, y además perdemos las ganas de hacer cosas. Así que fíjense cuántas ventajas que se obtienen con la misma práctica.
Por eso, nuestra práctica es muy útil, y yo les comparto siempre mi experiencia. Hay gente que «cobra» su experiencia, pero yo se las comparto con alegría, desinteresadamente, para ayudarlos. También suelo pedirles que me hagan preguntas. En general, muchos maestros evitan las preguntas, por si no saben las respuestas. Para mí, eso no importa, yo quiero que me pregunten sobre cualquier tema: si yo sé, les voy a explicar todo al detalle, sin problemas. En este mundo, el conocimiento que tenemos debemos compartirlo con los demás; eso nos estimula. Si uno es egoísta y guarda sus conocimientos, al final se muere y no queda nada: se pierde todo.
Así que ya ven, nuestra práctica es muy importante y la podemos utilizar en infinidad de situaciones. Como en el caso que les conté hoy, del chico que no permitía que le aplicaran una inyección. Los que vieron eso pensaron que era magia, pero en realidad se trataba del resultado de practicar los detalles pequeños: sensibilidad y reacción natural. Esta sensibilidad y reacción natural son las mismas que utilizo cuando alguien me quiere atacar, o agarrar. El cuerpo siente instintivamente, y luego sale la reacción de golpe, como un rebote. Si viene un golpe externo al cuerpo, esa fuerza vuelve, como rebotando, al que la aplicó. Esa es la sensibilidad y la reacción natural. Esto es muy útil, así que aprovéchenlo. Muchas veces les he dicho que la mente, la vista y el movimiento deben unificarse. Muchos tienen malas costumbres y les cuesta mucho, pero aquí me tienen, para ayudarlos a superarlas. Espero que cada uno pueda avanzar bien en su práctica.
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―Como acaban de escuchar en el ejemplo que se leyó, nuestra práctica es muy útil, porque puede ser utilizada en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier situación ―dijo el Maestro―. Recién escucharon que se dijo que no hay que perder el tiempo. Eso se logra utilizando al máximo cada momento. Y para eso, se necesita tener mucha paciencia y mucha concentración. De esa forma, se utiliza todo el tiempo para practicar.
Por eso siempre les hablo y les insisto con la importancia de los detalles pequeños. Hay gente que no le gusta practicar así, siente que la práctica es muy aburrida, que siempre se está haciendo lo mismo. Pero dentro de cada movimiento hay que buscar la riqueza, profundizando bien en la práctica. Acuérdense de esto: profundicen uno, no busquen demasiadas cosas. Profundizando uno, va a salir todo. Esto les va a traer muchas ventajas. Entre otras, uno se va a sentir muy conforme consigo mismo, y además va a ser menos ansioso, porque no va a tener necesidad de estar todo el tiempo buscando otra cosa. La paciencia se cultiva de esta forma.
¿Alguien quiere compartir algo?
―Mientras escuchaba lo que leía Soledad ―dijo Horacio―, me surgió una pregunta. ¿Cómo hacer para sacar las malas costumbres? Y me acordé lo que usted me comentó una vez con respecto a esto: hay que hacer cada vez más difícil la práctica, porque así cuesta más y uno debe aplicar mayor concentración. Y luego, cuando lo difícil se hace fácil, hay que incrementar nuevamente la dificultad.
―Es cierto ―dijo el Maestro―. Por ejemplo, caminar es sencillo, pero si uno camina sobre un caño, hay que estar muy atentos, hay que concentrarse mucho para no caerse. Siempre que hay dificultad, cada día surge la alegría al obtener algún éxito, por pequeño que sea. Por eso hay que buscar cosas difíciles para hacer. Si uno solo busca lo fácil, nunca aprende bien. Otro ejemplo es la caminata de pakua, donde uno tiene que estar muy concentrado para, sin mirar, mantener el círculo y la posición correcta. Además, es importante hacerlo lentamente, para que la mente esté en el movimiento y realmente se puedan obtener beneficios.
Practicando cosas difíciles, surge la paciencia, y de ahí, naturalmente, la concentración. Cuando uno ya se acostumbró a una práctica, hay que hacerla aún más difícil, para seguir avanzando y mejorar incluso espiritualmente. Por ejemplo, en tai chi o chi kong, aunque hoy solo practiquemos un único movimiento, pero muchas veces, se va a notar un gran progreso, un gran efecto. Hay que utilizar bien cada segundo de práctica.
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Resumen de la charla del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 24 de agosto de 2024. Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación: Andrés Coratella