Pensamiento, palabra y acciones correctos

Ago 27th, 2024 | By | Category: Charlas con el Maestro

-Todos los ejercicios hay que hacerlos con voluntad, con paciencia y concentración -dijo el Maestro-. Pero voluntad ¿para qué? Para la salud, para mejorar el cuerpo, la vida. Debemos tener amor por nuestro cuerpo, así, entonces, tendremos voluntad para mejorar nuestra salud-.

A partir del comentario de un alumno sobre la fuerza del amor, el Maestro contó una historia sobre un hombre que estaba debajo de una camioneta. El vehículo estaba sostenido por un crique, que en un momento se venció. La camioneta cayó sobre el hombre. Al ver la situación, la esposa, sin pensarlo, levantó la camioneta con toda su fuerza y permitiendo que el marido saliera. ¿De dónde sacó esa fuerza? Del amor.  

Ahora Angélica va a hacer la lectura de hoy:

三個好規範

Los tres preceptos

Siempre les digo que los pensamientos, las palabras y las acciones deben ser correctos. Esto es lo que denomino «los tres preceptos». Cuando se realiza práctica espiritual, o en general cualquier tipo de práctica, estos tres preceptos deben respetarse. Si falta uno, el resultado no es correcto. A veces la gente dice «sí, está más o menos bien, esto puede andar», pero en el fondo es incorrecto.

Con respecto a tener buenos pensamientos, esto es algo que hay que aprender. Cuando uno nace, mientras es un bebé, los pensamientos son sencillos y puros. Pero al ir creciendo y tener contacto con la sociedad y los distintos problemas, los pensamientos se van «contaminando». Es muy fácil copiar mal y desviarse del buen camino. Para el mal uno se encamina muy fácilmente, mientras que para el bien, hay que esforzarse. Entonces, hay que aprender. Pero si uno quiere aprender solo, cuesta mucho. Hay gente que sí tiene mucha facilidad para aprender y manejar muy bien su mente, pero esto es porque en otras vidas ya ha llegado a un nivel más alto. Pero en general, hay que buscar bien en la vida con quiénes uno debe estar cerca. Esto incluye grupos, amigos, etc. Siempre les dije que a la familia uno no la puede elegir, pero a los amigos, sí. Así que hay que rodearse de gente que lo ayuden a uno a aprender y a mejorar. Primero hay que escuchar las palabras de los demás, para luego analizar si son correctas o no. No hay que aceptar todo sin pensar. Esto es particularmente importante cuando uno elige un maestro con el cual aprender. Cada uno tiene su experiencia y conocimiento distinto, y uno debe elegir. Por esta razón, primero hay que aprender a observar y a escuchar. Así, eligiendo bien a quiénes tenemos cerca, podremos aprender bien y lograr un pensamiento correcto.

En cuanto a las palabras, uno debe aprender primero a escuchar. Si uno no aprende a escuchar, cuesta decir las palabras correctas. Piensen, como ejemplo, en una persona sorda, que al no haber escuchado jamás ni una sola palabra, queda mudo, no puede hablar, ya que no sabe manejar los sonidos. Con esto les quiero remarcar qué importante es aprender primero a escuchar. Entonces, primero hay que escuchar buenas palabras y explicaciones, y en segundo lugar, hay que leer más, para tener más conocimiento. Luego, la mente debe actuar como una red, para filtrar y quedarse con las palabras que conviene guardar. Las palabras son muy importantes. Cuando dos personas discuten, lo hacen con palabras, muchas veces fuertes. Fíjense que es muy difícil ver a dos mudos discutir. Pero las palabras pueden traer problemas. Una palabra puede ser muy filosa, puede lastimar mucho. A veces, una palabra es muchísimo peor que un arma. Se puede «matar» a alguien sin armas, sin cuchillos: tan solo con palabras. Esto pasa entre personas, pero también entre países, que empiezan discutiendo con palabras, y terminan en la guerra. Es por esto que uno, si sabe manejar bien las palabras, ante la posibilidad de chocar con el otro, puede cambiar las palabras y hacer que todo se suavice y la discusión no escale. Si uno discute y pretende imponer al otro su punto de vista, como si uno supiera todo, las cosas terminan mal: eso nunca funciona. Por todo esto, hablar buenas palabras trae muchas ventajas, uno puede llevarse bien con todos los que trata, en cualquier lugar.

Después de los pensamientos y de las palabras, llegan las acciones. Aunque no haya palabras de por medio, los pensamientos que tengamos en nuestra mente se traducen en acciones. Si uno realiza movimientos sin pensar, termina haciendo cualquier cosa, como un loco, que no usa su mente para pensar. Por eso, los pensamientos deben ser correctos, para que salgan también buenas acciones. Esto asimismo está relacionado con el buen aprendizaje. Por ejemplo, en nuestra práctica, tenemos los detalles pequeños, y usamos nuestro cuerpo para el control mental. Las sensaciones del cuerpo nos permiten lograr que la mente entienda más y sepa qué es correcto y qué es incorrecto. Hay un ida y vuelta: la mente influye en las acciones y, a su vez, las acciones en la mente. Esto es así porque la experiencia que uno logra a través del cuerpo es más correcta. Los movimientos del cuerpo, para que sean buenos, deben salir muy fluidos, muy cómodos y suaves; ninguna parte debe estar trabada, ni debe perderse el equilibrio. Esto quizá se puede entender sin dificultad, pero si no se lo practica, nunca se logra. Piensen en nuestra práctica, donde a veces un solo movimiento debo corregirlo infinidad de veces. Yo a veces les pregunto a algunos alumnos si entendieron el movimiento, y me responden que sí. Quizá lo entendieron con la mente, pero no con el cuerpo. Mente y cuerpo deben ser uno solo. Con el cuerpo deben practicar mucho, hasta que se haga costumbre. Para hacer eso, hay que aprovechar la clase, tanto acá en la plaza como en el consultorio, para corregir, pero luego, en la semana, hay que practicar mucho en casa. Si el movimiento no se hace costumbre en uno, entonces en la clase se va a volver a corregir, luego en la semana se va a volver a olvidar, y así se pierde siempre el tiempo, que es tan valioso. Por eso, uno mismo debe practicar mucho. Para ayudarlos, en el caso de tai chi chuan, últimamente opté por numerar los movimientos, como una ayuda para que controlen que estén haciendo todos los movimientos sin obviar ninguno, empezando y terminando cada uno en el lugar correcto. Los movimientos de la forma a veces cuesta aprenderlos, porque es necesario que la mente esté siempre presente. Si está en otro lado, ya el movimiento no sale bien. Por eso, las acciones siempre deben estar acompañadas por la mente, para manejar bien los movimientos y lograr lo que yo llamo «tomar sensación», es decir, incorporar de tal manera los movimientos para que ya formen parte de uno y produzcan alegría al ejecutarlos, y hagan que uno se sienta bien y cómodo. Eso aumenta el interés por la práctica también. Si la práctica se torna aburrida, la gente normalmente la termina abandonando. En cambio, si uno se siente bien al practicar, si lo disfruta, va a querer practicar muy seguido. Incluso puede ocurrir que algún día piense «hoy no quiero parar de practicar, voy a seguir un buen rato más». Si piensa así, y si sigue practicando, significa que está haciendo una buena práctica. Recuerden: es muy importante que el cuerpo, la mente y el movimiento estén unidos, con fluidez, que uno tenga ganas de practicar. Así se genera energía y se fortalece la técnica. De otra forma, se invierte mucho tiempo en la práctica, pero no se avanza bien. Si falta concentración, se tarda mucho en avanzar.

Entonces, es fundamental manejar bien la mente para tener buenos pensamientos, y aprender a escuchar para tener buenas palabras y buenas acciones. Las tres cosas juntas ayudan a la práctica, y por ende a la vida misma. Esto es lo más importante: nuestra práctica influencia a toda nuestra vida, no solo a la salud o al aspecto marcial, sino también a nuestra espiritualidad, y en general, a todo lo que hacemos. Utilizando los detalles pequeños, podemos cuidar bien nuestra mente. Tan solo con los detalles pequeños, la mente y la acción se unifican, de tal forma que resta cuidar nuestras palabras. Por eso la práctica reviste tanta importancia. Así que ya saben: cuiden siempre sus pensamientos, sus palabras y sus acciones. No de vez en cuando, sino en todo momento, durante toda la vida, para lograr un alto nivel espiritual.

-Muchas personas valoran lo espiritual –dijo el Maestro-, y esto es correcto porque mejora la mente. Pero también debemos tener en cuenta cómo se interrelacionan con la palabra y la acción. Cuando uno tiene malos pensamientos, va a usar palabras hirientes y malas acciones. Por eso es importante cultivar correctamente los tres preceptos. En nuestra práctica hacemos los ejercicios concentrados, logramos el control mental, entendemos cómo funciona nuestro cuerpo y la sensación que produce esos movimientos; mente y acción unidos. Yo les hablo para que completen el aprendizaje, les explico para que entiendan mejor.


Resumen de las charla del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 17 de agosto de 2024. Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación: Sergio Arakaki.

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