Pensar bien, hablar bien, actuar bien.
Ago 9th, 2024 | By Editor | Category: Charlas con el Maestro-A continuación Darío leerá un texto mio que Andrés tradujo del chino -dijo el Maestro.
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Empezar a practicar ahora
Hoy quisiera hablarles sobre la práctica cuando uno está jubilado. Hay gente que dice que va a practicar o a hacer determinada actividad cuando se jubile. Por ejemplo, tai chi chuan, o cualquier otra disciplina. Mucha gente planifica para el futuro, pero yo siempre digo que la vida es muy variable. Muchas veces he preguntado: «¿Quién está seguro de que tendrá un mañana?». Nadie puede contestar con seguridad a esta pregunta. Si uno dice que sí está seguro, entonces corre un gran peligro, porque está mostrando su soberbia.
Les voy a contar algo que ocurrió una vez en Taiwán. En una conferencia, se le preguntó a la gente que asistía a la misma: «¿Quién piensa que mañana va a tener un día sin problemas?». Solo un hombre quiso levantar la mano, pero su mujer agarró el brazo del hombre y lo tiró con mucha fuerza para abajo. Ella entendió que uno no se puede mostrar seguro con respecto al mañana, al futuro.
Hay otro caso muy conocido, también en Taiwán. Había un militar de alto rango, con cuatro estrellas (equivalente a un teniente general en Argentina) que ya estaba jubilado. Era muy fuerte, y siempre se había dedicado a llevar gente para subir a la montaña. Incluso a sus 98 años seguía llevando gente, porque era muy conocido y muy fuerte. Un día, estando en Estados Unidos, una periodista se le acercó y le preguntó si pensaba que iba a poder llegar a los 100 años. Él contestó que creía que no iba a tener problemas en llegar a esa edad. Pero, sin embargo, luego de dos meses se engripó, tuvo neumonía, y finalmente falleció. Por eso siempre digo, ¿quién puede asegurar el mañana? Aunque uno pague un seguro de vida, eso solo asegura el dinero, pero no la vida en sí. No se puede asegurar nada en este tema, no hay que ser soberbio. Esto es algo importante que quería aclararles.
Entonces, volviendo al tema de practicar cuando uno se jubile, como acabamos de ver, la vida es muy variable, así que decir esto ya de por sí no es conveniente, porque no sabemos si habrá un mañana. Por otro lado, cuando uno ya es mayor, comenzar una actividad cuesta mucho, primero porque el cuerpo ya no responde como en la juventud, y además, la memoria tampoco está tan fresca, cuesta un poco más entender las cosas. No es fácil coordinar la mente con el cuerpo en esas condiciones. Otra cosa que tampoco ayuda es la paciencia, que suele acortarse a esa edad si uno no la trabajó antes. Y, por otro lado, la duración de la práctica cuando uno es mayor se ve asimismo limitada. Finalmente, cuando uno pasa a ser jubilado también pueden surgir problemas económicos, que hacen que no se pueda practicar tan fácilmente. Fíjense cuántos obstáculos hay si uno piensa practicar recién cuando se jubile.
Lo mejor es practicar desde que uno es joven. Aunque no se disponga de tanto tiempo, debido al trabajo y a otras cuestiones, es mejor aprender algo y practicarlo en su casa, aunque sea cinco o diez minutos para mantenerlo. En uno o dos años seguramente va a notar una gran diferencia si se compara con alguien que no practica. Con ese mantenimiento se va avanzando poco a poco, acostumbrándose al ejercicio. El cuerpo y la mente se unen para incorporar el ejercicio, y por más que se vaya envejeciendo, puede mantenerse sin problemas, ya es parte natural de uno mismo. Eso es lo que yo llamo tener «buenas costumbres». Si uno, por el contrario, pretende incorporar ese ejercicio más adelante, en la vejez, cuesta mucho. Es muy difícil, a esa edad, unir cuerpo y mente. Fíjense que las personas mayores se caen fácilmente. Esto ocurre porque la vista, la concentración y la movilidad cuestan mucho.
Por eso, no hay que esperar a jubilarse para comenzar a practicar, eso es casi imposible, por todos los factores que les dije anteriormente. La vida hay que construirla paso a paso, no de golpe. Mucha gente quiere hacer grandes cambios de golpe, y eso no se puede. Es como pretender levantar un gran edificio de un día para el otro. Primero hay que armar bien la base, poco a poco. Una vez que la base está firme, entonces sí, se puede comenzar a construir. En la vida, la base se construye en la juventud. Imagínense que, en la vejez, los músculos y los huesos ya no tiene tanta fuerza para sostener y para moverse, entonces, ¿cómo podría uno construir la base en esas condiciones? Volviendo al ejemplo de la construcción, la base debe ser muy fuerte, con cemento, ladrillo, hierro. Si no, ¿cómo puede sostener el peso de tantos pisos? En nuestra práctica ocurre lo mismo. Si uno ve que necesita practicar, debe hacerlo ya mismo, sin perder más tiempo. Si uno dice «mañana», el mañana va a ir pasando, los meses se van a convertir en años, el tiempo pasa muy rápido. Hay que empezar ahora.
Hay que planificar bien la vida. Las actividades que requieren más tiempo de aprendizaje deben comenzarse antes, para que no resulten tan difíciles luego. Piensen en una montaña con 200 o 300 escalones. No hay que mirar la cima de la montaña, con eso no se logra nada. Hay que mirar el escalón más próximo, subirlo, y hacer lo mismo con el siguiente, paso a paso. Con paciencia, uno a uno, se va a llegar. Si uno, estando abajo, piensa: «un día, cuando sea mayor, voy a llegar a la cima de la montaña», eso resultará imposible. Hay que empezar antes a subir de a poco. En la vida también es así: hay que empezar ahora.
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-Antiguamente los emperadores eran enviados a la Tierra para que pudieran gobernar con sabiduría -dijo el Maestro-. Su destino estaba fuertemente marcado y la sociedad gozaba de mayor honestidad. Hoy en día la sociedad se ha corrompido y eso obstaculiza el libre desarrollo de los buenos destinos de las personas. Nuestra práctica enseña y estimula a vivir una vida con menos problemas, más correcta.
Hoy en día el deseo se rige por la codicia, si se rigiera por el gran amor no habría problemas. Nuestra práctica genera energía positiva.
Una vez a un discípulo que quería ser monje le dijeron que debería cumplir 250 preceptos. Como le pareció mucho acudió a Buda y este dijo que sólo debería cumplir tres: pensar bien, hablar bien, actuar bien. El discípulo tardó en darse cuenta que estos tres preceptos cultivaban la esencia de los 250 preceptos.
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Resumen de la charla del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 3 de agosto de 2024. Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación: Federico Winniczuk