Aprender para cambiar nuestro destino
Nov 25th, 2024 | By Editor | Category: Charlas con el MaestroAhora Dario va a leer un texto mio que Andrés tradujo del chino:
醒悟
Despertar y comprender
Hoy quisiera hablarles sobre un concepto que en nuestra lengua llamamos hsing wu, y que podría traducirse como «despertarse al conocimiento», «abrir los ojos» o «salir de la ignorancia». Todos nacemos y venimos a este mundo, pero en un principio no sabemos por qué. En el budismo creemos que cada uno nace en una cierta familia por su afinidad a sus miembros, y así se forma el carácter y la personalidad. Cada uno tiene su propio destino. Pero luego, al ir desarrollándose la vida, uno va contactándose con distintas personas, o incluso animales, va viviendo diferentes situaciones, y entonces cambian los pensamientos y la ideas que uno tiene, y esto también está relacionado con la afinidad. Por ejemplo, piensen que una persona está buscando trabajo en una determinada profesión, pero, después de mucho buscar, no consigue absolutamente ningún empleo. Con el tiempo, si la situación no cambia, probablemente comience a buscar otro oficio para hacer, y ahí sí encuentre un trabajo: esto está dictado por la propia afinidad. Finalmente, a esto lo llamamos nuestro «destino».
En general, se piensa que el destino es fijo y no se puede cambiar. Si uno quiere cambiar su propio destino, debe aplicarse con mucha fuerza de voluntad, con una mente muy fuerte. De no hacerlo así, es cierto, es muy difícil cambiarlo. Hay que tener en cuenta que nosotros venimos a este mundo para aprender, para practicar. Cuando uno aprende algo, puede cambiar, porque conoce otras cosas, se forman otras ideas. La práctica, a su vez, nos da fuerza para cambiar. Ambas cosas, aprendizaje y práctica, son necesarias. Entonces, finalmente, para lograr cambiar nuestro destino necesitamos forjar una gran fuerza de voluntad, gobernada por nuestra mente.
En nuestra práctica, en los ejercicios que hacemos, ya se puede observar cómo está la fuerza mental, la fuerza de voluntad de cada uno. Yo siempre les muestro cómo deben hacer los ejercicios, pero también me veo obligado a explicarles, adicionalmente, muchas cosas relacionadas, para que la mente de ustedes acepte la práctica, ya que la mente y el cuerpo deben estar unidos en todo momento y, ciertamente, también al practicar. Por eso, yo siempre les hablo de los detalles pequeños. Si uno no tiene fuerza de voluntad, es fácil que otra persona le diga cualquier cosa y lo afecte negativamente. Por ejemplo, si una persona se está esforzando para estudiar una carrera o trabajando arduamente, y viene otra persona y le dice que tal otra carrera o trabajo es más fácil, que en muy poco tiempo ya obtiene resultados, puede ser que la persona deje entonces lo que estaba haciendo. Eso demuestra falta de fuerza de voluntad.
Les voy a contar un caso. Un muchacho, hijo de un paciente mío, dejó de estudiar porque los compañeros, todos de mucho dinero, le decían que sus padres les daban dinero y compraban lo que querían, que no necesitaban trabajar o esforzarse para nada. El padre de este muchacho, en cambio, era muy serio y le decía que eso no era correcto, que debía estudiar sí o sí. El muchacho no quería aceptar esto, y, por lo tanto, dejó sus estudios. Ante esta situación, el padre vino y me pidió que hablara con su hijo. Yo le dije que llevara al hijo a la plaza a practicar, porque si no lo conocía, si no tenía momentos oportunos para hablar con él, resultaría imposible aconsejarlo. Entonces el padre lo llevó a la plaza, y luego de dos meses de haberlo observado, de estudiar atentamente su personalidad y su carácter, comencé a hablar con él. Le pregunté a este muchacho, que se llama Julio, qué estaba haciendo en su vida. Me contestó que trabajaba en Carrefour. Cuando me dijo que tenía 19 años y que había dejado los estudios, me contó que lo hizo porque sus compañeros podían comprarse lo que querían muy fácilmente, ya que sus padres le daban el dinero, pero, en cambio, su padre no le daba nada, y, por lo tanto, él quería trabajar para juntar su propio dinero. Yo le dije que esa no era la forma de resolver su problema. Le pregunté entonces qué había estudiado antes, y me dijo que estudiaba electrónica. Al decirle que era una pena que hubiera dejado, ya que seguramente podría tener un muy buen futuro con esa carrera, me dijo que en Argentina nadie pensaba en el futuro, que la juventud no pensaba en el futuro. Al oír esto, le dije que, aunque sus compañeros no pensaran en el futuro, el sí debía hacerlo, y así iba a llegar muy lejos. Le di este ejemplo: el presidente de un país es uno solo, no todos son presidentes. Si uno quiere tener un buen futuro, debe esforzarse y sobresalir, no puede simplemente quedarse como todos los demás. Con estas palabras logré estimularlo: él se quedó pensando sobre este tema durante toda la semana. A la semana siguiente, me contó que había dejado su trabajo porque comprendió que debía luchar mucho para mejorar. Yo le dije que estudiara bien y terminara su carrera de ingeniería electrónica. Le dije que actualmente, en la ciencia, la electrónica y la química eran muy importantes, así que esto terminó de abrirle los ojos y darle ánimos para estudiar con dedicación. Aquí tienen un ejemplo concreto de lo que nosotros denominamos hsing wu. Julio pudo entender que debía esforzarse, y así lo hizo: comenzó a estudiar nuevamente. Yo lo felicité, y me alegré mucho al ver que cambiaba su destino de una manera tan notable. De no haber cambiado, su destino hubiera sido de pereza, hubiera desperdiciado su vida.
Por todo esto, es importante aprovechar la práctica que hacemos en la plaza para mejorar nuestras vidas. Yo siempre trato de traerles ejemplos, como el que les conté hoy, para que ustedes también despierten y mejoren su fuerza de voluntad, la cual está regida, en última instancia, por la mente. Siempre les digo que la práctica grupal es muy importante. Por un lado, el campo de energía que se forma ayuda a mejorar la voluntad y la paciencia de cada uno. Además, mejora la afinidad entre los integrantes del grupo. Usando los detalles pequeños, mejoramos la condición de cada uno y, así, podemos cambiar nuestra vida. Aprovechen cada vez que les muestro un ejercicio, explicando la forma o hablando de algún ejemplo: todo esto ayuda a mejorar la condición de cada uno, para poder cambiar. Con nuestra práctica se pueden lograr muchas cosas. En una palabra: la práctica hace que mejore nuestra mente, aumente nuestra fuerza de voluntad y, de este modo, podemos cambiar nuestro destino. También la energía del grupo ayuda a este propósito. Algunos dicen «tal persona del grupo no me gusta, tal otro me genera rechazo», etc, pero finalmente son todas excusas. Es bueno participar en el grupo: yo trato de ayudarlos para que haya armonía y se acepten entre sí.
Siempre les digo que no deben ver nuestra práctica de manera limitada, pensando que practican tai chi chuan para sanar el cuerpo o para mantenerse en forma. Las ventajas son muchísimo más amplias que eso, es lo que yo llamo «uno para todo». Este ejemplo de hoy espero que les sirva para entender cada vez más este concepto, que es tan importante. Yo todo el tiempo quiero ayudarlos en la búsqueda de oportunidades para cambiar su destino y para mejorar su fuerza de voluntad. Quizá alguno de ustedes no se da cuenta todavía de estas cosas, y por eso mi deber es ayudarlos. Si uno no hace cosas, como, por ejemplo, ayudar al prójimo a través de la Fundación Tzu Chi, uno no sabe el potencial que tiene escondido. Todas estas formas que yo busco para estimularlos, mis ideas, mis ejemplos, todo esto es lo que podemos sintetizar en la palabra china hsing wu. Por lo tanto, les pido que recuerden bien estas palabras: el objetivo final de nuestra práctica es cambiar nuestro destino y mejorar nuestra vida.
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-El ejemplo que compartí ocurrió más o menos hace veinte años -dijo el Maestro-, El padre es psiquiatra y vino con su hijo a la plaza para practicar. Luego de practicar el hijo me acompañaba caminando hasta mi casa, por lo que aprovechaba para darle mis enseñanzas. Mis palabras lo hacían reflexionar sobre lo correcto e incorrecto, y poco a poco fue cambiando, se produjo su despertar al conocimiento, su Hsing wu.
Nuestra práctica debe ser interna, con atención, reflexionar y observar internamente sobre los pensamientos, emociones y experiencias vividas. Al final de cada día, cada año, debemos realizar esta introspección de lo que hicimos, para que cada día, cada año, ser mejores personas. El ser humano tiene la capacidad de cambiar el mundo, el Universo, para mejor. Pero previamente debe aprender actuar bien. Por eso nuestra práctica debe ser amplia, para ser personas de bien, aplicando el uno para todo.
En Tai Chi, se dice que hay ocho movimientos básicos, fijos para practicar. Esto yo lo sé pero no se los enseño así. Yo quiero que aprendan uno para todo, no que memoricen ocho, uno para que practiquen mucho para que luego desarrollar sensibilidad en el cuerpo y que la reacción sea natural.
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Resumen de la charla del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 16 de noviembre de 2024.
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Desgrabación: Sergio Arakaki