El paisaje interior
Nov 17th, 2024 | By Editor | Category: Charlas con el Maestro-Cuando cada uno toma vacaciones ve muchos paisajes –dijo el Maestro-. ¿Están cansados de los paisajes de nuestro mundo?
-Todavía no, Maestro –contestó una alumna -.
-Todavía no pueden llegar al paisaje interno –continuó el Maestro -. Hay que ver el paisaje interno. Una buena práctica, con más práctica focalizada ahí. Si están bien concentrados van a poder verlo ¿Cómo está su paisaje interno? ¿Es lindo?
-Está bien mi paisaje interno y me siento bien al practicar –contestó una alumna.
-¿Y paisajes de otro mundo? –preguntó el Maestro. —Todavía no llegué –dijo la alumna –
-Primero este mundo y luego otros mundos –dijo el Maestro. Angélica contó que viajó a Calafate y que sus ojos no alcanzaban a describir la belleza de ese sitio.
-Es muy costoso para nuestros ojos –dijo el Maestro-. Les falta brillar más para poder ver. Por eso en lo interno se puede ver más.
Vamos a leer un texto mío que Andrés tradujo del chino.
內家之練
La práctica de las artes marciales internas
El sábado pasado Eugenio me contó que un maestro de karate, que tenía muy buena técnica y hacía mucho tiempo que practicaba, un día descubrió que si hacía los movimientos de manera lenta, podía profundizar mucho más en su práctica. Entonces, se puso a pensar en que era parecido a la forma de practicar tai chi chuan, por lo que buscó a un maestro y se puso a practicar. Cuando Eugenio me contó esto, le dije que si uno usa la forma de karate para practicar lentamente, el resultado obtenido es muy distinto que el que se obtiene al practicar la forma de tai chi chuan. Esto ocurre porque los movimientos de karate se cortan, están marcados uno a uno, mientras que en tai chi chuan hay una continuidad sin fin de los movimientos, lo que da lugar a que existan muchos detalles pequeños y que se pueda lograr una fluidez que no se puede encontrar en los movimientos del karate. Esto se los cuento para que vean la gran ventaja que tienen ustedes, al estar practicando directamente sin haber pasado por el largo camino que tuvo que recorrer ese maestro de karate. Además, como nuestra forma y técnicas tienen, particularmente, el agregado de tantos detalles pequeños, deben aprovechar la oportunidad que tienen, para practicar nuestro arte marcial interno de verdad y aprovecharlo por completo.
Siempre les comento que cuando hay más detalles pequeños, el movimiento se torna más sutil y, en otras palabras, se puede entender bien la esencia. Fíjense que este maestro de karate se dio cuenta de que la única forma de encontrar la esencia era la práctica interna. Pero el karate no está preparado para esto. Quizá puedan entenderlo mejor con un ejemplo. Supongamos que alguien quiere clavar un poste en la tierra. El poste debe terminar en punta para entrar bien en la tierra. Pero, si en el extremo no tiene punta, cuesta muchísimo clavarlo en la tierra, y más aún si se quiere llegar a una cierta profundidad. Por el contrario, con el extremo terminado en punta, el esfuerzo que lleva clavarlo en la tierra es muchísimo menor. Esto es lo mismo que ocurre con karate: sus movimientos no están preparados para la práctica interna. No están dadas las condiciones para practicarlo de esa forma. Es necesario que existan los detalles pequeños, la continuidad y la sutileza de la técnica como condición necesaria para la práctica marcial interna. Esto lo he dicho desde que comencé a enseñar, pero veo que a veces cuesta un poco entenderlo, y por eso tengo que buscar ejemplos para explicarlo.
Los detalles pequeños requieren mucha concentración. ¿A qué me refiero con esto? Es muy parecido a lo que sucede cuando queremos sacar una foto: debemos enfocar bien el objetivo para que la foto quede bien, para que salga nítida. Si nosotros nos enfocamos en nuestra práctica, dejando de preocuparnos por muchas cosas que lo único que hacen es distraernos y alejarnos del objetivo final, obtendremos finalmente grandes beneficios. Los detalles pequeños son fundamentales, porque, en nuestra práctica, una de las cosas más importantes es el manejo de la vista, en relación con la mente, las manos y piernas, y el cuerpo en su conjunto. Todas estas partes hay que unirlas y enfocarlas en una sola dirección; no pueden estar separadas.
¿Cómo hacer, entonces, para que la mente sea más sencilla y pueda realizar lo que acabo de explicar? La mente, si no se la controla, es muy salvaje, se dispersa fácilmente. La única solución para este problema son, justamente, los detalles pequeños. De hecho, al abocarnos a la tarea de lograr que la vista trabaje en conjunto con las demás partes del cuerpo, la mente naturalmente se aquieta. Esta es la única manera de realizar correctamente nuestra práctica. Si de verdad queremos practicar un arte marcial interno, debemos practicar de esta forma. Si faltan los detalles, si no hay concentración, la práctica es muy superficial. Cuando hablamos de artes marciales internas, nos referimos a aquellas cuya práctica llega al centro de uno mismo. Si queremos controlar nuestra mente, debemos hacer los movimientos muy lentamente, y en forma fluida. El ritmo de los movimientos debe sincronizarse con el ritmo de la Naturaleza. Si se logra esto en su totalidad, se capta la energía de la Naturaleza, y se la puede mover junto con el cuerpo. Esto representa un nivel más alto en la práctica, y es lo que yo tantas veces les dije: «uno para todo». Es aprovechar cada movimiento para utilizar la fuerza de la Naturaleza. Alguna vez les conté que se pueden controlar los desastres naturales, tales como incendios, grandes tormentas y fuertes vientos, solamente utilizando la fuerza de la Naturaleza, no la fuerza propia.
Por todo esto, es muy importante que aprovechen el tiempo, la afinidad y la oportunidad. Les voy a contar un caso para ilustrar esto último. Hace alrededor de ocho años atrás, una señora fue a la plaza para hablar conmigo. Me contó que su marido tenía un gran sueño: que sí o sí debía aprender pakua. Pero, como no tenía dinero ahorrado, vendió una propiedad y con ese dinero comenzó a aprender pakua. Lamentablemente, fue a una empresa que lleva el nombre de «pakua», pero que no tiene nada que ver con este arte marcial. Solo pusieron una especie de caminata en círculo, pero nada más: no es el verdadero pakua. El hombre estuvo varios años practicando ahí, hasta que cayó en la cuenta de que no se trataba del verdadero pakua, que era una mezcla de estilos. La señora, al contarme el caso de su marido, lloraba, pensando en los años y el dinero perdido, pero no solo eso, sino que su esposo había perdido la voluntad de practicar. Si uno no sabe comparar y elegir correctamente, es muy probable que se equivoque y lo pierda todo. Yo ya hace treinta y nueve años que enseño acá, y siempre les digo que sí o sí los detalles pequeños deben practicarse. Hoy les cuento este ejemplo para que ustedes presten atención. No sé cuánto tiempo más voy a poder dar clases, así que les pido que mediten en esto y lo consideren seriamente.
Cuando vine a la Argentina, en un principio practiqué solo tai chi chuan, pakua y hsing-i. Alguien me vio una vez practicando en una plaza y le comentó al maestro Lin Ching Sung. Él me pidió tres veces que fuera a enseñar a su instituto: las primeras dos veces me negué, pero la tercera, accedí. Él hizo mucha propaganda sobre estos estilos y, a partir de ahí, muchas escuelas en Argentina quisieron copiarlos, aunque no los entendieran bien y nunca los hubieran practicado. Y también ocurrió que mucha gente comenzó a interesarse por su práctica. Supongo que este muchacho del cual recién les hablé, también fue uno de ellos, pero es una lástima que, por haber decidido incorrectamente, ingresando en un instituto que no enseñaba el verdadero arte marcial, haya terminado mal su experiencia. A veces, a la gente le cuesta entender cómo escuchar, cómo observar, cómo comprender. Esto es lo que siempre trato de transmitirles. Yo vine acá porque mi maestro me dio un mensaje: no es que vine a la Argentina por mi propia voluntad, con la intención de ganar dinero. Para mí fue un verdadero desafío dejar Taiwán, junto con mi esposa e hijas. Mi familia me preguntaba para qué iba a Argentina, qué iba a hacer allí. Parecía un ciego, que va tanteando con las manos para avanzar. Pero por suerte, mi maestro me iba guiando en el camino. Por eso, aún hoy, todos los que pertenecemos al grupo tenemos muy buena afinidad con mi maestro. Hay algunos, sin embargo, que aún dudan y todavía comparan con otros estilos y no se dan cuenta del valor de nuestro propio estilo. Les puedo asegurar que tanto en tai chi chuan, como en pakua y hsing-i, no hay otro estilo mejor que el nuestro. Cada movimiento de nuestro estilo tiene una razón de ser y una muy buena explicación, ya sea para su aplicación como para los efectos positivos en nuestra salud. Incluso en los 24 movimientos de tao-yin tenemos una gran ayuda para nuestra salud y para la práctica del tai chi chuan. Por todo esto, les pido que aprovechen esta afinidad, con fe y tranquilidad, para practicar bien y no perder más tiempo. Piensen en el sueño tan fuerte de ese muchacho, que hasta vendió su casa para practicar pakua. Ustedes no tienen que llegar a tanto, pero su ejemplo es muy bueno para que entiendan la importancia de la voluntad, la paciencia y la concentración para avanzar en la práctica. Espero que estas palabras les sirvan de estímulo: sigan adelante y practiquen con mucha fe.
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-Mientras iba leyendo me iba acordando de todo –dijo Angélica-. De usted y del maestro Lin.
-Cuando hablé con el señor de la historia, Daniel Fresno estaba al lado mío –dijo el Maestro-. Su sueño tan fuerte de aprender pakua, vender una casa, tuvo un final tan triste. Yo vine acá y empecé a enseñar pakua. Toda la gente no entendía qué era pakua, tampoco hsing-i. tai chi ya se enseñaba (estilo Yang) entonces la gente lo conocía. Cuando yo vine empecé a cambiar otra cosa. Todos querían un estilo moderno. Ustedes tienen suerte ya que reciben el estilo original y antiguo de pakua, hsing-i y tai chi. Yo arreglé los estilos antiguos pero originales
¿A ustedes qué les gusta más, el estilo original o cualquier cosa? (risas). En general a cada uno le gusta más el original. Mapu es de verdad y por eso se logra buena práctica.
-Había visto por youtube el video de un maestro de alto nivel de karate –dijo Eugenio-. Muchas de sus explicaciones se parecían a las del Maestro. Al karate al principio se lo ve muy rígido, pero cuando uno lo ve en alto nivel ya no se ve tan rígido. Por ahí la técnica no esta tan optimizada para interno, pero no es tan duro como se lo suele ver. Justamente le comentaba al Maestro, que cuando el Sukong fue a Japón, muchos karatecas lo desafiaron y luego se pusieron a practicar tai chi. Hay escuelas actuales en Japón que descienden del Sukong. Como que empiezan en lo externo y terminan en lo interno. Esto me hizo pensar que el alto nivel siempre es interno.
-Muy bien -dijo el Maestro-. Al final buscan lo original (risas). El buscó en internet y encontró esta noticia. Es bueno para dar validez a este testimonio.
-Con Carolina y Camila -dijo Darío– el sábado pasado fuimos a un juego de realidad virtual con lentes. Era nuestra primera vez con lentes. Nosotros le dijimos a la chica antes de subir y ponerlos los lentes. Le pedimos que nos ponga el nivel más peligroso y difícil. Como subestimando la experiencia ya que era estando sentados y pensamos que pasaba en la imaginación. El juego es el del barco que se mueve, pero a un nivel gigante, rozaban los edificios, daba la vuelta, se veía todo el cielo. Era impresionante. Dos veces tuve que cerrar los ojos porque realmente una parte de mi cabeza me decía “estas sentado, no pasa nada”, pero mis ojos me decían todo lo contrario. Eso lo relaciono y lo comparto acá en la práctica para decir la importancia de los ojos. Los ojos pueden ser fácilmente engañados, pero a la vez el ojo es tan potente para dirigir todo. Yo sabía que estaba sentado, pero en un momento tuve que cerrar los ojos porque me dio miedo. Transpiré, sentí adrenalina y la fuerza G. Todo eso sucedió porque estaba sentado. No paso nada, pasó solamente en mi ojo que se lo transmitió a mi mente. Cuando el juego terminó, nos sacamos los anteojos, las miré a ellas dos y las vi todas coloradas, despeinadas y transpiradas. Como si hubiesen tenido adrenalina y nos quedamos así y no pasó nada. Estuvimos todo el tiempo sentados. Entonces digo la importancia de los ojos y de la mente. Eso quería comentar.
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Resumen de la charla del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 9 de noviembre de 2024. Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación: Andrés Finkelstein.