Garantías

Dic 19th, 2024 | By | Category: Charlas con el Maestro

-Cuando uno quiere saber cómo está el tiempo, se fija en el pronóstico –dijo el Maestro-, y esto ayuda al grupo al momento de realizar el mantra para ayudar a que mejore el tiempo y se despeje.

-Yo lo recito a las 7 de la mañana –dijo una alumna.

-Algunos empiezan la noche anterior –dijo el Maestro–, para darle más tiempo para que logre su efecto.

Durante mi ausencia, todos los asuntos que tengan que ver con el grupo los centralizará Angélica. Ella luego me los transmitirá.

-¿Si alguien se porta mal, le aviso? (risas) –preguntó Angélica-. También saco las fotos de cada clase.

-Si vemos a alguien que no está contento, Angélica le sacará fotos (risas) –dijo el Maestro.

El 26 de enero habrá un evento en la Fundación. Yo no voy a estar. Por favor, Darío, ayuda en la organización del salón. Cuando me envíen la invitación, la compartiré con ustedes. Por favor ayuden y participen, porque seguramente en verano va a haber menos gente para ayudar. Ahora Angélica va a leer el texto de hoy.

保證

Garantía

Hace unos dieciocho años atrás vino al consultorio un hombre para atenderse por primera vez. Antes de que lo tratara, me dijo que quería que le diera una garantía. Yo le pregunté por qué me pedía una garantía, y me dijo que era porque él ya había ido a ver a los más famosos médicos del mundo, pero, sin embargo, ninguno había podido solucionarle el problema que tenía. Yo le dije que, si había visto a los médicos más famosos, tenía que tener en cuenta que yo no era famoso. Él me respondió que tenía muy buenas recomendaciones mías, que había escuchado que yo era muy bueno en medicina china, y que él necesitaba una garantía de que el tratamiento iba a ser exitoso. Al oír esto, le agradecí por tener tanta confianza conmigo, incluso al no ser tan famoso. Y le dije que, si necesitaba una garantía, se la iba a dar. Pero eso sí: para darla, tenía quince condiciones que debía cumplir. Las condiciones eran las siguientes:

1. Al comer, debía ingerir solo lo necesario: no comer mucho. Y los horarios para las comidas debían ser fijos, tres veces por día. Además, no podía comer cualquier cosa, yo le iba a decir qué cosas podía comer y qué cosas no.

2. Todos los días debía dormirse temprano y levantarse temprano, alcanzando 8 horas de sueño.

3. Debía hacer ejercicios cada día, entre una hora y media y dos horas por día, para mantener la energía.

4. Siempre debía tener una sonrisa en la cara.

5. No podía enojarse.

6. Siempre debía pensar en positivo, jamás en negativo.

7. Todos los días debía cantar cinco canciones alegres.

8. Al comer, debía masticar 36 veces cada bocado.

9. Todos los días debía leer un buen texto, mínimo media hora, para ayudar a la mente.

10. Siempre debía pensar cómo ayudar a la gente, de cualquier forma que fuera, con el objeto de aumentar su misericordia, y así ayudar a sanar su cuerpo y cargar felicidad para esta y todas sus vidas.

Además de estas diez condiciones, le di cinco más, pero esas eran muy particulares de su caso, por eso no las digo acá. Estas son generales y podrían aplicarse a cualquier persona.

Al escuchar todas estas condiciones, me dijo que nadie podría cumplirlas. Yo le dije que si él no podía asegurarme de cumplir estas simples condiciones, que lo iban a ayudar a sanar su propio cuerpo, no podía exigirme a mí una garantía. El hombre, finalmente, accedió a ser tratado, aunque no contara con ninguna garantía escrita.

En general, todos usan mal su cuerpo, y por eso surgen las enfermedades. Si uno no se puede controlar a sí mismo, no es tan fácil que otros lo ayuden. Uno es el responsable de su propia salud. Cada día hay que realizar buenas acciones y hablar buenas palabras. Si uno hace las condiciones que leí, se van a evitar lo que dice el cartel que colgué en mi consultorio: en la vejez, no van a mantener a los médicos.

-¿Qué les parecen estas garantías? –preguntó el Maestro-. Le dije que aceptaba darle garantía, pero con condiciones. Cuando escuchó las condiciones, dijo como puede ser. Cuando uno mismo no puede, le pide a otro. Pero es tu cuerpo. El señor volvió y siguió con el tratamiento y mejoró. Yo traté muchos síntomas. Por ejemplo, culebrillas, con tinta china se cura y se cicatriza afuera pero adentro queda dolorida por los nervios. Ayer vino otro paciente. Menos mal que vino ayer, sino habría que esperar un mes y medio, y el dolor es muy fuerte. Lo traté y le saqué el dolor enseguida. En muchos casos, si entendés el origen del dolor, lo podés tratar enseguida.

Por eso en su caso, tuve que analizar su origen y entender bien qué pasó. Si uno no hace bien y correcto, puede hacerle mal al paciente. Por eso le puse las condiciones para su tratamiento y cómo tiene que hacer. Cuando cumple esas condiciones, en realidad se cura solo. No hace falta tratamiento (risas). Por eso en nuestra práctica, siempre les hablo con ejemplos. Cuántos ejemplos puedo dar con los detalles pequeños. Para que comprendan que los detalles pequeños funcionan para todo. Préstenle atención y tengan una buena práctica. Por eso sirven para toda la vida, para cualquier cosa que realicen.

Alguien quiere comentar algo.

-¡Buen viaje, Maestro! Traiga alfajores (risas) –dijeron varios alumnos.

-No hay alfajores allá -respondió el Maestro-. Tenemos un pan hecho al vapor. El 15 de agosto, con la luna llena se festeja y se come las galletas de la luna. Hay un cuento al respecto que ya les voy a contar.

Ahora vamos a practicar.


Resumen de la charla del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 14 de diciembre de 2024.
Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación: Andrés Finkelstein.

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