Conocerse a uno mismo

Feb 26th, 2025 | By | Category: Charlas con el Maestro

―Vamos a organizar una salida de dos o tres días ―dijo el Maestro―. Tenemos que ver adónde podemos ir. Quizás vayamos en Semana Santa. Más adelante lo definiremos bien.

Además, quería comentarles que voy a dictar un curso nuevo este año: electropuntura. Hay algunas personas que me preguntaron si se pueden conseguir los aparatos. Lo que voy a hacer es hablar con un importador, para poder importar los dispositivos directamente desde Taiwán. También podríamos importar otras máquinas, que sirven para diagnosticar todos los meridianos. El curso durará entre tres y cuatro meses.

Ahora Angélica les va a leer el texto de hoy.

學習才自己改正

Aprender y corregirse

Hay mucha gente que no se conoce a sí misma. Si uno se conoce a sí mismo, no se va a equivocar, no va a hacer cualquier cosa, no va a estar desorientado en la vida. Esto está relacionado, también, con la personalidad de cada uno. Hay personas que están siempre tratando de controlar a los demás. Muchas veces, quieren hablar siempre ellas, y no dejan hablar a los demás. En general, se trata de personas muy soberbias. Siempre controlan y critican a los demás, pero nunca a sí mismas.

También hay personas que rápidamente se quejan cuando los demás cometen el más mínimo error o equivocación, pero no dicen nada de sí mismos cuando cometen grandes equivocaciones. Y si alguien les trata de mostrar su error, enseguida se enojan mucho, incluso llegando a agredir físicamente al que les está indicando el problema. En este caso no se trata de soberbia, sino de pensar que uno mismo siempre es perfecto, y, por eso, les resulta imposible aceptar las críticas de los demás. Muchas de estas personas dicen que ellas «son así», y con eso se quedan conformes. ¿Qué pasaría si todos dijéramos eso? Actualmente, la población mundial asciende a 8.200 millones de personas, aproximadamente. ¿Qué ocurriría si cada uno, con su propia personalidad, se enojara y dijera «yo soy así»? Los conflictos serían muchísimos más de los que ya hay.

Por eso, hay que aprender, para, luego, cambiar y mejorar. Muchos viven tranquilos porque no violan ninguna ley, y, equivocadamente, piensan que por eso su vida es correcta. Sin embargo, hay muchas cosas que violan las leyes de la Naturaleza, y, por más que no estén presentes en ninguna ley civil, violarlas es un grave error e indica que la persona está yendo por un camino equivocado. Por dar solo un ejemplo: nadie es arrestado por ser egoísta, eso no está tipificado en la ley; nadie va tampoco preso por ser soberbio. Mucha gente, entonces, cree que su vida está bien, y esto es un gran error. Vuelvo a lo que les decía al principio: hay que conocerse a uno mismo, hay que entender, a cada instante, qué se está haciendo. Muchos, lamentablemente, comprenden esto cuando ya han caído muy bajo, cuando ya es demasiado tarde. Por eso, hay que aprovechar cada momento, viendo qué se puede aprender. Siempre debemos prestar mucha atención a las leyes de la Naturaleza: ellas nos indican qué es correcto y qué no. Es necesario seguir el camino de la Naturaleza: si uno hace algo en contra, a la larga va a tener problemas.

Yo he conocido a muchas personas que iban en contra de la Naturaleza, y que se han mostrado muy sorprendidas cuando les hablé sobre todo esto: la mayoría me dijeron que nunca nadie les había planteado el tema como yo. Esto es muy importante: si uno se topa con alguien que le abre los ojos y que es capaz de explicarle este tipo de situaciones y de darle estas enseñanzas, debe aceptarlas y ser muy agradecido. Hay que enmendar el camino, no seguir errando. Nuestra práctica nos enseña esto a través de los detalles pequeños, porque ante cada movimiento, ante cada paso, debemos observar con atención si lo estamos haciendo correctamente o no, y, si no es correcto, debemos evaluar por qué no lo es, para, finalmente, corregirlo. Así hay que hacer en cada aspecto de la vida. Podemos comparar a los detalles pequeños con las líneas que tenemos en las hojas de escritura: sin ellas, nuestras oraciones lentamente se irían torciendo, y el resultado sería muy malo. Las líneas mantienen nuestra escritura en la posición correcta; los detalles pequeños hacen que vayamos por el camino correcto en la vida. En resumen: a cada paso, debemos conocernos más, debemos ver qué estamos haciendo y corregir lo que está mal, siempre guiándonos por la Naturaleza. Utilicemos los detalles pequeños para esto: aprovechémoslos.

―¿Conocen a alguien, en este mundo, que pueda decir que ya aprendió todo lo que podía aprender? ―preguntó el Maestro―. Seguramente que no. Es imposible aprender todo. Aunque uno estudiara diez carreras, y se doctorara en todas ellas, igual le faltaría aprender muchas cosas. La maestra Cheng Yen está rodeada de gente con varios doctorados, y, sin embargo, ella está constantemente corrigiéndolas para que enmienden sus vidas. La maestra, con treinta amas de casa con las que inició originalmente la Fundación, logró tantas cosas, como podemos ver hoy en día. Esto le hubiera resultado imposible con treinta personas doctoradas, porque por el simple hecho de ser doctores, les hubiera costado mucho ser humildes, pidiendo colaboración a otras personas. En la vida, siempre tenemos que mantener la humildad, nunca podemos «tocar el techo»: debemos ser humildes y querer aprender siempre. Nunca se termina de aprender. Con solo los detalles pequeños, podemos hacer muchas cosas.

―Quisiera comentar algo con respecto a este tema ―dijo Darío―.  Hay una posición en la forma, justo antes del movimiento llamado «acariciar la cola del gorrión», en la que tenemos las dos manos al frente, una al lado de la otra. Pero, si simplemente giramos muy levemente el cuerpo, una queda más adelantada que la otra. Si alguien nos estuviera agarrando ambas muñecas, ese pequeño movimiento ya desestabilizaría al oponente, y luego, girando el cuerpo, sería muy fácil lanzarlo y deshacernos del agarre. Entonces, vemos que con un cambio leve de ángulo, aparentemente menor, se logra un efecto muy positivo. Este es uno de los detalles pequeños de los cuales habla el Maestro.

―Estas pequeñas cosas, estos detalles pequeños, lo cambian todo ―dijo el Maestro―. Son muy importantes, y deben prestarles mucha atención. En ese movimiento del que hablaba Darío, además de usar el movimiento de todo el cuerpo, debemos hacerlo relajados, sin fuerza, para no dar indicios al contrincante de lo que se va a hacer.

Yo les doy siempre muchos ejemplos para ayudarlos en la práctica, para que presten atención constantemente a todos los movimientos.

Nosotros siempre tenemos que guardar estos pequeños detalles interiormente, para ser utilizados cuando se necesiten. Es como cuando guardamos pequeñas partes o piezas de objetos, para poder ser utilizadas en el futuro al reparar otra cosa. Hay gente que propone deshacerse de todo, para no preocuparse por nada. Pero, para practicar, es necesario tener objetos con los cuales aprender y resolver problemas. Debemos excitar siempre a nuestro cerebro, para mejorar cada día más.

Bueno, vamos a practicar.


Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 22 de febrero de 2025. Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación: Andrés Coratella.

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